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Sobre lo oculto

Nuestro cuerpo vital, nuestro plano mental y emocional y nuestro yo, se ponen en evidencia por sus manifestaciones, pero no son objetivables por los sentidos corrientes
/ Jorge Vega Bravo

¿Qué es lo oculto? Es a su vez un adjetivo y el presente y participio del verbo ocultar, que proviene del latín occelere. (Ob: frente a, y celare: esconder) y, a su vez, del indoeuropeo kel: ocultar, presente en clandestino y célula.

En el lenguaje corriente, oculto es todo lo que está escondido o guardado, o lo que escapa a nuestra comprensión. Lo oculto tiene un atractivo para el ser humano. Pero el término se distorsionó. Se estiró y dio origen al “ismo”… Ocultismo: saco en el que hemos acomodado muchas corrientes, la mayor parte pensadas para engañar incautos y alimentar falsas ilusiones.

Rudolf Steiner, filósofo y científico austríaco, fundador de la Antroposofía y la Pedagogía Waldorf, escribió La Ciencia Oculta, un bosquejo. En la introducción aclara que el sentido de la palabra oculto está relacionado con lo que no podemos captar con los sentidos corrientes, lo que se esconde a la percepción y necesita ser conquistado, comprendido. La Ciencia Oculta relata –desde un punto de vista espiritual y no evidente– el proceso de evolución de la Tierra y de la humanidad. Cuenta cómo nuestro planeta ha pasado por otras tres etapas previas a la actual y relata cómo ha sido la evolución de la conciencia humana hasta nuestros días.

Desde una nueva antropología, que incluye el nivel espiritual, Steiner se ocupa del ser humano como un todo y escribe Una Fisiología Oculta, que parte de la observación de la naturaleza oculta del hombre. Por ejemplo, tenemos niveles no manifiestos de organización que llamamos cuerpos suprasensibles, que no son percibidos por los sentidos. Nuestro cuerpo vital, nuestro plano mental y emocional y nuestro yo, se ponen en evidencia por sus manifestaciones, pero no son objetivables por los sentidos corrientes.

Sabemos que tenemos órganos, pero no los vemos. El órgano más invisible de todos es el bazo. Es el único órgano vital que se puede sacar sin que se afecte la vida. Es el responsable de los ritmos internos: regula el encuentro entre los alimentos y la sangre, y es de gran importancia para el sistema inmune. Lo que nace en la medula ósea, muere en el bazo: allí fenecen los glóbulos rojos y las plaquetas después de cumplir su tarea. Solo lo reconocemos porque en el lenguaje común decimos “tengo bazo”, cuando sentimos una punzada en el vientre izquierdo. En la tradición ayurvédica es el portador del Prana, de la vitalidad.

Asuntos ocultos: Reporto con sentimiento de pesar el paso del umbral de dos personas cercanas: el columnista de Vivir en El Poblado, escritor, filósofo y diletante, José Gabriel Baena. Confieso que leía con gozo sus columnas y viajaba con él a otras realidades, a otras maneras de ver el mundo. Compartía con él ese extraño destino de ser hijos de libreros.

Y el médico veterinario David Botero Gómez, hermano del colega Camilo Botero G. –hoy oncólogo de orientación antroposófica, en Barcelona–. Tuve el gusto de atender a David en mi consulta y de recibir pacientes que me remitía de Entrerríos, Antioquia. Allí lo querían y lo valoraban como un gran ser humano, siempre dispuesto a servir. Hay mucho dolor y muchas preguntas en la comunidad de Entrerríos, donde David vivió y sirvió durante 20 años.
opinion@vivirenelpoblado

Consumo de marihuana en El Poblado aumentó en los últimos ocho años

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En 2006, de cada 100 estudiantes, casi 13 habían consumido marihuana durante la vida. En 2014, 24 de cada 100 lo habían hecho 

“En La calle 1 (loma de Los Parra) tenemos una situación muy compleja en relación con el consumo de vicio. Lo están haciendo frente a las casas y a cualquier hora, he llamado varias veces a la Policía y he hablado con el nuevo comandante, pero no resuelven nada.

Hasta la cocina de mi casa llega el olor de la marihuana”. Este es el testimonio de un habitante de El Poblado que vive por el sector del colegio Santa Catalina de Siena y quien se siente abrumado por el consumo de marihuana en su barrio.

Otro testimonio, que hace parte de uno de los tantos que recoge el estudio titulado Comportamiento de las adicciones en la comuna El Poblado, realizado por la Secretaría de Salud de Medellín, en convenio con la Universidad Ces durante 2014, dice:

“Si (los jóvenes) están alcoholizados les pueden quitar el carro y el pase, en cambio, la marihuana no deja ningún rastro (…) si un policía te ve no te va a hacer nada y estás en tu traba, además, (la marihuana) no te deja oliendo a nada, podés llegar a tu casa perfectamente y (los padres) están sanos, olés a humo pero si te echás una loción eso se te pasa; en cambio, el tufo del alcohol no se pasa con nada (…) y entrás a tu casa tambaleando y vomitando”.

Ambos comentarios dan cuenta de la situación que se vive en El Poblado frente al consumo de sustancias psicoactivas.

El estudio arrojó que el consumo de marihuana aumentó significativamente, entre 2006 y 2014, en los estudiantes de instituciones públicas y privadas ubicadas en El Poblado. De acuerdo con la investigación, realizada en 2006 y denominada Primer estudio salud mental del adolescente, de cada 100 estudiantes 13 habían consumido marihuana durante su vida. En comparación, en 2014, 24 de cada 100 lo habían hecho.

También alerta a las autoridades el consumo de la “Cripa”, una especie de marihuana que, según el más reciente estudio, llegó a Colombia por vía aérea en forma de semilla. “La palabra Cripa proviene del término creep en inglés, que significa arrastrarse, y llamada así por los fuertes efectos que produce en el organismo. Una de las novedades de esta hierba alterada genéticamente en los laboratorios, es que tiene un efecto 15 veces mayor al de la marihuana criolla”, asegura el estudio.

 

El consumo de alcohol en el sexo femenino ha aumentado

“Llama la atención lo encontrado sobre el consumo de bebidas alcohólicas y consumo hasta la embriaguez según el sexo, donde el femenino presenta un fuerte aumento”, dice la reciente investigación. También, explica que se destaca el consumo de alcohol como un medidor en las relaciones sociales y que, como integrador, juega un papel importante en la socialización de los grupos de jóvenes de El Poblado. En relación con el consumo de cigarrillo, el estudio dice que los indicadores de consumo de esta sustancia “confirman la excelente evaluación de la política pública sobre su control, disminuyendo la prevalencia de vida en más del 10,0 por ciento y la prevalencia anual en 8,0 por ciento”.

 

De las adicciones no químicas

La investigación también hace referencia a las adicciones no químicas, como la ludopatía, las adicciones tecnológicas y al ejercicio (vigorexia). En relación con la ludopatía, afirma que el 14 por ciento y el 6.8 por ciento de los jóvenes de sexo masculino y femenino respectivamente, presentan prevalencia de ludopatía y que la frecuencia en la presentación de problemas “siempre o con frecuencia por la utilización del internet es mayor del 25 por ciento y, por jugar con videojuegos, mayor del 20 por ciento”.

 

“Cocaína rosada”

Para los expertos, como el médico toxicólogo Hugo Gallego, el mundo de las drogas ilícitas ya traspasó los límites de la marihuana, la heroína y la cocaína, y se imponen nuevas como la llamada “cocaína rosada” o también conocida como 2CB, nombre pronunciado en inglés. “Es una metanfetamina, más potente que la cocaína. Son unas pastillas que las están triturando y pulverizando y las venden en bolsitas; la consumen inhalada o se la echan al licor”, dice el experto.

Cocaína rosada
Cocaína rosada

Asegura, además, que las metanfetaminas son drogas sintetizadas en laboratorio y tienen principios activos estimulantes y alucinógenos.

Tras la ingesta, “la cocaína rosada” puede empezar a actuar en el organismo a la media hora de haberse consumido y sus efectos son: aumento de la energía corporal, percepción alterada de la realidad, movimientos estereotipados (movimientos repetitivos), inquietud, desasosiego, que pueden durar de seis a ocho horas siempre dependiendo de la dosis y de la persona.

Esta droga según el médico toxicólogo, también produce otros efectos como la sudoración, el aumento de la temperatura que puede llegar en algunos casos, a ocasionar en la persona un schock por calor, deshidratación y falla de riñón o, arritmia cardíaca, infarto agudo de miocardio, infarto cerebral y convulsiones. Según el experto, está demostrado que el consumo de 2CB ocasiona lesión o daño en grupos de neuronas que tienen que ver con el estado de ánimo y la memoria.

El 2CB no es cocaína, pero tomó el nombre de “cocaína rosada” porque una de las formas en la que se distribuye, es como el alcaloide, en bolsita.

Comenta el doctor Hugo Gallego que una pastilla de 2CB puede costar en el mercado entre 100 y 120 mil pesos; el precio de las bolsitas varía según el tamaño. Esta nueva droga, según el médico, es mucho más potente que la cocaína,” algunos hablan de hasta 50 veces más potente” dice.

“La edad promedio de inicio de consumo de sustancias está alrededor de los 13 años”
Desde la Secretaría de Salud del Municipio de Medellín se asegura que existe un trabajo permanente en El Poblado, enfocado hacia prevención del consumo de sustancias psicoactivas. “Tenemos un centro de escucha conformado por profesionales como psicólogos, sociólogos trabajadores sociales que se desplazan todos los días a la comuna para adelantar acciones en términos de prevención y mitigación.

Este centro de escucha no es un lugar fijo, por el contrario, estos profesionales, recorren el territorio, y se articulan con otras instituciones para tener un espacio abierto de escucha. De esta manera, cualquier persona puede acercarse a ellos para solicitar ayuda u orientación”, explica Lina María Pareja, referente técnico de drogas de la Secretaría de Salud de Medellín y quien coordina el programa Medellín sana y libre de adicciones.

Otra estrategia está direccionada desde la Secretaría de la Juventud, dependencia que forma jóvenes que a sus vez son gestores y que promueven el tema de la prevención del consumo de drogas y promoción de la salud.

Silvana Zapata, epidemióloga de salud mental de la Secretaría de Salud de Medellín, asegura que “la apuesta de la Alcaldía de Medellín es reducir el consumo de sustancias psicoactivas y aumentar la edad de inicio” y agrega: “la edad promedio de inicio del consumo de sustancia psicoactivas está al rededor de los 13 años”.


Estadísticas del estudio Comportamiento de las adicciones en la comuna El Poblado 2014

La nata contaminada que flota sobre El Poblado

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Un amasijo de tráfico desbordado, edificaciones, irresponsabilidad humana y condiciones topográficas se confabulan contra la calidad del aire que respiramos
Por Fernando Cadavid

< José Fernando Jiménez, de la Facultad de Minas

La imagen asusta: un manto de humo serpentea sobre la comuna 14, con un mensaje asfixiante para sus habitantes. Proviene del incendio en los bosques de Santa Elena, que durante la última semana de junio convirtió en cenizas parte del verde purificador de sus laderas. El video sintetiza dos horas de grabación (time lapse), para enseñar cómo los aires que recorren el valle, de norte a sur, distribuyen la humareda. Si eso se percibió en tan poco tiempo, ¿qué pudo pasar durante los diez días de la quema? La pregunta desvela al profesor José Fernando Jiménez, del grupo de investigadores de Meteorología Urbana, de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional.

Es el mismo estudioso que llueve sobre mojado cuando afirma que las emisiones de gases y partículas, producto de la combustión del tráfico vehicular, nos está intoxicando. Según Jiménez, en el sector que va del centro hacia el sur del área metropolitana es donde se concentran más vehículos por unidad de área. En El Poblado se agrava la situación con la cercanía de las vías arterias: la Regional, la Autopista Sur, Las Vegas y la avenida El Poblado. “Prácticamente de la calle 5 hacia el sur, el embotellamiento es casi permanente; además, nuestra cultura promueve el uso intenso del vehículo”.

El estudioso se detiene en este análisis: para que un carro arranque debe aumentar el consumo energético, pues al frenar y acelerar aumenta la emisión de contaminantes a la atmósfera. “Es increíble: en promedio la eficiencia de un vehículo es del orden del 30 %, o sea que de 100 unidades de energía que le meto para que ruede, solo 30 se convierten en transporte neto; lo otro, el 70 % restante, es energía que liberamos a la atmósfera en forma de calor, ruido, vibraciones, etcétera, y eso va acompañado de moléculas nocivas”, explica.


Hay otra estación en el Politécnico J.I.C., para medir contaminación en la vía regional

Acerca del comportamiento de la polución, el profesor Jiménez hace más gráfica su explicación: Montañas y valle estrecho generan mayores contaminantes atmosféricos, que circulan con dificultad. El viento los debería barrer, pero hay factores agravantes como la altura de los edificios que obstaculiza este ejercicio. Además, los primeros metros de la atmósfera urbana están muy contaminados y también entorpecen la circulación del aire; lo enredan.

Para Iván Sarmiento, director del Departamento de Ingeniería Civil, de la misma Facultad y experto en movilidad urbana, en la comuna 14 circulan muchas volquetas y carros grandes, que emiten contaminación a ojos vistas, sin mucho control. Consultado por Vivir en El Poblado, precisa: “Mi percepción es que en El Poblado se realizan muchas construcciones, sea de edificaciones u obras viales, las cuales requieren materiales de construcción, la mayoría de los cuales deben ser transportados en volquetas. Según el Área Metropolitana (en el Valle de Aburrá operan) unas 8.000 volquetas que diariamente, según el plan de Manejo de Residuos Sólidos de Medellín, transportan un promedio de 8.000 toneladas de escombros (…). En todo caso, todo viaje cargado lleva asociado un porcentaje a veces alto de viajes vacíos en el sentido contrario”.

