Mucho les hablan de la arepa, pero la experiencia es negativa. En comederos o corrientazos por lo general se la sirven fría y tiesa. Y lo que dicen de las frutas me emociona.
Durante 2019 he tenido la oportunidad de gestionar y desarrollar diferentes experiencias y turismo gastronómico para extranjeros, lo cual me ha brindado ciertos entendimientos sobre lo que perciben de nuestra cultura, en especial sobre los sabores de nuestra tierra.
Para efectos de esta columna, consolidé cuatro temáticas recurrentes que en su mayoría representan las conversaciones que he tenido cuando pregunto: What does Colombia taste like? (¿A qué te sabe Colombia?). Veamos:
A fritos:
Muy preocupante, y aunque reconozco el valor de las tradiciones gastronómicas que tenemos en frituras, cuando extranjeros hacen la referencia es de manera negativa. Se hastían de comer frituras, que están en todas partes, y ni hablar de su baja calidad nutricional. Responden a un sistema de alimentación industrializado, monocultivos y pérdida de biodiversidad.
A fruta:
Colombia es uno de los países con mayor diversidad de frutas comercialmente disponibles y escuchar que esto se ve reflejado en sus experiencias, me llena de emoción. Hay un trabajo muy grande por hacer, puesto que seguimos enfrascados en salpicones y jugos. Con un poco de innovación podemos llevarlas al siguiente nivel.
A arepa:
Hay sentimientos encontrados, ya que este alimento, tan representativo, en su mayoría no es percibido como placentero, sino algo que desilusiona. Mucho les hablan de la arepa, pero la experiencia es negativa. Los que se atreven a comprarla en el supermercado, consiguen una arepa industrializada y en comederos o corrientazos, por lo general la sirven fría y tiesa. Pregunto por el color y la mayoría dice que era blanca (con excepciones de la de chócolo), lo que me muestra la pérdida de diversidad.
A poco picante:
Hay una cierta expectativa de encontrar sabores “calientes”, pero para sorpresa de ellos, y mía, somos gastroanalfabetas en ajíes. Aunque tenemos cientos de variedades, y en otras regiones del país se utilizan muchos de ellos, en general en nuestra ciudad solo diferenciamos si es picante o dulce, pero no conocemos más dimensiones de este maravilloso ingrediente que puede aportar cientos de sabores complejos y no solo picor.
Por fortuna hay una serie de propuestas gastronómicas que están haciendo un importantísimo trabajo en reconocer, rescatar, enaltecer, diversificar y engrosar los sabores de nuestra ciudad. Destaco El Trompo, Barcal, La Chagra, Idílico, Carmen, Gastronomía y Territorio y Cocina Intuitiva, que están construyendo las bases para que Medellín se posicione como un epicentro gastronómico para Colombia y Latinoamérica.