/ Juan Carlos Franco
Sorpresa: en Medellín, que es tan innovadora, no existe una entidad o persona encargada de asegurar que las obras e intervenciones que se planean sí cumplan con un mínimo de respeto por los derechos del peatón.
Pensaría uno, con algo de ingenuidad, que para eso está la Subsecretaría de Espacio Público. Pero no, resulta que no tiene nada que ver con el tema. No sabe, no responde. Sus funciones principales son administrar vendedores ambulantes, autorizar avisos y conceder (o no) permisos para eventos.
Pregunta uno por el tema de postes atravesados en las aceras, todo un atentado contra la caminabilidad y el espacio público, y le dicen que vaya hable con Empresas Públicas.
Pregunta uno por teléfono en EPM y no saben a quién pasar. Y quien pasa no muestra el menor interés en saber de qué le hablo.
Solo cuando el suscrito denunció los casos por TV, al otro día corrieron a poner guardas amarillas en los cables tensores horriblemente atravesados en las aceras de Los Balsos, arriba de la Superior.
Pregunta uno a alguna autoridad por las aceras interrumpidas por obstáculos como muros de concreto, casetas de vigilancia, señales de tránsito, postes de todo tipo, tensores muy poco visibles y uno capta de inmediato la mirada confusa, como pidiendo que pasemos rápido a otro tema.
Tenemos ya una muy innovadora APP llamada HuecosMed con la que pueden reportarse huecos en las vías, para salir a taparlos ya mismo y que los vehículos no sufran.
Pero ¿acaso alguien ha pensado en que esta buena idea se aplique también a las aceras, para proteger al peatón? Cuando una acera se daña pueden pasar años y años hasta que la administración se decida a hacer algo.
El mensaje es claro, en nuestra innovadora ciudad sigue siendo mucho más importante el conductor que el peatón. Modelo viejo, muy poco innovador. Y muy poco incluyente.
O sea, cada entidad puede vigilarse a sí misma (buen chiste!). El triste resultado salta a la vista, si no hay doliente nadie toma en serio el asunto.
La propuesta de esta columna es entonces muy concreta y va para el alcalde Aníbal, recientemente tan empeñado en reorganizar su organigrama: Monte usted una Subsecretaría de Caminabilidad. Una entidad al interior de su administración que se ocupe de resolver los problemas arriba mencionados. Y además:
•Que coordine entre sí las entidades de infraestructura y servicios públicos para que jamás en la vida se les ocurra atravesar postes y tirantes metálicos en medio de las aceras.
• Que exija a los constructores hacer primero la acera externa, y luego el edificio. Claro, dejando un espacio para entrar y salir.
• Que le ponga presupuesto serio al tema de reparación, mantenimiento y reconstrucción de aceras. Y de cebras.
• Que le dé un cursito a las curadurías del Municipio para que solo aprueben licencias si están bien resueltas las aceras externas y otros espacios caminables.
Que pueda multar al dueño del bus o camión que se suba y destruya las aceras. Ah, y por supuesto a las motos. ¿Cómo así que se montan a la acera para hacerle el quite a una contravía, y todo el mundo tan tranquilo?
• Que haga seguimiento a la construcción de aceras y exija y haga cumplir pólizas de estabilidad.
• Que haga pedagogía al resto de la ciudad: a constructores, inmobiliarios, conductores, peatones, etcétera.
• Que le dé sentido a los días sin carro: listo, no sacamos el carro, caminamos. ¡Pero que nos queden ganas de volverlo a hacer!