Se doblará el número de carros
En relación con el control a volquetas, la abogada Isabel Cadavid, de la secretaría de Movilidad de Medellín, advierte que para ellas no existe un programa especial de chatarrización. Se cumplen tareas de vigilancia, al igual que al resto de automotores, para controlar su peso, que circulen por sectores autorizados, que la carga se mueva en condiciones adecuadas, que el conductor tenga la categoría de licencia y documentos en orden y que la revisión técnico mecánica esté actualizada.

Agrega que en el lugar de las obras hacen presencia los agentes del tránsito para ejercer estos controles, pero más allá no existen otras exigencias porque son de la órbita del Ministerio.

Sobre el desborde del parque automotor, Sarmiento precisa: “Es sabido por muchos que nuestro nivel de motorización en Colombia, e incluso en el Valle de Aburrá, aún es bajo respecto a valores internacionales de países industrializados. La tasa de autos particulares es de 100 autos por mil habitantes, y si incluimos las motos estamos en unos 190 vehículos por mil habitantes, y si incluimos (otros) motorizados (taxis, volquetas, buses), estaremos cerca de los 200 por mil habitantes, cuando las tasas internacionales muestran valores entre 500 y 700 vehículos por mil habitantes. Todavía nuestro potencial de crecimiento de motorización es grande y puede duplicarse en 20 años e incluso triplicarse en 50 años. Actualmente el número de viajes comerciales de livianos en la ciudad está entre 20 y 25 % del tráfico (carros livianos que transportan mercancías o prestan servicios de reparación, etc.) y si sumamos los viajes escolares, de buses, de camiones pesados, el tráfico que no es particular supera el 30 %”. Añade que, al aumentar la motorización en general, los particulares no encontrarán espacio y habrá que restringirlos un poco para dar paso a la movilidad comercial (carga y servicios) y pública, esencial para la economía de la ciudad.

Por un transporte más limpio
La industria transportadora ha hecho esfuerzos por mitigar la polución, introduciendo cambios respecto a la tecnología que utilizan. Ahora todo vehículo que ingresa al parque automotor de servicio público colectivo debe estar homologado por los ministerios del Medio Ambiente y de Transporte. La implementación de la Norma Euro V reduce el nivel de contaminación en un 80 %, debido a que sus emisiones de gases son más filtradas, más compatibles con el medio ambiente y por tanto con el ser humano. Esta tipología de buses está dotada con un motor más complejo, con inyección electrónica. La explicación es del presidente de la Asociación de Transportadores del Valle de Aburrá (Asotransvaa), Juan Gonzalo Merino.

A su turno la abogada Isabel Cadavid explica que en la ciudad la desintegración física de buses, taxis y microbuses, está reglamentada por la Resolución 1131 de 2009. Se produce cuando estos carros cumplen su vida útil (veinte años), y deben salir del parque automotor rodante, para reponerlos con nuevos vehículos de alta tecnología y que no sean tan contaminantes. La desintegración de automotores se produce casi a diario, señala, pero no impacta en el número de aparatos en circulación, porque cada unidad que sale se repone de inmediato.

< Juan Gonzalo Merino, presidente Asociación de Transportadores del Valle de Aburrá

No es el caso del programa de racionalización, resultado de la implementación del sistema metroplús, del Programa del Transporte Público de Medellín (TPM) y de los cambios que traerá el tranvía.

En ese sentido, Juan Gonzalo Merino explica que en el Valle de Aburrá había cerca de 7.300 buses, busetas y microbuses (4.250 sólo en Medellín). En la primera racionalización salieron 255 vehículos y 415 en la segunda, para sumar 670 retirados, que dieron entrada a 253 buses para las cuencas 3 y 6. Este proceso se ha cumplido en los dos últimos años. Ahora bien, con la entrada en servicio del tranvía y los cables se pretende sacar otros 276 buses.


Reubicarán estación monitora
Los investigadores advierten: si no se dispone de estaciones bien ubicadas para monitorear la calidad del aire resulta imposible ubicar episodios críticos de contaminación, como el producido por el reciente incendio en las laderas de Santa Elena, que debió afectar en mayor medida a niños y ancianos. ¿Cuántas consultas médicas pudo originar ese episodio?

“Nosotros creíamos en algún momento que en El Poblado no había problemas de contaminación ambiental en la partes altas. Pero la estación llamada Une Poblado (al sur, por Loma de los Balsos), de la red de monitoreo de la calidad del aire, dio una sorpresa: los niveles de contaminación registrados no son bajos”, revela el docente José Fernando Jiménez.


Se propone instalar este equipo, hoy inactivo, cerca de la calle 10 con la Avenida El Poblado, para optimizar su uso

La estación está apagada desde el 15 de julio, porque debe ser reubicada, trámite que adelanta el Área Metropolitana. El profesor Jiménez sugiere que sea instalada en un sector más central (el ideal: calle 10 con avenida El Poblado). “Es que no conocemos los niveles de contaminación que están afectando al grueso de la población que circula por estas áreas. Estamos revisando la red de monitores y quisiéramos ver si la gente está respirando un aire más contaminado de lo que estamos detectando”, añade.

No es fácil encontrar un lugar de ubicación que ofrezca seguridad para los equipos. No hay cultura ciudadana para respetar la estación y se llevan o destruyen las partes exteriores del equipo. La idea es encomendarlo a alguna institución privada o pública, a la Junta Administradora Local o a una Junta de Acción Comunal. Pero se necesita una mayor disposición de la ciudadanía para permitir que queden bien ubicadas, en el lugar más representativo de donde están las personas.

Cuando una estación detecta un incremento súbito y sostenido de contaminación, la autoridad ambiental debe emitir la alerta respectiva. Pero sin instrumentos no existe tal posibilidad. “Por favor, ¡que nos ayuden!”, clama el investigador.

Por ahora, doble calzada incompleta en Los Parra

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El Municipio espera solucionar diferencias con los propietarios del lote del Casino San Fernando Plaza para completar la calzada norte de la Prolongación de la Loma de Los Parra 

Actualmente se está finalizando el lleno para hacer la estructura de pavimento de la vía. La intervención total comprende: dos calzadas, cada una de 7 metros para dos carriles, un separador de 2 metros y dos andenes de 2 metros

Por Luisa Martínez

La Prolongación de la loma de Los Parra, tramo 2, que va desde la carrera 43 C hasta la Avenida El Poblado (carrera 43 A), y que hace parte del proyecto de Valorización de El Poblado, está a un mes de entrega, de acuerdo con el cronograma del Consorcio AS 2014 y Fonvalmed: 18 de agosto de 2015. El tramo 1 va desde la carrera 43 C hasta la carrera 43 D y ya está terminado.

Según Fonvalmed, las labores que se están realizando en el tramo 2, como la instalación de las redes de acueducto, aguas lluvia y aguas servidas faltantes, “son relativamente rápidas porque no hay que cavar mucho” y una vez se termine el lleno, se pone la base de pavimentación. Sin embargo, teniendo en cuenta que, según el nuevo POT, las obras no se pueden entregar sin el urbanismo terminado, es un hecho evidente que la obra necesita más tiempo. Cabe anotar que la obra comenzó en noviembre de 2014 y que el cronograma inicial, previsto para mayo, se amplió otros tres meses debido a las dificultades en las actividades preliminares, como el manejo ambiental, la compra de predios y la autorización del Área Metropolitana para hacer la tala correspondiente de los árboles de esa zona, que era la cuenca ya canalizada con un boxculvert, de la quebrada Guadalajara, y que los vecinos apreciaban como un “bosque”. Según aclara el equipo de Fonvalmed, los ingenieros forestales definieron que “técnicamente no era un bosque” y que muchos de los árboles que se talaron allí se encontraban en mal estado. Pero esto no es lo que expresan algunos de sus residentes: “Nos cambiaron un bosque por un tráfico de vía principal” y eso ya no tiene vuelta atrás.


La calzada sur va a quedar, por el momento, con un solo carril, hasta que se pueda intervenir la calzada norte

Ahora su inquietud es con el futuro funcionamiento de la vía, puesto que hasta ahora, los dueños del lote donde se ubica el Casino San Fernando Plaza, no han llegado a un acuerdo con la Administración Municipal sobre parte de los predios que Fonvalmed necesita para entregar la obra completa. Tal como confirma Joaquín Ramírez, ingeniero supervisor de Fonvalmed, “la intervención de la calzada norte va desde el parqueadero del casino, pero hasta que el problema no se solucione no podemos intervenir”. Según Fonvalmed, Planeación informó que “la parte de la obra en el sector del casino era una obligación vial (urbanística)” por lo que Fonvalmed solicitó iniciar el proceso de construcción “sin la inclusión de la parte de obra correspondiente a ese tramo de vía”. También asegura que en la Inspección 14B se está analizando el caso y que, según la decisión, el panorama sería el siguiente: “Si la situación se define a favor de la Alcaldía, el casino entraría a cumplir con la obligación urbanística de ese costado; si falla en contra del municipio, se haría una oferta de compra para ese predio, y si no lo aceptan, se entra a expropiar. Una vez expropiado actuaríamos para terminar la doble calzada”. De hecho, si esa situación se resuelve rápido, se podría hacer un contrato adicional para intervenir con el mismo constructor, según afirma el funcionario.

El lote en donde está el edificio del Casino San Fernando Plaza es de propiedad de Inversiones Euro. Ante la situación, Carlos Mario Rueda, gerente administrativo y financiero de Inversiones Euro, afirma que la obligación urbanística no fue definida en la licencia otorgada, por lo tanto, solo están dispuestos a vender el predio: “El Municipio está buscando que se le entregue una franja a título gratuito, de un terreno que es nuestro. Nosotros mostramos a la Inspección 14B la titularidad del terreno. Ellos argumentan que había una obligación urbanística, pero esta no existe. Si hubiera la obligación ellos tendrían la titularidad del lote y en la licencia, aprobada por la curaduría, que era para remodelación, no había obligación. Como Inversiones Euro estamos en la mejor disposición de vender la franja de terreno”.

En el caso hipotético de que por ahora no se resuelva el tema de la vía, según Fonvalmed, es probable que entre en funcionamiento un carril en un solo sentido (oriente-occidente), pero esa decisión sería de la Secretaría de Movilidad. También aclara que el cambio de normas retrasó la adquisición de los predios y “no queremos generar una preocupación, sino hacer el debido proceso y la entidad está pendiente de este tema para cumplirle a la comunidad”.

Preocupación por impacto ambiental
Pero arrasar una zona verde sin resolver esa situación es la que no perdonan los residentes: “Es inconcebible que las obras se inicien sin tener la compra de los predios y los permisos (…) La perla de la improvisación es haber iniciado sin tener resuelta la situación del lote del casino. Nos preocupa también que se hable de priorizar al peatón y las aceras sean tan estrechas –de 2 metros de ancho–, sin una franja de antejardín para sembrar árboles y evitar el aumento de temperatura. No vemos ninguna compensación ambiental para el sector y lo que nos tiene más molestos es que el cobro de la Valorización es inversamente proporcional al beneficio que obtenemos”, expresa indignado Juan Guillermo Osorio, residente de la unidad residencial El Condado.

Según Fonvalmed, el valor inicial total de la obra era de 7 mil 467 millones 096 mil 787 pesos y el valor actual es de 7 mil 544 millones 485 mil 549 pesos. Por ahora la obra avanza y otros vecinos coinciden con el buen desarrollo y manejo de la obra. Por ejemplo, doña Oliva Calle, habitante del Conjunto Residencial Uno Sur, aunque le molesta el ruido, ve que los operadores “son unos muchachos muy ordenados. Todos los días llegan cumplidos y les toca trabajar muy duro”. Por su parte, la ingeniera civil Adriana Peláez, también residente de Uno Sur, piensa que “aunque la ejecución de la obra, en sí, está bien, los vecinos no estamos de acuerdo con un proyecto que se traza sobre una quebrada y que no hace mayor diferencia porque solo se ahorran unos 20 metros y la vía igual estará semaforizada”. Su preocupación, en general, es por la reforestación y las zonas verdes. Sobre el tema ambiental, Joaquín Ramírez asegura que sembrarán árboles en los taludes, en el separador central de la vía y en las unidades residenciales vecinas para recuperar la fauna.

Peleas más efectivas

La meta de una pelea saludable es que las dos partes queden satisfechas
/ Carolina Zuleta

La mayoría de personas asociamos una pelea con palabras hirientes, rabia, y dolor. Muchos hemos aprendido a evitar el conflicto para no tener que enfrentar estos sentimientos dolorosos. El problema es que no pelear y guardarse lo que sentimos, nos distancia de las personas que más queremos tener cerca. Cada que no expresamos nuestros resentimientos, es como si pusiéramos una almohada entre nosotros y la otra persona, y cuando menos pensamos, tenemos tantos resentimientos guardados, tantas almohadas entre los dos, que cuando nos queremos dar un abrazo no alcanzamos. Pelear o discutir puede ser molesto, pero cuando aprendemos a pelear de una manera responsable, estas discusiones se vuelven esenciales para tener relaciones transparentes, reales y cercanas.
Aquí te comparto cinco consejos para tener peleas más efectivas.

1. Toma el 100 por ciento de la responsabilidad de tus palabras, sentimientos y actos. Evita decir frases que empiecen con “nunca” o “siempre”. Evita culpar al otro o justificar tus acciones. Expresa tus sentimientos con frases como “tengo rabia” en vez de frases como “es que tú me sacaste la rabia”. Reconoce tus errores y pide perdón cuando realmente lo sientas.

