En los supermercados escasean la harina de trigo y el polvo de hornear, señal de que en casa todos están haciendo repostería. La importancia de precalentar el horno.
Precalentar el horno permite dos cosas fundamentales: que tanto el aire, como las paredes metálicas que lo conforman alcancen la temperatura ideal.
El metal actúa como un “almacén” de calor, que lo irradia y permite que el horno tenga una temperatura constante. Cada vez que la puerta se abre, se pierde calor y las resistencias luchan por que los grados no bajen. Gracias a las paredes metálicas, la temperatura se recupera rápidamente.
Si una preparación entra al horno sin que este haya sido precalentado, tomará más tiempo en cocinarse. Además, el choque de temperatura es importante para lograr procesos importantes en repostería. El panadero Agustín Adelardi dice que esta práctica garantiza uniformidad en la cocción, sobre todo en preparaciones de panadería y repostería: “si no se precalienta el horno, al poner una torta desde frío se puede secar o un pan se puede sobrefermentar“.
Por otro lado, la repostera Juliana Álvarez explica que al poner una torta en el horno frío esta no sube bien “y los bordes se secan rápidamente”.
Dependiendo del horno, puede tomar entre 15 y 30 minutos en precalentarse y llegar a la temperatura esperada.