Tras casi un año y medio de interrupción -qué tiempo tan largo- por fin vuelve a aparecer Vivir en El Poblado.
por Juan Carlos Franco
Han sido demasiados meses en los que se pudo sentir la enorme falta que este digno periódico le hace a la comunidad pobladense.
Pero tiempo suficiente para reinventarse y regresar recargado, con nuevos bríos, con nueva estructura empresarial, con caras nuevas y otras de larga trayectoria. Y, sobre todo, con nuevas ideas sobre cómo ser un mejor instrumento para nuestra vida en comunidad. Sobre cómo aumentar nuestro sentido de pertenencia hacia este sector de la ciudad en el que muchos hemos pasado y pasaremos la mayor parte de nuestros días.
Por fin, los jueves hacia el mediodía, tantos habitantes y visitantes de El Poblado de nuevo sentirán ese fresquito interior que produce ver en la portería de su edificio, o en algún mostrador de almacén, aquella pila perfectamente armada de periódicos -frescos, limpios, olorosos a papel y tinta fresca- esperando que manos de todos los estilos y tamaños los vayan levantando uno a uno.
Leer mi propio ejemplar físico de Vivir en El Poblado es uno de los pocos placeres gratuitos que quedan en la convulsionada vida de nuestra comuna. Tomarlo de la pila, doblarlo o enrollarlo, y llevarlo a casa. Esperar con ansia ese momento a solas con él, tal vez encerrado en el baño -por qué no, difícil encontrar sitio mejor- y enterarse con deleite sobre lo que ocurre alrededor.
Cómo van las obras, en qué se invierten o malgastan nuestros impuestos, cómo van nuestros gobernantes, qué nuevos atractivos hay, cuáles restaurantes o cafés o eventos sería bueno visitar. Dónde nos están metiendo el dedo al ojo y de qué deberíamos quejarnos. Qué y a quién haríamos bien en aplaudir…
Qué posiciones editoriales fijará el periódico, qué opinarán los columnistas, cuáles campañas cívicas se emprenderán…
Qué nueva iniciativa se propondrá para hacer más llevadera la vida y cómo se podría hacer más respirable y sostenible el medio ambiente de esta contaminada urbe…
Un saludo desde esta columna para directivos y colaboradores, enhorabuena por este gran esfuerzo. Y un saludo a los lectores y anunciantes, todos son claves para el buen éxito de este re-emprendimiento.
Revive Vivir en El Poblado en un momento clave: por fin ha terminado la campaña política y ya respiramos más tranquilos. A pesar de tanto pesimismo, Colombia no se vino abajo, no fue entregada en bandeja de plata a la izquierda ni se asoció con el supuesto castrochavismo. Ese pánico colectivo era exagerado.
Tampoco se dispararon la inflación y la tasa de cambio, el capital no huyó, en las elecciones no hubo fraude, conocimos los resultados desde temprana hora y el perdedor concedió pronto el triunfo de su oponente. ¡Bien por nuestra a veces incierta democracia!
Después de todo, no era necesario escapar del país. Aquí seguiremos. Y ya con la dañina incertidumbre política firmemente sembrada en el pasado, quienes contribuimos con este pequeño gran periódico dedicaremos nuestra energía a que podamos vivir mejor en El Poblado. Y en Medellín. ¡Y en Colombia, por supuesto!