2. Honra los sentimientos. Todos deseamos ser vistos, escuchados y validados. Cuando estás en una pelea, honra todos los sentimientos presentes. Evita frases como “no deberías estar tan bravo” o “¿te vas a poner a llorar por eso?”. Si tú o la otra persona están tristes, bravos o dolidos, es importante respetar esos sentimientos y confiar que la otra persona se siente así por una razón válida. Al honrar los sentimientos, estás respetando la experiencia del otro.

3. Toma solo el 50 por ciento de la responsabilidad por la pelea. En una pelea entre dos personas, siempre hay responsabilidad de los dos lados. Algunas personas tienden a responsabilizarse por todo y piden perdón por aquello que no es suyo. Y otras tienden a poner toda la responsabilidad en el otro. Siempre que estés en un conflicto, recuerda que hay dos personas y que los dos tienen su parte.

4. Recuerda la regla 80/20. Muchas veces nuestras reacciones en un conflicto son más fuertes de lo que el conflicto genera. Digamos que en una escala de 1 a100, tienes rabia a un nivel de 100 y notas que 20 de 100 son por este conflicto. Los 80 restantes se deben a que la pelea tocó una herida que has cargado por muchos años. Aprovecha la ocasión para entender realmente qué es lo que te molestó y qué heridas del pasado no has sanado.

5. La meta es la satisfacción. El objetivo de una pelea saludable es que las dos partes queden satisfechas. Es decir, que las dos personas sientan que fueron escuchadas, vistas y validadas. Que los dos expresaron lo que sentían y pensaban y se llegó a una solución que funciona para los dos. Si al final de una pelea no te sientes satisfecho, no te rindas. A veces para sentir la satisfacción se necesitan varias conversaciones.
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CDO no pagará los auxilios de habitabilidad

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67 familias de Continental Towers aseguran que no solo ellas, sino 2.000 copropietarios más, se verán afectados por la decisión

En un comunicado con fecha del 16 de julio de 2015 y firmado por María Cecilia Posada, representante legal de la constructora Alsacia CDO S.A., se anuncia que los auxilios de habitabilidad que venía pagando la constructora a los habitantes de Asensi y Continental Towers, edificaciones evacuadas luego del colapso de la torre 6 del edifico Space, no se pagarán más. “Continuamos en nuestro empeño de realizar los activos para proceder con los reforzamientos requeridos. Sin embargo, como se ha mencionado, no nos es posible continuar con el pago de los auxilios”. Así finaliza el documento.

CDO: “Continuamos en nuestro empeño de realizar los activos para proceder con los reforzamientos requeridos.
Sin embargo, como se ha mencionado, no nos es posible continuar con el pago de los auxilios”
Los auxilios para las familias afectadas en Continental Towers eran de 3 millones de pesos mensuales y para las de Asensi de 2 millones 250.000 pesos. El grupo constructor CDO suspendió el pago de los auxilios desde julio.
Las reacciones no se hicieron esperar, y tanto las 67 familias del edificio Continental Towers como las 76 de Asensi alzaron su voz de protesta. Mediante un comunicado, las familias de Continental Towers aseguran: “La única muestra de responsabilidad que estaba dando la familia Villegas, propietaria de la constructora, ante esta enorme tragedia humana y social era el pago de este auxilio, con el cual se compensaba en parte la necesidad de las familias evacuadas de pagar un arriendo mientras se encontraba una solución definitiva al tema”.

También exigen a la Superintendencia de Industria y Comercio –SIC–, que haga valer la orden dada a la constructora mediante la Resolución 1389 en el sentido de mantener el pago de los auxilios de habitabilidad hasta tanto haya una solución definitiva al problema y hacen un llamado urgente a las autoridades a las cuales les compete. A la Superintendencia de Sociedades “para que en el marco del proceso de reorganización del grupo empresarial CDO que actualmente llevan a cabo, se priorice sobre la situación de la gente y se encuentren los mecanismos de protección necesarios, para que podamos recuperar el patrimonio”, a los gremios, en especial la SAI –Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos– y a Camacol, a los que consideran que han mostrado indolencia y silencio, para que inviten a CDO a responder como es debido. A las universidades, para que promuevan un debate ético en torno al tema, a la Alcaldía de Medellín para “que retome este asunto que parece haber olvidado”, y a otras instituciones del orden municipal y nacional como la Personería de Medellín y a la Defensoría del Pueblo, a las que les ruegan: “No nos abandonen y actúen con decisión para que no se vulneren más nuestros derechos”. Así mismo, manifiestan que no dan tregua en su lucha por la búsqueda de la restitución de sus derechos: “Seguiremos con dignidad y firmeza acudiendo a todas las instancias que nos permite la Constitución y la ley, para reclamar que opere la justicia. Y estamos estudiando la posibilidad de acudir a las instancias internacionales que sean necesarias y pertinentes, para encontrar la reparación justa a esta terrible situación”.

Asensi en el limbo
Por su parte, los copropietarios de Asensi aceptaron el pasado 14 de abril, en asamblea extraordinaria, el plan de reforzamiento estructural para su edificio, propuesto por CDO. La decisión de aceptar la propuesta fue tomada con la condición de que la constructora se comprometiera a continuar pagando los auxilios de habitabilidad hasta que se finalizaran los trabajos, explica Leana Catalina González, propietaria del apartamento 523 de la torre dos, del edifico Asensi. Las obras de refuerzo en Asensi aún no han comenzado.

La hora del Centro (editorial)

Si nos atenemos a las voces consultadas para elaborar este cuadernillo sobre la comuna 10 (La Candelaria), el Centro de Medellín entró hace varios años en un creciente proceso de deterioro que no ha sido posible frenar y cuyo efecto más perturbador es la inseguridad. Desde mediados de los 90, las alcaldías de turno han intentado conjurar los males de La Candelaria con algunas obras y paños de agua tibia, entre ellos la llamada Gerencia del Centro. Pero a la lupa del tiempo, está claro que los esfuerzos han sido insuficientes y no se ha logrado detener la decadencia, la destrucción de bienes patrimoniales, la pérdida del sentido de pertenencia, la sensación de que es territorio de nadie, la mezcla caótica de usos del suelo, la proliferación de bandas criminales de mucha y de poca monta, pero suficientes para atemorizar y ahuyentar a los habitantes y visitantes y degradar el núcleo, el lugar más importante de toda urbe que se respete.

Y son paños de agua tibia esas obras y acciones puntuales emprendidas para mejorar la comuna 10, porque allí también confluyen otras realidades contundentes. Por ser precisamente el centro, al Centro llegan todas aquellas personas marginadas, desempleadas, desplazadas, que han ido poblando las laderas de Medellín sin más opción que el rebusque, las actividades informales de todo tipo. A la par, han incidido de manera negativa, claro, las mutaciones del narcotráfico, con secuelas que aún no terminamos de ver y padecer: las sórdidas cuevas, las plazas de vicio; los herederos de los carteles desmantelados, resucitados, atomizados, del gusto por el dinero fácil y la muerte atroz, y la aterradora horda de personas, ya de fama internacional, que consumida por las adicciones deambula por Medellín.

Otro factor que para muchos influyó en el deterioro del Centro fue la construcción de la Avenida Oriental y la fractura que hizo a la antes aristocrática zona residencial de Medellín. Igualmente, se le atribuye su “guayaquilización” a la irrupción que hizo el metro por la carrera Bolívar. Estos y otros factores han hecho del Centro lo que es hoy. Pero hay esperanzas. Nuevas obras, sumadas a la creciente inversión social en las comunas, a las enseñanzas de los errores pasados y a la consciencia cada vez mayor de la necesidad de protegerlo, hacen pensar que empezó el resurgimiento del Centro y que por fin recuperará el esplendor que alguna vez tuvo.



Ubicación

La comuna 10 (La Candelaria), más conocida como el Centro de Medellín, está ubicada en la zona centroriental de la ciudad. Limita por el norte con la comuna 4 (Aranjuez); por el oriente con las comunas 8 (Villa Hermosa) y 9 (Buenos Aires); por el sur con la comuna 14 (El Poblado), y por el occidente con las comunas 7 (Robledo), 11 (Laureles – Estadio) y 16 (Belén). La Candelaria es considerada el centro fundacional, histórico y patrimonial de la ciudad. Extensión: 609 hectáreas.

Barrios
A la comuna 10 la conforman 17 barrios: Prado, Jesús Nazareno, El Chagualo, Estación Villa, San Benito, Guayaquil, Corazón de Jesús, Calle Nueva, Perpetuo Socorro, Barrio Colón, Las Palmas, Bomboná No. 1, Boston, Los Ángeles, Villa Nueva, La Candelaria y San Diego.

Viviendas
De acuerdo con la Encuesta de Calidad de Vida Medellín 2013, en la comuna La Candelaria hay 30.375 viviendas: 16.002 en estrato 4; 11.045 en estrato 3; 2.210 en estrato 2 y 1.118 en estrato 5Población y edades
Según la misma Encuesta, la comuna 10 tiene 85.323 habitantes, de los cuales 43.711 son mujeres y 41.612 son hombres. De 0 a 14 años hay 10.668 personas; de 15 a 24 años, 10.093; de 25 a 34, 14.289; de 35 a 44, 10.923; de 45 a 64, 26.834 y de 65 años o más, 12.516 personas.

Niveles de educación
Media: 21.353 personas • Primaria: 16.657 • Universitaria: 14.374 • Ninguna: 7.647 • Preescolar: 6.589 • Técnica: 5.713 • Secundaria: 5.325 • Tecnológica: 3.667 • Especialización: 2.883 • Maestría: 1.008 • Doctorado: 107 personas

Seguridad
De acuerdo con datos suministrados por la Alcaldía de Medellín, con base en el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc), entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2015 los homicidios en la comuna 10 (La Candelaria) se redujeron en un 43 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2014, al pasar de 68 a 39. Con respecto a igual lapso de 2013, cuando hubo 80 homicidios, disminuyeron el 52 por ciento. Los días sin homicidios durante el primer semestre de 2015 aumentaron, al pasar de 132 el año pasado, a 148 en 2015. Sin embargo, la comuna 10 sigue presentando la tasa de homicidios más alta de la ciudad.
Otro índice que mejoró fue el de hurto de vehículos, al pasar de 78 en el primer semestre de 2014, a 63 en el mismo periodo de 2015. En la comuna 10 hay 66 cuadrantes de Policía y 266 cámaras de videovigilancia instaladas.

Estudiar la cura

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Vale la pena preguntarse qué tan significativas son las soluciones que se han logrado para combatir la drogadicción a través de los datos y encuestas tradicionales
Según el estudio Comportamiento de las adicciones en El Poblado, realizado por la Universidad CES y la Secretaría de Salud de Medellín en 2014, se incrementó en la comuna 14 el consumo de drogas y de licor. Las cifras del informe indican datos como la edad promedio de inicio de consumo y los factores principales que conducen a estas actividades, así como algunas medidas para contrarrestar los índices.

Progresar en la reducción del consumo también implica más trabajo empírico para descifrar qué funciona a la hora de combatir y corregir el problema. Sabemos que el abuso de sustancias no es simplemente el resultado de una mala elección. Es una enfermedad biológica, sicológica y social. Es decir, si bien las elecciones que toman las personas cumplen un papel determinante en una adicción, no son las únicas culpables. Entender eso es importante, pues uno de los factores que a menudo se pasa por alto es la trascendencia del apoyo social. Desafortunadamente, en la fallida guerra contra las drogas también hemos desatado y declarado una innecesaria guerra contra los consumidores a través de la estigmatización. Mientras más se comprenda el uso y el abuso de las drogas como un problema de salud, más se podrán sanar sus repercusiones. Pero seguimos quedándonos cortos.

Hace poco más de un año, el New York Times publicó una discusión de uno de sus foros en línea, en el que preguntaba a varios expertos ¿qué es la adicción? Se les pedía que opinaran si las adicciones son un desorden, una enfermedad, materia de debilidad humana, o algo diferente. En ella se habló en profundidad sobre los esfuerzos científicos de los últimos 25 años para desarrollar medicamentos que bloquean los efectos de recompensa que producen las drogas en el cuerpo y sobre la posibilidad de desarrollar una vacuna para prevenir la adicción a la cocaína. Ese conocimiento y esa discusión es más que válida y necesaria, así como lo son las encuestas y estudios de los índices de consumo, del origen de la adicción y si se llega a ella por curiosidad u otro medio. Sin embargo, uno de los puntos que sobresalen en el foro mencionado –para tratar de ir más allá en la discusión–, es que al enfocarnos en el debate de si la adicción es una enfermedad o una elección, y al centrarnos en las estadísticas del consumo, nos alejamos de otras discusiones que, quizá, son igualmente importantes: ¿cómo se dan los casos de recuperación y rehabilitación de forma exitosa? ¿por qué se invierte poco en el estudio de los buenos resultados?

Shawn Achor, psicólogo de la Universidad de Harvard y uno de los especialistas más reconocidos en psicología positiva, plantea que la manera de acercarse a las soluciones sociales a través del estudio de la enfermedad es mucho menos eficiente que a través del entendimiento de la cura. Esa ruta, aplicada a la drogadicción, nos debe interesar, al menos, tanto como saber cuántos adictos hay y cómo llegaron a exponerse a las drogas. Vale la pena preguntarse qué tan significativas son las soluciones que se han logrado a través de los datos y encuestas tradicionales. Y de paso, preguntarse qué tanto se puede beneficiar la sociedad al enfocarse en el estudio de la recuperación de un adicto: ahorro en costos de salud, del sistema legal, en perjuicios y daños hechos lejos de la sobriedad, etcétera.

