Cuando nos hacemos mayores recordamos con afecto y cariño los sabores y los olores de la casa de los abuelos, donde los fines de semana encontrábamos comidas tradicionales y emblemáticas cocinadas con amor durante varias horas.
Hoy en día esto no existe, los requerimientos del tiempo actual generalmente no permiten hacer estas preparaciones.
Recuerdo con afecto cuando en la casa de los abuelos encontrábamos una punta de anca, una posta o un muchacho, cocidos en el horno al vino, a la naranja, sudados, rellenos, etcétera. O el arroz con ropa vieja o el estofado de res o la lengua estofada alcaparrada o con champiñones, la deliciosa sobrebarriga bogotana o también el cañón de cerdo o el pernil de cerdo o unos ricos tamales, o unos frisoles verdes con tocineta, o unos frisoles bostonianos, o unos plátanos calados, o un ariquipe, o un dulce de moras, o un dulce de tomate de árbol, en fin una gran cantidad de platos preparados con las recetas del Nuevo Manual de Cocina de la señora Zaida Restrepo de Restrepo. En otras ocasiones mi abuela ordenaba preparar esos ricos almuerzos utilizando como guía El libro de la buena mesa, de la señora Ospina de Navarro.
En general estas delicias ya no existen más y lo mismo está pasando en casi todos los países de la tierra. Hace poco me enteré de que en Francia cuatro cocineros jubilados se juntaron y pusieron un negocio, genial para mi gusto, consistente en ofrecerles a los clientes, a través de internet, preparar en su casa una comida determinada con un menú basado en platos clásicos de la cocina francesa. Ellos van de compras, luego por la tarde van a la casa del cliente, preparan todo, sirven la cena, lavan, arreglan y se van.
Todo hecho con un costo que varía entre 14 y 42 euros por comensal. Pero lo más importante es que mantienen los sabores y los olores de la cocina tradicional francesa, a la vez que han podido continuar con su profesión en esta nueva etapa de sus vidas. Para más información ir a http://www.loupape.com/
Ellos han tenido un éxito inesperado, actualmente tienen lista de espera y están en la búsqueda de cocineros jubilados, para replicar el modelo no solo en París sino en toda Francia.
Y yo me pregunto: ¿sería posible que en nuestro medio alguien pudiera replicar la idea y empezar a revivir sabores, olores y gustos de la cocina de nuestra tierra, aprovechando la inmensa variedad que se produce aquí en Colombia?
Si lo desea, por favor escríbame a [email protected]
Buenos Aires, noviembre de 2015.
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