La organización Rostros y Voces de la Recuperación (en Estados Unidos) publica anualmente una encuesta titulada La Vida en la Recuperación que documenta los dramáticos resultados positivos de las personas que entran en programas de rehabilitación efectiva y que afectan a toda la comunidad: empleo estable, ahorro, educación, participación en actividades familiares, voluntariados y creación de empresas. ¿Qué tanta información tenemos nosotros sobre aquellas personas que han tenido un éxito medible en su proceso de rehabilitación? Este tipo de estudios existen para determinar cómo se sostiene en el tiempo la recuperación de pacientes con cáncer o sida y qué factores inciden en los casos de remisión. ¿Por qué no abundan para las adicciones?

Esplendor entre las ruinas (crónica de Gustavo Arango)

“Miré los muros de la tierra mía, Si un tiempo fuertes ya desmoronados” Francisco de Quevedo

1. Instrucciones para quienes van al Centro

Se recomienda no dar papaya. No mostrar el miedo. No dar visaje. Estar pendientes a cuatro ojos. Si alguien se acerca con intención de cosquilleo, no revirar, no decir nada (nunca andan solos y son peligrosos). No llevar mucha plata, ni objetos de valor. Llevar el bolso adelante y bien pegado al cuerpo. Usar zapato bajito que permita correr. Mirar a los lados. Poner cara de pocos amigos. Caminar rápido y con determinación. Encomendarse a los santos y a la Virgen, de preferencia a Nuestra Señora de La Candelaria.

Carrera Junín, una de las vías mas tradicionales del Centro de la ciudad. Fotografía tomada en 1971 por León Ruiz. Cortesía Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto

2. Un poco de historia

Cuenta la historia que el cráter donde hoy rebulle la capital mundial de la verraquera fue descubierto en 1541 por un grupo de exploradores sin caminos que llegaron por donde hoy queda Robledo. Dicen que la ciudad no fue fundada por don Miguel de Aguinaga, sino por Francisco Herrera Campuzano, en 1616. Lo que hizo don Miguel fue oficializarla como villa y ponerle ese nombre de pueblo extremeño con el que casi todo el mundo la ha conocido. Se ha dicho que la ciudad empezó en el Poblado de San Lorenzo, pero todo indica que su primera actividad comunitaria ocurrió cerca del Centro, en un lugar conocido como el alto de las sepulturas. En ese sitio, con prácticas carroñeras, violando la paz de las tumbas indígenas empezó la Bella Villa. Su nombre original fue Nuestra Señora de la Candelaria de Aná.

Medellín recibió el título de ciudad en 1813, junto con Marinilla, y así alcanzó el nivel que ya tenían Santa Fe de Antioquia y Rionegro. En 1890, el Concejo expidió un acuerdo que regulaba la construcción de edificios, apertura y pavimentación de vías, acueducto y alcantarillado, y hasta la forma de las ventanas, para que no obstruyeran el paso de peatones. El Parque de Bolívar se inauguró en 1892, con motivo del cuarto centenario del descubrimiento. Ese mismo año, la quebrada de Aná pasó a llamarse Santa Elena y se conformó el paseo público de la Avenida de La Playa.

Jubilados, comerciantes y transeúntes confluyen en las calles y pasajes del Centro de Medellín. Fotografía tomada por Róbinson Henao en julio de 2015
Jubilados, comerciantes y transeúntes confluyen en las calles y pasajes del Centro de Medellín. Fotografía tomada por Róbinson Henao en julio de 2015

Desde la mitad del siglo 18 se trazaron calles, así como las salidas a Rionegro (Ayacucho), a Marinilla (La Ladera), a Bermejal (Bolívar), a occidente (Boyacá y Colombia) y a El Poblado y Envigado (La Asomadera o Avenida El Poblado). En 1895, la plaza principal, donde estaba y hoy perdura la iglesia de La Candelaria, recibió el nombre de Parque de Berrío. A finales del siglo 19 se elaboró el plan llamado “Medellín futuro”, que orientó el desarrollo de la ciudad: en 1905 se inauguró el primer tranvía tirado por mulas (tranvía de sangre), en 1914 llegó el Ferrocarril de Antioquia, en 1925 arrancó el funcionamiento de los tranvías eléctricos, y en 1928 se cubrió totalmente la quebrada Santa Elena. En 1940 empezaron las obras de canalización y rectificación del río Medellín, a lo largo del Valle de Aburrá. El Hotel Nutibara fue construido en 1945. A finales de los años 40, realizados los trabajos en el río y por la expansión urbana hacia el occidente (Otrabanda), fue necesario un nuevo plan para la ciudad.

Dicen que alguna vez Medellín fue una ciudad tranquila, de espíritu progresista, sanamente exaltado. Así la pintan los testimonios de principios del siglo 20. Los ricos se paseaban todos pinchados en sus autos de lujo, sin que los pobres parecieran resentirse por eso. En aquel tiempo todavía había temor de ir al infierno y ser pobre era aceptado como mandato divino. La gente se divertía en el Bosque de la Independencia o en el Hipódromo de San Fernando o en la retreta del Parque de Bolívar. En el club Cantaclaro había peleas de gallos. Se tomaba Carta Roja y se comían jamones de La Ceja y rellena de Envigado. La gente solía ubicarse por lugares precisos: la revueltería El Paraíso, el colegio de Lola González, el Salón Mariela, el Café Tal. En los cafés se tomaba ron don Félix y era posible encontrar cantantes de talento como “los negritos”, Julián y Obdulio. La gente comía prójimo pero rara vez lo mataba. Se contaban chistes de Cosiaca, y los limpiabotas eran tan cultos que tarareaban el Danubio Azul y la Traviata.

Comerciantes, transeúntes y rebuscadores de todo tipo confluyen en las calles y pasajes del Centro de Medellín. Fotografía tomada por Róbinson Henao en julio de 2015
Comerciantes, transeúntes y rebuscadores de todo tipo confluyen en las calles y pasajes del Centro de Medellín. Fotografía tomada por Róbinson Henao en julio de 2015

Los urbanistas Paul L. Wiener y José L. Sert hicieron el Plan Piloto que proyectó la ciudad entre 1948 y 1950, el cual sugería, entre otras, la construcción de diversas avenidas y el diseño del nuevo centro de Gobierno. Algunas obras de impacto, como la Avenida Oriental (años 70) y el Centro Administrativo La Alpujarra (años 80), no estaban contempladas en ese plan, pero encontraron en él su inspiración. Entre 1950 y 1980 se agudizó el fenómeno de invasiones, dificultando el cumplimiento de los planes de crecimiento. La población se triplicó en 20 años, pasó de 358.189 en 1951, a 1.071.252 en 1973. Muchas edificaciones antiguas y otras de principios del siglo 20 fueron destruidas para hacer edificios de oficinas y vivienda.

En 1973 empezó la construcción de la Avenida Oriental, la cual cortó el vínculo natural entre los barrios residenciales Villanueva y Prado. Villanueva dejó de ser un sector de casas unifamiliares y pasó a estar ocupado por edificios de apartamentos. Años más tarde, se llenaría de inseguridad, prostitución, indigentes y droga. En 1987 se inauguró el Centro Administrativo La Alpujarra, en el sector que antes se conocía como Guayaquil. El 30 de noviembre de 1995 inició operaciones el metro. En el 2000 se inauguró Ciudad Botero. En 2002 empezó la construcción del nuevo sistema de transporte unido al metro: metrocable, que uniría el centro con los barrios populares de las comunas nororientales, hasta Santo Domingo Savio.

Parque de Bolívar, inaugurado en 1892 en los terrenos donados por el ciudadano inglés Tyrrel Stuart Moore. Fotografía tomada en 1964 por Gabriel Carvajal. Cortesía Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto
A partir de la segunda mitad del siglo 20 la ciudad se fue extendiendo y se volvió más compleja, pero el Centro siguió siendo “su centro” por mucho tiempo. Allí confluían los habitantes de todos los rincones, a hacer compras y gestiones, a encontrarse unos con otros. El Centro era la síntesis y el rostro de la ciudad.

Sólo en ocasiones especiales el Centro parecía inofensivo. Los árboles de La Playa se llenaban de frutos luminosos. Las vitrinas de Junín nos daban ideas para la lista del Niño Dios.

3. Apunte autobiográfico

Nací en el Centro, en una clínica que se llevaron las llamas. Pasé los primeros años de mi vida en barrios que no recuerdo, pero vivía en el Centro cuando empecé a ser consciente de las cosas: de una avidez que identificaba con mi nombre, del universo de la casa, de un mundo exterior agitado y peligroso.

Vivía en el Centro sin tener idea de lo que era el Centro o de que el Centro tuviera algo de particular. Lo más lejos que salía era a la esquina, cuando mi padre nos compraba vasitos de helado. El resto del tiempo lo pasaba de puertas para adentro, perdido en abstracciones, en mundos imaginados.

Circo Teatro España (barrio Boston). Además de las presentaciones del circo, contaba con un coliseo taurino, cinema y sala de conciertos. Fotografía tomada en 1934 por Francisco Mejía. Cortesía Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto
Circo Teatro España (barrio Boston). Además de las presentaciones del circo, contaba con un coliseo taurino, cinema y sala de conciertos. Fotografía tomada en 1934 por Francisco Mejía. Cortesía Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto

Sólo en ocasiones especiales el Centro parecía inofensivo. Los árboles de La Playa se llenaban de frutos luminosos. Las vitrinas de Junín nos daban ideas para la lista del Niño Dios. La fuente del Parque de Bolívar, con su danza caprichosa y sus aguas de colores cambiantes, era el lugar más fascinante de la tierra. Pero, el resto del tiempo, el Centro era como una fiera peligrosa a la que era mejor no provocar.

Las ventanas de la casa tenían alas de madera. Casi siempre que pienso en esas ventanas las recuerdo cerradas. Recuerdo el aire de ceniza, la oscuridad de los cuartos. Recuerdo el miedo que sentí aquellas noches en que la madera se estremecía con las piedras que lanzaban los estudiantes. Recuerdo los ruidos de los carros y los monólogos de los borrachos en la madrugada. En cierto modo, jamás he salido de la casa sombría del Palo con Ayacucho donde conocí al mismo tiempo el miedo y la alegría de estar vivo.

4. La ciudad que se devora

Las ciudades son voraces e insensibles, devoran tiempo y gente sin detenerse, mudan de piel en cada construcción que cae y se levanta, y guardan un silencio rotundo e indiferente. En las fauces del progreso fueron desapareciendo los lugares que habían llenado de orgullo a las generaciones del pasado. Desaparecieron el Teatro Junín y el Hotel Europa: donde cantaron y se hospedaron luminarias como Roberto Ledesma, Miguel Aceves Mejía, Daniel Santos, Agustín Lara y el mismo Carlos Gardel. Embriagados con la idea de progreso, no había tiempo para la nostalgia. Sucumbieron los teatros (el Medellín, el Bolívar, el Odeón, el Cid, el Ópera), el Hotel Bristol, el Pasaje Sucre, la Estación Villa, el Palacio Arzobispal, el Circo España, la Plaza de Cisneros, el edificio de Melitón Rodríguez, la casa de Tomás Carrasquilla, la de Pedro Justo Berrío, la de Ciro Mendía, el Cementerio San Lorenzo. Todo desaparecido.

A principios de los años 70, en un café de Junín, ocurrió el primer asesinato sicarial. La ciudad perdió la inocencia y la vida humana empezó a devaluarse. A finales de esa década, la ciudad parecía en guerra abierta contra su propio pasado. Empezaron unos cambios que la volverían irreconocible. Surgió un edificio que con algo de optimismo podía llamarse rascacielos. Empezaron a gestarse las tres obras que, a juicio de algunos, determinaron la “guayaquilización del Centro”: la destrucción de Guayaquil y su Plaza de Cisneros para hacer el centro administrativo, la construcción de la Avenida Oriental y la construcción del metro, en especial su paso elevado por la carrera Bolívar.

Las fotografías en las afueras del Museo de Antioquia, son escenas cotidianas en la comuna 10 (La Candelaria). Fotografía tomada por Róbinson Henao el 21 de julio de 2015
Las fotografías en las afueras del Museo de Antioquia, son escenas cotidianas en la comuna 10 (La Candelaria). Fotografía tomada por Róbinson Henao el 21 de julio de 2015

Al lado de aquellos cambios, empezó la deserción. Empresas y bancos se fueron a otro lado. La paz bucólica fue desapareciendo. El mundo estaba cambiando y surgieron negocios que les permitieron a los marginales hacerse más ricos que los viejos ricos. Así empezó a asomarse un resentimiento represado por décadas. Nuevo patrones señorearon.

Con el tiempo el Centro dejó de ser indispensable; mucha gente aprendió a vivir sin tener que visitarlo. Las congestiones desalentaban. La inseguridad se desbordó. Pero el Centro se resiste a la caída. Es la zona de la ciudad con más oferta cultural. Concentra importantes lugares como el Museo de Antioquia, la Plaza de Botero, el Centro Internacional de Convenciones y Exposiciones Plaza Mayor, los teatros Pablo Tobón Uribe, Metropolitano y otros, el Parque de los Pies Descalzos, centros comerciales y una oferta gastronómica que incluye lugares tradicionales como Versalles y el Ástor, así como —según algunos— la mejor pizza y pasta de la ciudad.

“Dicen que la decadencia del Centro no es más que una estrategia para abaratar las propiedades, que el resurgir vendrá cuando todo lo que vale se encuentre en otras manos”

5. Regreso del desterrado

Alguna vez volvió en busca de sus recuerdos:

Mi ciudad. La ciudad de mis pálidos recuerdos. El caótico conjunto de calles y de caras del que salí huyendo. Una mujer pidiendo dinero para irse a su casa. Un hombre que muere a solas en un cuarto. Un muchacho arrojándose a los carros porque ha tenido un mal viaje, suplicando entre el caos que se lo lleven de allí, de ese centro inhumano, de esa droga pesada. Un desfile de caras amargas. Ojos que miran desconfiados. Cuerpos con hambre de afecto. Un montón de recuerdos que ya no son nada. Un viejo profesor arrastrando con decoro el peso de su vida. Una mujer que alguna vez amé y ahora la encuentro vencida. Montones de seres triturados por el tiempo, infinitas versiones del fracaso, del desencanto, de la desventajosa transacción que nos impone la vida. Un viejo amigo de papá que eligió la quietud y el derrame. Niños viajando al encuentro de su propia decepción. Seres que repiten dormidos las mismas rutinas de hace varios años. Calvicies, arrugas, ojos apagados, rostros pálidos que hace siglos no se encuentran con el sol. Mi ciudad. Su frío indeciso. Su lluvia sin alma. Un loco roñoso que prende un cigarrillo con otro que se acaba de fumar. Una mujer triste que vende cocteles amorosos. Un vendedor de billeteras con los ojos salidos en dirección a un pensamiento. Una señora con gafas oscuras y gestos tristemente prepotentes. Caras y caras, blancas como lápidas. Miradas que huyen. Andares sin ganas. Mi ciudad. Las escalas que una vez descendí confundido y derrotado. El lugar donde un beso o la humedad de un sexo, fresco y subestimado. Las aceras largamente detalladas de andar cabizbajo. Lugares fantasmas. Mujeres maquilladas y vestidas para nadie. Hombres que siguen siendo niños. Inválidos que venden buena suerte. Ciegos que cantan. Frentes arrugadas y silencio y soledad. Olor a jabón, a flores y a mierda. Caras paralizadas por el miedo, ruidos agresivos. Un niño llorando. Seres domesticados que viajan en frágiles burbujas, ventanas arriba, bien aseguradas, sufriendo en silencio, temiendo. Vagones y buses repletos, tumultos de sombras, bolsos y bolsas fieramente agarradas. Caras dementes mirando y buscando, hurgando en los otros, retando, llamando, pidiendo palabras y atención y afecto o insultos y rabia.

Una limpieza veloz en la fuente del Parque de Bolivar.  Fotografía tomada por Róbinson Henao el 21 de julio de 2015
Una limpieza veloz en la fuente del Parque de Bolivar.  Fotografía tomada por Róbinson Henao el 21 de julio de 2015

6. El fin se acerca

Para algunos el Centro es feo e inhóspito, una olla podrida, un tumor maligno, un territorio de cartelitos criminales y de enganchados en la droga, un paraje salvaje en el que no hay que aventurarse, a menos que sea por razones de fuerza mayor. “El Centro está muy peye”, dice Merceditas. “Su sordidez y su miseria son deprimentes”, sostiene Mónica. “El Centro es muy bonito”, replica Consuelo. “Nunca me han atracado”. “Aquí se juntan lo noble y lo oscuro”, dice Efraín, mirando hacia los lados. “Hay fuerzas ocultas, intereses extraños”. “Va a quedar muy bonito cuando lo terminen”, dice Omaira. “El Centro es una cosa toda rara”, dice la gerente de un local. “El Centro parece un mundo aparte”, dice Miguel. “Un territorio en otro tiempo y espacio, un hueco inmenso cuya vida transcurre en otra dimensión”.

“Los que vivimos y trabajamos en el Centro tenemos la casa por cárcel”, dice Leonardo. “Somos como una casa donde hay unos cuadros muy lindos”, dice el párroco de la catedral, “pero detrás de esos cuadros hay miseria, dolor, injusticia social”. “Es un asunto de estratos”, dice Melina. “Hay gente que toda la vida ha ido al Centro y sigue yendo. Lo que pasa es que los de los estratos altos prefieren las burbujas de los centros comerciales”.

Las ventas en el pasaje Carabobo, otra escena cotidiana en la comuna 10 (La Candelaria). Fotografía tomada por Róbinson Henao el 21 de julio de 2015
Las ventas en el pasaje Carabobo, otra escena cotidiana en la comuna 10 (La Candelaria). Fotografía tomada por Róbinson Henao el 21 de julio de 2015

“Calcúleme la edad”, dice don Octavio. “Aquí donde me ve, tengo ochenta y cuatro años. Cada día, religiosamente, vengo a sentarme en este café. Doy propinas generosas y las meseras me llaman ‘mi amor’”. “Los habitantes del Centro sabemos que después de las seis de la tarde ya no hay seguridad”, dice Joaquín. “Sabemos que las cámaras que resguardan el sistema financiero no nos protegerán y que hasta los policías se encierran en el CAI”. “Cuentan que unos inversionistas españoles estuvieron recorriendo el sector”, dice Adolfo. “Dicen que la decadencia del Centro no es más que una estrategia para abaratar las propiedades, que el resurgir vendrá cuando todo lo que vale se encuentre en otras manos”.

“Medellín, mi ciudad, no me gusta”, dijo hace poco en su muro de Facebook el poeta Elkin Restrepo. “Creo que ha colapsado y que, si se quiere llevar una existencia como se debe, habrá que ir pensando en abandonarla. Pienso en lo que este deprimido y angustiante escenario será en un año o dos y cuento los días porque, como oye uno por ahí, el fin se acerca”.

7. Y sin embargo…

Regreso al Centro con ojos dispuestos a ver la ruina, y sin embargo siempre hay algo que se resiste a la conmiseración. Miro desde el balcón de la plataforma del metro y empiezo a encontrar motivos para expresar el desastre: el Parque de Berrío convertido en sótano al aire libre, la gorda de Botero —el tema de mi primer texto periodístico— reducida a fichita perdida de ajedrez, los grupos de atracadores en busca de incautos… y sin embargo el parque está lleno de vida y en el medio hay un tranvía que promete, en un futuro cercano, paseos agradables. Recorro hoy con recelo el Guayaquil por donde me paseaba sin temor cuando era niño, entre charcos hediondos, mirando intrigado a las mujeres de billetera bajo el brazo y medias de lana hasta la rodilla… y sin embargo me pregunto qué había en aquel pasado que valiera la pena conservar. Voy viendo los lugares donde hubo librerías… y sin embargo la oferta permanece, en pasajes, en puestos ambulantes, el que quiera leer seguirá hallando algún libro de interés. Veo la catedral cerrada, y como ofendida, frente a la sordidez del Parque de Bolívar. Veo a un hombre macilento bañarse y lavar su única muda de ropa en la fuente a esa hora sin chorros y sin luces. Veo los territorios, los personajes: el travesti que se alquila, el muchacho de mirada insolente, la anciana en silla de ruedas que vende cigarrillos… y sin embargo hay algo hermoso que palpita entre las cenizas.

Veo el árbol que dio sombra a la muerte de mi padre… y sin embargo es bello el verde de sus hojas. Veo la oferta del porno más atroz a la puerta de la iglesia de La Candelaria… y sin embargo siento que la zoofilia que me ofrecen dará pan a una familia, y que el misterio que habita en esa iglesia sirve para entender esa terrible paradoja.

Veo a la gente acostumbrada a bajarles la cerviz a criminales, acobardada por decenios de abusos… y sin embargo veo nobleza y gente que trabaja y que ama lo que hace, y hay miradas embriagadas de esperanza y de futuro. Percibo en el ambiente los fantasmas de unos tiempos insensibles, sanguinarios… y sin embargo hay bondad en ese embolador cetrino y viejo que no sabe que existe La Traviata, en el rostro de ese niño que mira fascinado los globos de colores.

Oigo sirenas y canciones. Huelo nubes alucinógenas. Veo a las amigas ancianas que se encuentran para tomar el algo, los jubilados que resuelven los problemas del país, los artistas callejeros, las hipnosis colectivas, los trabajos en las calles, las luces, las palomas, el algodón de azúcar, los ruidos, las ventas, los tumultos… y, a pesar de todo el gris y de tanto desencanto, siento que en todo aquello hay una rara melodía, un esplendor que se asoma entre las ruinas, y entiendo que el afán de ver tan solo decadencia no es más que la tristeza del que sabe que se marcha y que, cuando se marche, el Centro seguirá como si nada, con su olvido desdeñoso, y que vendrán otras criaturas con sus sueños y temores, y habrá flores y palomas, y habrá fuentes luminosas, y habrá gente inconcebible que levante su mirada hacia las nubes y que piense que la vida, a pesar de sus miserias, no deja de ser hermosa.



El cronista

Gustavo Arango.

Comunicador social – periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. Es profesor de Español y Literatura Latinoamericana en la Universidad del Estado de Nueva York, en Oneonta.

Fue editor del suplemento literario de El Universal, en Cartagena, y recibió el Premio Simón Bolívar de Periodismo 1992, al mejor trabajo cultural en prensa. Es autor, entre otros, de los libros Un tal Cortázar y Un ramo de nomeolvides: García Márquez en El Universal. Recibió el Premio Bicentenario de Novela en México (2010), por El origen del mundo, y fue el autor homenajeado en la Feria Hispana/Latina de Nueva York 2013. Su libro más reciente, Santa María del Diablo, acaba de recibir en Estados Unidos el International Latino Book Award, a la mejor novela histórica en español. Es columnista de Vivir en El Poblado.

(Colaboración en reportería, Omaira Aristizábal)

Esto piensan del Centro (testimonios)

Personas que han estado vinculadas a la comuna 10 (La Candelaria), hablan desde la nostalgia sobre su transformación, las consecuencias de esta, y las expectativas frente al futuro

Víctor Bustamante
Escritor. “Aunque parezca contradictorio, Medellín se caracteriza por la ausencia de amor de empresarios, urbanistas, políticos y, en síntesis, de la élite paisa por el legado de sus antecesores. Solo les interesa la especulación inmobiliaria, construir edificios, sin preservar el patrimonio. Esa ciudad que fue construida por tantos e importantes arquitectos, y que antes de la década del 70 tenía cierta unidad urbanística, se fue acabando. El primer gran símbolo del Centro que se destruyó fue el Teatro Junín, el más hermoso que había en Medellín (…). Cada generación va desmantelando lo que dejó la anterior y va construyendo la ciudad a su gusto. No hay sentido de memoria ni de historia. (…). Si miramos fotografías del Parque de Berrío vemos que ha sido construido y destruido unas cinco veces. Muchos edificios de diversos arquitectos han sido tumbados para erigir otros y nadie dice nada. Tres obras de gran impacto y que causaron un daño inmenso al Centro y transformaron la arquitectura, fisonomía y la vida de esa área vital, son la destrucción de Guayaquil y su Plaza de Cisneros para hacer el Centro Administrativo, la construcción de la Avenida Oriental y la construcción del viaducto del metro por el Parque de Berrío…”.


Claudia Vásquez
Comunicadora, empresaria. “Viví en Boston —tres cuadras arriba del parque— desde niña (desde el 67 hasta el 92). Para mí significaba barrio, amiguitos, jugar en la calle, había muchas familias que venían del oriente y se asentaron en ese sector.
El Centro era otro universo, era la felicidad. Las amiguitas nos bajábamos a pie a conocer los ascensores de los edificios de La Playa, a ver la construcción del edificio Coltejer, de la Avenida Oriental. La otra aventura era ir a la cárcel de La Ladera, pero al escondido porque allá no nos dejaban ir.
Nos tocó la época del gran impacto de la mafia, a finales de los 70 y principios de los 80. Algunas de las niñas lindas del barrio terminaron en manos de los mafiosos; la familia de la esposa de Pablo Escobar vivía cerca del Parque de Boston; hubo niñas que terminaron muertas en vendettas, en las drogas, o yéndose para Tokio como prostitutas. Las motos también crearon un gran impacto y muchos de los niños, cuando eran buenos motociclistas, fueron contactados para ser sicarios y terminaron muertos.
Cuando me casé, viví en Bolivia con Mon y Velarde, y luego en las Torres de Bomboná pero en el 99 el Centro nos sacó, se volvió peligroso, las Torres cambiaron y empezó a pauperizarse el comercio, los locales grandes se dividieron en locales chiquitos, y el ambiente se volvió más pesado. Además, el Centro se fue envejeciendo, se quedaron las abuelitas porque los hijos se fueron a otros barrios, llegaron otras personas de un estilo distinto y uno ya no se sentía en el mismo lugar”.


Padre Bernardo Restrepo
Párroco de la catedral Metropolitana. “El Centro es el lugar de confluencia de todas las personas que tienen que hacer sus vueltas, ir a sus lugares de trabajo, coger líneas de transporte, hacer compras o descansar. También es donde confluyen fenómenos de tristeza, como bandas que se relacionan entre sí para la extorsión, el microtráfico, el macrotráfico, la explotación sexual, la prostitución. Estamos hablando de una ciudad que es reconocida como la ciudad más innovadora del mundo (…). Somos como una casa donde hay unos cuadros muy lindos, pero detrás de los cuales hay mucha miseria, dolor, injusticia social, desempleo, lucha de clases y, lo que es más difícil de entender, hay demasiada pobreza, pocas oportunidades de trabajo y de estudio para muchas personas, sobre todo de los barrios populares. El Centro ha tenido una transformación muy grande, se volvió terriblemente caótico. Tiene barrios que denotan un olvido total de los mandatarios…”.


Leonardo Gómez
Propietario de bar entre La Playa y Caracas. “Las personas que vivimos y trabajamos en el Centro tenemos la casa por cárcel. La vida nocturna no existe desde hace muchos años. Por eso a quienes les gustaba disfrutar de su diversión, cultura y recreación tuvieron que emigrar por la inseguridad que reina en la comuna 10. La Policía pasa por el Parque del Periodista echando a la gente para la casa, sin que esté sucediendo nada. La justificación es la inseguridad. Pienso que es para ellos poder refugiarse tranquilos, porque a veces llegan destacamentos hasta de 30 policías y lo que hacen es decirle a la gente que se vaya para la casa. ¿Por qué no cuidan el viaducto del metro? Esa zona está tomada por la ilegalidad y por los indigentes. Ni siquiera la autoridad llega hasta esos lugares para recuperarlos.
Ahora también los comerciantes están perjudicados con el bloqueo de las calles por hacer todos los trabajos al tiempo…”.


Estela Alzate
Administradora Astor de Junín. “Trabajo en el Centro hace 22 años. Me parece que el Centro ha tenido muy pocos momentos de tranquilidad. En los últimos años he visto un deterioro muy grande, qué pesar. Siempre he pensado que el Centro debería ser un lugar muy privilegiado como en otras ciudades del mundo. Creo que en Medellín ha faltado mucho compromiso con el Centro, hay mucha inseguridad, la mayoría del tiempo es muy descuidado. Las gerencias del Centro no han sido para nada protagonistas, su papel ha sido el de un acompañamiento muy regular. Pienso que lo que más falta es continuidad de un programa serio, porque todo es muy momentáneo; ha faltado seriedad, no hay seguimiento. Yo le pediría a un gobernante tres cosas: seguridad, seguridad y seguridad”.


Gabriel Abad
Comunicador social. Empresario “Vivía en la carrera La Unión, entre La Playa y Maracaibo; eran cuadras chiquitas y callecitas cerradas y cuando tenía nueve años empezaron a hacer la Avenida Oriental y a tumbar lo que es hoy el Parque San Antonio, que era un barrio hermoso, de casas muy humildes pero muy bonitas. Y siguieron tumbando, pero quebró la obra de la Avenida Oriental y quedaron destruidas como cinco o seis cuadras, desde San Antonio hasta Bolivia o Perú. Eso quedó desbaratado como tres o cuatro años —lo que es hoy El Paso, el Camino Real— e hicimos cancha de fútbol, diamante de béisbol, pista de ciclocross, teníamos donde jugar en todas esas ruinas. Fue muy tenaz porque se fueron todos los niños del barrio porque les tumbaron las casas y no quedamos sino algunos. En el separador central de la Avenida Oriental era donde estaban todos los patios de esas casas.
He querido el Centro toda la vida, pero con mucha tristeza veo que ya es invivible. Cuando yo crecí, el Centro era como otro barrio residencial y eso se fue perdiendo. Todas las casas las demolieron para hacer edificios. Se fue pauperizando el comercio y fue llegando gente que no era del Centro. El problema del Centro no es el Centro, es la pobreza en las comunas y los barrios periféricos porque la gente se baja a rebuscarse la vida. También ha perdido toda la belleza arquitectónica, todo su gusto, las casas bonitas. Creo que el gran daño se lo hizo la Avenida Oriental porque lo destruyó y cambió todo. La idea era construir una vía por donde hoy queda la transversal que pasa por los Bomberos para no dañar el Centro, pero decidieron que no”.


Joaquín Pérez*
“Los habitantes del Centro sabemos que después de las seis de la tarde no hay seguridad, que no podemos dar papaya, que las cámaras que resguardan el sistema financiero no nos protegerán y que las fuerzas del orden se van a descansar. Entonces lo más sensato por nuestra integridad y nuestras vidas es hacer lo mismo. Es tal la inseguridad que hasta los del CAI se encierran. El Parque de Bolívar, por ejemplo, se lo toman después de las seis de la tarde diferentes fuerzas ilegales.
Todo se empezó a degradar por la especulación inmobiliaria. Hasta hace 25 años todo Palacé, con Bolivia, hasta el Teatro México era muy transitado y tranquilo. Pero esa zona la depreciaron los especuladores (…). Esas casas están convertidas en lugares de lenocinio, o están en proceso de extinción de dominio. Hay una nueva generación de ricos que no es igual a la que había y que creó la especulación inmobiliaria. Es una generación producto de la extorsión, las vacunas y el expendio de drogas ilegales y es tanto el recaudo que hace que, según las cifras de la misma Policía, pueden comprar un edificio al año o todo un barrio. Los especuladores financieros e inmobiliarios que propiciaron todo este caos en el Centro para poderse quedar con las casas para construir en altura, ahora tienen el problema de que están peleando con esta delincuencia organizada…”.
*Nombre cambiado por petición de la fuente.


Emiro Cifuentes*
“Yo soy de las Convivir del Centro, pero de las buenas. El Centro de hoy está desorganizado, más que todo en cuestión de tránsito y para los peatones por todas las obras que están haciendo, y hay demasiada inseguridad: fleteo, cosquilleo, raponazo y atraco. Cuando las Convivir empezaron a organizar a Medellín, cuando trabajaban normalmente —porque Medellín anteriormente era un porquería— esto se limpió. Usted podía ir al Hueco con la plata que fuera y no le pasaba nada y los ladrones se acabaron. Lo que hace que las Convivir acabaron de existir estamos viendo otra vez el raponeo, el robo, el atraco. Unas convivires sí hacían cosas mal hechas, recibían plata para dejar robar, pero había otros que no. Yo no permito eso. Pero empezó la ley a acosarlos, a cogerlos, a ficharlos, y lo que hacen ya las Convivir es trabajar al escondido. Lo que estamos es defendiendo a la ciudadanía, no dejando que los roben; nosotros somos tan conocidos por la gente mala, que cuando lo ven a uno, se abren. Nos tienen miedo. Si uno coge un ladrón, puede hacer lo que la Policía, desgraciadamente, no puede hacer porque está maniatada. Mientras uno esté caminando por esta zona, no se ve nada, cuando yo me pierdo de aquí ocho días y vuelvo, las quejas son horribles. Llevo 15 años lidiando con ladrones y los comerciantes me ven y sienten tranquilidad, alegría, porque saben que uno los está cuidando. Ellos colaboran pero no se obligan; había unas Convivir que sí estaban obligando a la gente a pagar, y eso no es así, por eso perdieron tanta credibilidad. Los comerciantes que quieran que me den la liga, eso no es pagar”.
*Nombre cambiado por petición de la fuente.


Luis Fernando Arroyave
Docente universitario. “El Centro está en un grave estado de deterioro. Es lamentable, gran parte del patrimonio de la ciudad ha sido demolido y otra parte permanece en el olvido, incluyendo ese patrimonio inmaterial oculto detrás del material.
La inseguridad está alejando a la gente del Centro. Tiene innumerables problemas cuyo origen es el POT, la organización territorial del suelo, porque se autorizó su uso indiscriminado. El POT de los años 90 mostró algunas cosas buenas, pero no fue claro. No se elaboraron planes de manejo, no hay un plan de protección del patrimonio, hay muchos vacíos en las leyes y aunque ya existían las del Instituto Nacional de Cultura, no se aplicaban, aquí todo el mundo demolía con el visto bueno de Planeación. Fuera del comercio tradicional, llegaron entonces el vicio y el crecimiento de bares y cantinas en cualquier lugar del Centro (…). El modelo de educación también ha sido muy deficiente, además se quitó de primaria una materia que veíamos en las escuelas que se llamaba Civismo y Urbanidad y eso fue la debacle. Así comenzó el derrumbe total de la ciudad y de la sociedad (…) Es una vergüenza pasar por el Parque Berrío, o por el Parque de Bolívar, así están todos los parques y plazas públicas, deteriorados, invadidos por los indigentes, los borrachitos, los piperos, los ladrones y los viciosos…”.

Cada cual lee lo que se merece

Las recomendaciones son una secuela del nepotismo. Y a mí, el nepotismo en sus múltiples versiones, sibilinas o campechanas, me inflama el colon
/ Esteban Carlos Mejía

Hay frases que dañan la salud del colon, esa porción de intestino que, en mi caso, funciona más como prolongación de la mente que como extractor o regulador de la digestión. “Tienes que llenar este formulario” es una de las peores, explosiva y traicionera como pocas. O “Esteban Carlos, te busca la DIAN”: hospitalización inmediata en el centro de urgencias más cercano. Y otra, lobo con piel de oveja: “¿Me recomiendas un libro, por favor?” ¡Cólico miserere! Aunque exagero, claro.

Recomendar un libro es faena ingrata. Casi nunca acierto. Una vez, por ejemplo, le recomendé La feria de las vanidades, de William M. Thackeray, a una exnumeraria o exsupernumeraria del Opus Dei. Horror de horrores. “En la Obra me aconsejaban leer ese bodrio para dormir en paz”, me replicó ácidamente. En otra ocasión aconsejé La canción del verdugo, de Norman Mailer, a un fulano que acababa de pasar doce años en un curso intensivo de inglés en Coleman, una prisión federal en Florida.

Me opongo a hacerle palanca a los libros. Cada cual lee lo que se merece. Las recomendaciones son una secuela del nepotismo. Y a mí, el nepotismo en sus múltiples versiones, sibilinas o campechanas, me inflama el colon.

* Día tras día. ¿Y la efeméride de esta semana? El 24 de julio de 1991, a los 89 años de edad, murió en Surfside, Estados Unidos, el escritor polaco Isaac Bashevis Singer, Premio Nobel de Literatura en 1978. Escribió toda su obra, copiosa y ancestral, en yiddish. Según Miss Google, el yiddish es una lengua germánica con cerca de 3 millones de hablantes, principalmente judíos askenazis, en Estados Unidos, Israel, Rusia, Ucrania y otros países. La palabra yiddish, asegura también la cavilosa Señorita Google, parece ser una versión abreviada de yidish–taytsh, que significa ‘alemán judío’, ni más ni menos, para escarnio de tanto nazi y neonazi que conspira por ahí. Bashevis Singer escribía en yiddish porque le parecía “la lengua con más palabras para definir a un pobre.”

Todavía recuerdo las sombras y el brillo sensual de su novela El mago de Lublin (1960), con las desventuras del ilusionista Yasha Mazur, que malbarata el deseo entre cuatro mujeres: su esposa Esther, su ayudante Magda, su amante Zeftel (esposa de un ladrón) y Emilia, una viuda católica por la que se desvive o… desmorona. Lección ejemplar.

* * Body copy. “Y luego el murmullo que sube de pronto, como un mar de fondo que viene de lejos, de los confines de la ciudad y quizás de las cuatro esquinas del inmenso país, y que se convierte en un solo grito, espantoso, gutural, el grito de miles de gargantas que parecen tomar conciencia de la irreversibilidad de la muerte cuando la hoguera prende súbitamente en una explosión de llamas y en pocos minutos envuelve el sudario en un abrazo fatal. Rahul da unos pasos hacia atrás. Sonia se tambalea. Su hija le pasa el brazo por encima de los hombros y la sostiene hasta que recobra fuerzas. A través del muro de llamas, los tres asisten al espectáculo antiguo y tremendo de ver cómo la persona que más quieren se consume y se convierte en cenizas. Es como otra muerte, lenta, penetrante, para que los vivos siempre recuerden que nadie escapa a lo inevitable del destino.”

Javier Moro. El sari rojo. 2008.
* * * Vademécum. ¿Nepotismo? “Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”. ¿Sibilino? “Misterioso, oscuro con apariencia de importante”. ¿Escarnio? “Burla tenaz que se hace con el propósito de afrentar”.

Homenaje a León de Greiff en Eafit

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La Universidad Eafit rindió un homenaje al escritor León de Greiff con motivo de los 120 años de su natalicio
Este año se cumplen 120 años del nacimiento del maestro León de Greiff, quien vino al mundo en Medellín, capital del entonces Estado Soberano de Antioquia, el 22 de julio de 1895.
En la foto, el libro contable con el catálogo de la biblioteca del poeta, que recibió Eafit. Foto cortesía

2015 será recordado, además, por ser el año en el cual se conmemora el primer centenario de la publicación de Los Panidas, revista que circuló entre los meses de febrero y junio del año 1915. Dicha publicación marcó un importante hito en las letras colombianas, ya que en sus páginas un grupo de intelectuales, entre quienes se encontraban Fernando González y Ricardo Rendón, rompió con los cánones de la literatura y el pensamiento.

En conmemoración del hecho, las directivas de la Universidad Eafit realizaron un acto el miércoles 22 de julio, en el que estuvo presente Hjalmar de Greiff, hijo del escritor; Belisario Betancur Cuartas, expresidente de la República; Héctor Abad Faciolince, escritor e investigador de la obra de De Greiff; y Luis Fernando Macías Zuluaga, autor del libro Glosario de referencias léxicas y culturales en la obra de León de Greiff.

Durante el homenaje, representantes de los diferentes estamentos universitarios manifestaron su agradecimiento a la familia de Greiff, que recientemente donó una parte de la colección bibliográfica personal del escritor a la Sala Patrimonial Eafit.

Los textos fueron entregados por Hjalmar y Alexis, hijo y nieto del autor antioqueño, el pasado mes de abril a las directivas de la universidad.

“Estos textos nos dicen qué leía De Greiff, de qué se nutría intelectualmente y sobre qué discutía”, manifestó María Isabel Duarte Gandica, coordinadora de la Sala Patrimonial de Eafit.

En las cajas que guardaban los libros también se encontró evidencia de cómo sus conocimientos de contabilidad le ayudaron al literato para organizar su biblioteca. Así, además de las anotaciones, dedicatorias y fechas, en el lote de textos también hay un libro de inventario hecho por él, en el cual están relacionados más de 6.000 títulos, coincidiendo con la numeración que aparece en los textos.

El acto del miércoles tuvo un prólogo musical a cargo del maestro Gustavo Yepes y el barítono Andrés Yepes, quienes interpretaron composiciones que se hicieron a partir de letras del homenajeado.

Una donación fundamental para entender la obra del escritor
El acto de homenaje sirvió además para que los asistentes dialogaran sobre aspectos poco conocidos y detalles inéditos de la vida de Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Häusler, el escritor antioqueño que, además de firmar sus escritos como León de Greiff, también usó diversos seudónimos como Leo Le Gris y Gaspar de la Nuit.

León de Greiff.
Imagen del Banco de la República
Los asistentes pudieron conocer, por ejemplo, que León de Greiff, el artista de las letras, también conversó con los números. Lo hizo cuando llegó a Bolombolo (Antioquia) para trabajar en el área de contabilidad del Ferrocarril Troncal de Occidente.

Sobre su colección de libros, los invitados coincidieron en destacar su importancia en razón de aportar luces para entender la producción literaria del autor.

El escritor Héctor Abad Faciolince, director del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas, quien ya tuvo la oportunidad de revisar algunos de los títulos donados, y que por estos días prepara una investigación sobre De Greiff, comentó: “Su obra no se entiende sin sus lecturas. Aquí está lo fundamental. Los pensadores y los poetas que lo formaron están entre esos primeros libros de su catálogo”.

Por su parte, Juan Luis Mejía, director de Eafit, señaló que la colección contiene los componentes para tratar de descifrar a “uno de los poetas más encriptados por los símbolos, claves y figuras que utilizaba. Esta es una oportunidad de acercarse a uno de los literatos más reconocidos del país”.

La donación también refleja la melomanía del poeta. La Coordinadora de la Sala Patrimonial de Eafit comentó que contiene mucha música, con catálogos de obras de Estados Unidos y Europa.

Exposición sobre León de Greiff
Entre el 22 de julio y el 31 de agosto estará habilitada una exposición que también le rendirá homenaje a León de Greiff. Estará ubicada en el segundo y tercer piso del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas, en Eafit.

Allí se podrán apreciar las primeras ediciones de los libros que se publicaron del maestro, parte de los títulos de su biblioteca personal con numeración y anotaciones, partituras con las interpretaciones que se hicieron de sus poemas y algunos de los textos que se han escrito sobre él.

Anime, cosplay y videojuegos en el Ágora Fest 2015

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El coliseo de la Universidad Pontificia Bolivariana fue escenario del Ágora Fest 2015, evento que reunió por primera vez en Colombia a las principales estrellas del anime latino. Actores de doblaje, intérpretes originales, cantantes y cosplayers participaron en la jornada que congregó, además, a cientos de fanáticos de la animación japonesa.

AGORA FEST - COLISEO DE UPB

AGORA FEST - COLISEO DE UPB

AGORA FEST - COLISEO DE UPB
 
AGORA FEST - COLISEO DE UPB
 
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Notas de La Habana

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Memorables los daiquirís, los mojitos y los jugos de frutas frescas, pero insuperables los rones cubanos de tres, siete, diez, once y más años de añejamiento
/ Álvaro Navarro
Visitar Cuba era una de mis tareas pendientes. Logré cumplirla en mayo, cuando acompañé a mi esposa, quien había sido invitada a participar como artista en la duodécima Bienal de La Habana, dentro de las actividades programadas en La Academia San Alejandro. Mi primera impresión, y que todavía guardo, es que realicé un inolvidable viaje en el tiempo.
Por lo que vi y percibí, La Habana está detenida en aquellos años en que estudiaba ingeniería en Medellín. Fue maravilloso reencontrar, en estado impecable, hermosos carros de esa época, los que trajeron a mi memoria hechos y eventos de mi ya larga vida. Ford, Chevrolet, Buick, Pontiac, Mercury, Cadillac, Dodge, Plymouth y Chrysler que por esos años caminaban por nuestras calles en Prado y Laureles y que los fines de semana viajaban con sus dueños a fincas en El Poblado, Envigado, Sabaneta, la Estrella y Caldas; o hacia Rionegro, El Retiro o La Ceja para los más aventureros.

Pero la detención en el tiempo se observa también en casas y edificios, algunos mejor cuidados que otros, pero todos de baja altura. Solo pude ver una gran torre en las cercanías del Hotel Nacional, que, según me dijeron, también es de la época anterior a la revolución. Estas imágenes, acompañadas de la calidez y la amabilidad de los habaneros, hicieron de este viaje uno de los mejores de mi vida.

Nuestro hotel estaba localizado en la zona de Vedado, a dos cuadras del imponente Hotel Nacional de Cuba, declarado hoy como patrimonio histórico de ese país. Su enorme edificio, una combinación ecléctica de diferentes estilos arquitectónicos –desde reminiscencias árabes, hispano morunas, Neoclásico y Neocolonial–, fue construido a finales de los años 20 del siglo pasado e inaugurado el 30 de diciembre de 1930.

Traspasar el impactante lobby y abrir la puerta hacia el patio posterior generalmente va acompañado de un “¡Oh!” o de alguna exclamación parecida: ante nuestros ojos tuvimos una amplia galería amoblada con cómodos sofás y sillones de mimbre. Caminando unos pasos más allá, se encuentra un extenso jardín arbolado que también cuenta con mesas y un bar, y que balconea sobre el inmenso Atlántico. Una vista y ambiente imperdible, y los reyes de este jardín son una o dos parejas de pavos reales que circulan por entre las mesas, reclamando con sus graznidos un poco de pan.

Pasé varios días apoltronado en uno de estos sofás, leyendo a ratos, en otros mirando hacia el horizonte, fumando lentamente un habano y disfrutando siempre de la amabilidad e impecable atención del personal del hotel. Memorables los daiquirís, los mojitos y los jugos de frutas frescas, pero insuperables los rones cubanos de tres, siete, diez, once y más años de añejamiento. Mis favoritos fueron el Ron Santiago de once años o el Selección de Maestros de Havana Club, para ser tomados solos, en copa de brandy o cognac. El bar de la galería ofrece una selección limitada de pasantes y sandwichs, el más recomendable es el cubano con jamón, queso y carne desmechada de marrano.

El Comedor de Aguiar, el restaurante de lujo del hotel, ocupa un salón imponente cubierto con un impresionante techo artesonado. Su carta refleja la comida francesa de los años 60 del siglo pasado y entre las estrellas de su magnífica cocina están los camarones flambeados, la langosta thermidor, el Filete Mignon con salsa de champignones, el Chateaubriand con salsa bearnesa o algunas delicias de la cocina cubana como la ropa vieja con moros y tostones o el cordero estofado a la hierba buena. Para terminar, son recomendables unos creppes Suzzete cocidos y flambeados al lado de la mesa o los famosos helados Copelia. Mientras cenábamos, Ada Martín, la famosa pianista y compositora cubana, deleitaba a la concurrencia con hermosos danzones y otras canciones.
Espero poder regresar más de una vez a La Habana y a su Hotel Nacional.
Si desea puede escribirme a
[email protected]
Buenos Aires, julio de 2015
[email protected]

“Nos faltan veinte años de trabajo intenso”

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Entrevista con los organizadores del congreso internacional Arquitectura: Territorio y Ciudad
alejandro echeverri miquel adria

Alejandro Echeverri, director de Urbam, (en primer plano) y Miquel Adrià, director de Arquine, durante uno de los conversatorios (FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA UNIVERSIDAD EAFIT)

 
Por: Álvaro León Pérez S.

Con un balance positivo culminó Arquitectura: Territorio y Ciudad, congreso internacional que se llevó a cabo en el Museo de Arte Moderno de Medellín, los días 16 y 17 de julio.

Arquitectura: Territorio y Ciudad fue el resultado del trabajo colaborativo entre Arquine, la mayor plataforma de contenidos de arquitectura y urbanismo de Latinoamérica, y el Centro de Estudios Urbanos y Ambientales, Urbam, de la universidad Eafit.

Durante dos días, más de 300 arquitectos de diferentes nacionalidades recorrieron Medellín, asistieron a conferencias y exposiciones, y tuvieron una oportunidad única de compartir sus experiencias.

Vivir en El Poblado entrevistó los organizadores del evento, los arquitectos Miquel Adrià y Alejandro Echeverri, quienes además son los directores de Arquine y Urbam, respectivamente.

En diálogo con este portal, ambos compartieron sus impresiones sobre lo que fue el congreso, a la vez que se refirieron a los desafíos que enfrenta Medellín como ciudad y a los cambios que se han producido en la manera de hacer arquitectura.

“Medellín es un modelo de transformación sumamente interesante”: Miquel Adrià
Miquel Adrià es un premiado arquitecto catalán, docente y conferencista en universidades españolas, estadounidenses y mexicanas.

Su trayectoria profesional incluye haber sido curador del pabellón de México en la XIII Bienal Internacional de Arquitectura de Venecia. El director de Arquine es, además, autor de una treintena de libros.

¿Sus impresiones al concluir el congreso?
Ha sido la oportunidad de escuchar las voces de arquitectos de distintos países, todos comprometidos con la solución de problemas que son comunes a muchas ciudades, liderando trabajos interdisciplinares y dando pasos importantes en la construcción de un nuevo modelo de la arquitectura, que está más vinculado con la sociedad civil.

¿De qué manera se evidencia ese mayor compromiso de la arquitectura con lo social?
Estamos tratando de superar el modelo de hace años, caracterizado por la arquitectura casi exclusivamente en manos del Estado, de las instituciones o de arquitectos estrella; de edificios tremendamente icónicos que realmente no respondían a una necesidad social, que no venían de abajo hacia arriba, sino que eran casi imposiciones monumentales.

Creo que, en ese sentido, todas las voces que hemos oído de arquitectos que vienen de países como Chile, México, Colombia, Venezuela o España, nos permiten identificar claros signos de esperanza, gracias a una generación de profesionales más en contacto con las comunidades y, en general, más comprometidos con la sociedad.

¿La gente de a pie sí se involucra en estos procesos?
Gracias a la transversalidad de las redes sociales ya hay entre el público un gran conocimiento de algunas de estas iniciativas, las cuales se están reproduciendo viralmente, prácticamente en todas las ciudades del mundo. Hablo de ciudades porque creo que la cultura contemporánea se construye a partir de una red de ciudades con respuestas a veces similares a pruebas comunes, y ya no tanto de los países.

¿Cuál es su lectura de Medellín como ciudad?
Para mí, Medellín se ha convertido en un modelo de transformación tremendamente interesante, el cual hemos seguido con mucha atención desde México y Barcelona. He venido un montón de veces, viendo en cada ocasión cómo están construyendo proyectos, a veces con la excusa de la arquitectura, pero sobre todo, como respuesta a necesidades sociales.

A partir del periodo de Sergio Fajardo empezó todo un proceso de transformación que considero ejemplar y que, de algún modo, ha impactado a muchas ciudades del mundo.

¿Aspectos por mejorar?
Durante la primera fase de esa transformación se trabajó en un urbanismo táctico con intervenciones puntuales que tuvieron un impacto casi inmediato. Ahora se están planteando proyectos de carácter estratégico y mayor calado, los cuales requieren más tiempo y están más institucionalizados, por lo que pueden perder la inmediatez y la conexión con lo social.

Cuando haces un parque biblioteca, eso tiene un impacto inmediato y, aunque no es suficiente, es muy notable. Por el contrario, cuando haces un plan a veinte años para generar un parque lineal sobre el río Medellín, el impacto no es inmediato.

¿Qué opina del proyecto Parques del Río?
Yo no me atrevo a descalificar estos proyectos para nada, creo que los proyectos estratégicos que se están planteando hoy en Medellín son absolutamente necesarios. Sin embargo, hay que ser muy cuidadosos con las estrategias y los planes que se establezcan para que esas iniciativas no pierdan su conexión con lo inmediato y con lo social.

arquine

El congreso registró un lleno total, durante los dos días que duró

Mejor preguntas que respuestas
Cofundador y director del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales, Urbam, de la Universidad Eafit, Alejandro Echeverri es un arquitecto y planeador urbano ampliamente reconocido a nivel internacional.

El palmarés de Echeverri incluye galardones tan importantes como el Premio Nacional de Arquitectura, el Premio Nacional de Urbanismo, el Premio Curry Stone Design y el Premio Verde Veronica Rudge en Diseño Urbano, entre otros.

¿Cuál es su balance del congreso Arquitectura: Territorio y Ciudad?
Fue emocionante ver la diversidad de las personas que participaron y sentir una especie de complicidad al abordar los lugares y problemas comunes que tenemos en nuestras ciudades de origen.

Los arquitectos y urbanistas trabajamos para tratar de resolver situaciones complejas, pero nos quedan muchas preguntas importantes por resolver; la academia tiene todavía pendiente la tarea de dar esas respuestas pertinentes.

Sin embargo, yo creo que es mucho mejor tener preguntas que respuestas, y me parece que, haciendo un balance del congreso, lo más valioso que queda son todas las preguntas que pueden desencadenar procesos de conocimiento, formación y nuevos diálogos.

¿Cómo dar impulso a esos procesos?
Claramente, hay que hacer trabajos mucho más colaborativos. Ya no es factible que un solo personaje, con una única percepción, haga un proyecto de arquitectura o urbanismo. Es necesario que el trabajo sea interdisciplinario y orientado a construir procesos en los que se pueda recibir información suficiente para dar verdaderas soluciones.

Tenemos que trabajar con la gente, pero no en el sentido clásico de la participación, que se ha distorsionado completamente. Ya no se trata simplemente de informar al otro sobre lo que se va a construir, sino de involucrarlo en la co creación, en la construcción de los procesos y en la obtención de la información.

¿Qué papel deberían asumir, entonces, los arquitectos de hoy?
Nosotros somos mediadores. Aunque los arquitectos y los urbanistas trabajemos en gran parte con transformaciones físicas, los espacios que creamos tienen que ser definidos mediante un trabajo que nos exige convertirnos primero en mediadores de un dialogo, para poder dar las respuestas después.

¿Por qué elegir a Medellín como sede del congreso?
En los últimos años Medellín se ha convertido en un laboratorio, no solo en relación con los temas de transformación arquitectónica o urbanística, sino también en ámbitos como el social y el político.

Adicionalmente, existe una percepción muy amplia a nivel latinoamericano, sobre la capacidad de Medellín para generar alianzas estratégicas entre el sector público, las empresas privadas, la academia y los políticos para sacar adelante proyectos e instituciones que hoy existen por esos acuerdos.

¿Por ejemplo?
Un ejemplo de ello es el Parque Explora, un proyecto que viene desde la política, y en el cual el sector privado ha sido un actor fundamental, mientras que la academia ha jugado desde el principio un papel importantísimo. Ese tipo de cosas no nos llaman la atención porque a los medellinenses eso se nos convirtió en paisaje, pero en otras partes del mundo eso no es tan normal o frecuente como uno pudiera creer.

Desde su óptica como arquitecto: ¿Cuáles son los problemas de Medellín que demandan atención prioritaria?
Estamos lejos de tener una ciudad incluyente. Medellín es una ciudad dividida en la que muchos barrios tienen carencias inmensas. Hay un problema de hábitat y de vivienda en los cinturones de la parte alta, lugares que son una tragedia con gran cantidad de personas viviendo en zonas de riesgo.

También nos queda por solucionar mucho en el tema de la movilidad porque, aunque el tema se ha abordado y el transporte público ya está en la agenda de la ciudad, todavía nos falta un camino inmenso.

Fíjate en toda la reclamación que hay de los derechos del ciclista, y, sin embargo, andar en bicicleta por Medellín sigue siendo un riesgo absoluto. Entonces, ¿cuándo vamos a tener una ciudad donde uno pueda caminar civilizadamente y en la que un niño de nueve o diez años pueda cruzar las calles, o pueda coger una bicicleta?

¿Cuánto tiempo tomaría minimizar esos problemas?
Nos faltan veinte años de trabajo intenso para eso. Lo que tenemos son unas tareas inmensas pero eso no me genera un trauma, ni me desanima, porque siempre trato de ver lo interesante de los retos que tenemos por delante.

Formulación de una política pública de construcción sostenible

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El Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en convenio con la Universidad Pontificia Bolivariana, trabaja en la construcción del documento y espera aportes de la ciudadanía a través de redes sociales

Desde octubre de 2014, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en convenio con la Universidad Pontificia Bolivariana, trabaja en la formulación de una política pública de construcción sostenible para la región, alineada con el reglamento de nivel nacional, que en julio de 2015 se lanzó oficialmente (Reglamento de Construcción Sostenible para Colombia Decreto 1285 de 2015). El documento contiene los parámetros y lineamientos técnicos necesarios para lograr el uso eficiente de los recursos de agua y energía en las nuevas construcciones a partir del año 2016. Este reglamento fue formulado por el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio en el marco del Plan de Acción Sectorial de Vivienda y Desarrollo Territorial.

De forma paralela, el objetivo del Área Metropolitana y de la Universidad Pontificia Bolivariana es orientar la planeación, diseño, construcción, operación, renovación y la deconstrucción de los proyectos urbanos y de las edificaciones en la región hacia un desarrollo más sostenible, caracterizado por una mayor eficiencia en el uso de recursos, un menor impacto ambiental y una mayor inclusión social. Esto incluye temas relacionados con la biodiversidad, la gestión de los materiales y la reducción en la generación de residuos, entre otros.

El desarrollo técnico del documento está a cargo de un equipo interdisciplinario compuesto por arquitectos, ingenieros, paisajistas, biólogos, comunicadores y abogados, pertenecientes a grupos de investigación de las facultades de Arquitectura, Comunicación Social y Derecho de la UPB.

Adicionalmente, diferentes entidades públicas y privadas, así como gremios relevantes al tema, aportan elementos según sus competencias y experiencias. Las instituciones que participan por el momento son la Cámara Colombiana de la Construcción –Camacol- Seccional Antioquia, Centro Nacional de Producción Más Limpia y Tecnologías Ambientales, Curadurías Urbanas, Departamentos de Planeación Municipal, Empresa de Desarrollo Urbano –EDU-, Empresa de Vivienda de Antioquia, Empresas Públicas de Medellín, Instituto Social de Vivienda y Hábitat de Medellín –Isvimed-, Parque del Emprendimiento y la Sociedad Colombiana de Arquitectos –SCA-.

La estrategia de construcción de esta política pública también incluyó la realización de cuatro foros con la participación de los diversos participantes de la construcción y las empresas afines. Así mismo, la ciudadanía en general puede hacer sus aportes mediante la aplicación de la metodología de Voces Ciudadanas, que ya fue empleada para canalizar la participación comunitaria en la formulación del Plan de Ordenamiento Territorial de Medellín en 2014. En esta oportunidad se hace a través de las cuentas en redes sociales del Área Metropolitana del Valle de Aburrá y Voces Ciudadanas usando #MedellínSostenible en las cuentas de Twitter @Areametropol y @Vc_sostenibilid o en Facebook Areametropol y Vcsostenible.

Las preguntas que se plantean en las redes sociales son las siguientes:

1. ¿Qué impactos genera la construcción en su comunidad? (edificaciones, espacio público, vías)
2. ¿Cómo considera usted que deberían mejorar las construcciones en su comunidad?
3. ¿Qué entiende usted por construcciones sostenibles?
4. ¿Qué características marcan la diferencia entre una construcción sostenible y una no sostenible?
5. ¿Cómo cree usted que el Estado debería garantizar la sostenibilidad en una construcción?
6. ¿Cómo un ciudadano puede ejercer control sobre el proceso de una construcción?
7. ¿Qué beneficios presenta para el sector, la ciudad y los usuarios una construcción sostenible?

Restablecido el suministro de agua en tres barrios de la comuna 14

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A las 4 pm. de hoy se normalizó el servicio de acueducto en los barrios Las Lomas, Altos de El Poblado y Los Naranjos, interrumpido desde ayer en la noche
rotura tubo superior

El daño en la tubería se produjo de manera accidental, durante la realización de los trabajos de construcción del paso a desnivel de la transversal superior con la calle 10 (FOTO CORTESÍA: FONVALMED)

Tres barrios de la comuna 14 se encontraban sin agua desde la noche de ayer, cuando se presentó la rotura accidental de una tubería a la altura de la Transversal Superior con Calle 10, precisamente donde se lleva a cabo una de las obras de Valorización de El Poblado.

La interrupción afectó a cientos de familias que residen en los barrios Las Lomas, Altos de El Poblado y Los Naranjos, así como a la sede de la Universidad CES y a los establecimientos comerciales de la zona.

Durante toda la noche, el personal de Fonvalmed trabajó para reparar el daño y restablecer el suministro de agua, hecho que finalmente se concretó en la tarde de hoy, cuando un equipo de ingenieros verificó el correcto funcionamiento de las válvulas y restableció el servicio.

Fonvalmed informó que una trabajadora social visitó los barrios afectados, donde se entrevistó con los residentes y los representantes de la comunidad.

Asimismo, la entidad informó que será la empresa interventora la encargada de investigar lo ocurrido y esclarecer las causas del daño.

Residentes de la comuna 14 podrán estudiar inglés gratis

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Aprender otro idioma sin incurrir en gastos es posible, gracias al programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo

cursos ingles

Se espera una nutrida participación de la comunidad en los cursos de inglés

¿Reside en la comuna 14 y desea recibir clases gratuitas de inglés?

Tal vez le interese saber que están abiertas las inscripciones para los cursos de inglés financiados con los recursos priorizados por la comunidad, a través del programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo.

Pueden inscribirse estudiantes de educación superior y personas que se encuentren laborando en la actualidad, cuya edad esté entre los 18 y 39 años y residan en la comuna 14.

El proceso de inscripción es sencillo y se realiza a través de un formulario virtual, desde la comodidad de su lugar de residencia o trabajo.

El inicio de las clases cursos tendrá lugar, una vez se haya completado el mínimo de personas inscritas.

Los interesados pueden obtener información adicional en el teléfono 444 65 30 (Corpoblado).

Entregan intercambio vial en la Loma del Tesoro con la Transversal Superior

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La Alcaldía de Medellín inauguró la obra, que hace parte del Proyecto de Valorización de El Poblado
 
intercambio vial

El nombre del nuevo intercambio vial es Evelio Ramírez Martínez

La inauguración de la obra tuvo lugar este jueves y contó con la presencia del Alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria Correa, quien destacó que el proyecto mejorará la movilidad del sector.

Aunque el nuevo intercambio vial fue entregado oficialmente, todavía faltan por terminar algunos detalles para que la obra quede terminada y entre en pleno funcionamiento.

Según algunos obreros que trabajan en el sector, las lluvias que cayeron esta semana retrasaron los trabajos, que terminarían en una semana, aproximadamente.

 La obra finalizada contempla un puente de 170 metros lineales sobre la Transversal Superior, dejando a nivel la vía al Tesoro con el fin de lograr mayor fluidez al tráfico por ambos ejes viales.

También se construyeron 1.18 kilómetros de nuevo carril y 2.400 metros cuadrados nuevos de espacio público, con una inversión superior a los $10.300 millones.

Las autoridades señalan que una vez se finalice el intercambio vial que se está construyendo en la Transversal Superior con la Loma de los Balsos, se evidenciará una descongestión vehicular mayor, pues las dos estructuras permitirán la continuidad de la circulación en sentido sur – norte, por el corredor vial.

Cultivarse

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Todo se resume en esa palabra: la importancia de la lectura y la escritura, la necesidad de formarse un criterio, el hecho simple y decisivo de que cada uno está a cargo de su vida
/ Gustavo Arango

Hace mucho no enseñaba en el país de los colombios. Estuve en talleres para periodistas, en mesas de congresos, pero a un salón de clase no entraba desde hace dieciocho años. Era un curso intensivo de escritura creativa. Era un grupo de estudiantes de comunicación social ya muy cerca de graduarse. Era una universidad privada de la Costa. Tardé poco en recordar las actitudes y dinámicas del mundo en que empecé a ser profesor.

Ahí estaban los alumnos aplicados, los que preguntan y aprovechan cada instante de la clase. Pero también estaban los otros. Los que miran desde los rincones con desdén. Los que intentan medirte la paciencia y el conocimiento, con la esperanza de dejarte derrotado. Los que arman corrillos y se mandan mensajitos y se ríen y se olvidan de que al frente hay un tipo tratando de enseñarles alguna cosa que sirva. Todo se dio cita en ese salón de clase: el matoneo, los conflictos de raza y de clase, la cultura envilecida del dinero y la ingenuidad que sueña. Estaban los que piensan que pagando la matrícula ya han comprado el diploma. También, los que alguna vez tuvieron ilusiones de aprender y fueron decepcionados una y otra vez por profesores engañosos.

Como el perro viejo ladra echado, fui sorteando una a una las dificultades. A medida que lo hacía fui entendiendo que no sería el profesor que he sido en el país del sueño, y que no me sentiría tan a gusto con lo que hago, si no hubiera empezado mi carrera de tiza y tablero en un medio tan exigente. Entonces pensé en las dificultades, en el futuro incierto de esos muchachos, y sentí la necesidad de darles un mensaje que de veras fuera útil.

Primero les dije lo más obvio: que quien escribe tiene que leer y escribir mucho, que detrás de cada texto que se publica hay muchas horas de práctica, de borradores frágiles, de intentos que no clasificaron. Les hablé del témpano de hielo, de la pequeña punta que flota gracias a la masa enorme que hay debajo. Les hablé de las diez mil horas de práctica. Les dije que un comunicador que no es aficionado a las palabras es una cosa tan extraña como si a James Rodríguez no le gustara el fútbol y a Nairo Quintana lo aburrieran las bicicletas.

Luego les hablé de las historias, de esa necesidad humana tan vital como el alimento o el techo. Les expliqué que una de las tareas fundamentales del comunicador es transmitir historias y que su deber como profesionales es conocer cuáles son los temas esenciales, las preocupaciones básicas, lo que mueve esa red de relatos que envuelve y le da forma a nuestras vidas.

A medida que hablaba sentía que el efecto en los más atentos era evidente. Pero me quedaban los apáticos, los desconfiados. Supe que debía resumir mi legado en una o dos palabras que quedaran resonando, que quizá produjeran efecto meses o años más tarde.

Les hablé del Enquiridión de Epicteto, de su hermosa reflexión sobre la libertad y la felicidad, sobre la importancia de saber cuáles aspectos de nuestra vida controlamos y cuáles no. Les dije que solo somos dueños de nuestras decisiones, de lo que aceptamos y rechazamos, y que ese breve espacio de libertad está perdido si no nos formamos un criterio.

Así llegué a la síntesis con la que me despedí de mis únicos alumnos colombianos en casi dos décadas. Sin haberlo planeado, inspirado tal vez por los ejercicios de escritura, conseguí resumir todo lo que les había dicho con al verbo reflexivo “cultivarse”. Todo se resume en esa palabra: la importancia de la lectura y la escritura, la necesidad de formarse un criterio, el hecho simple y decisivo de que cada uno está a cargo de su vida. Les dije que el mundo los quería dóciles y mediocres para poder manipularlos, y que su propia vida era la empresa a la que cada uno tenía la obligación de enriquecer y dar prosperidad.
Cartagena, julio de 2015
[email protected]

Una carta para no olvidar

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Daniela Abad, una joven espontánea y tranquila, deja entrever los valores simples como el amor por la familia
Carta a una sombra
es el primer documental de Daniela Abad Lombana
Por Luisa Martínez

Daniela Abad pudo hacerle a su padre, el escritor y columnista Héctor Abad Faciolince, muchas de las preguntas que tenía. Eran del abuelo, de su relación con él, de la familia, y otras, más íntimas, de hija a padre. Preguntas naturales que volvieron un día, a propósito de su documental Carta a una sombra, que codirigió junto al director bogotano Miguel Salazar, para contar la historia de la vida y muerte de Héctor Abad Gómez, el médico que luchó por la salud pública y la defensa de los derechos humanos en Medellín. Según describe Salazar: “la de un hombre bueno asesinado por ser bueno”.>

El documental se encuentra actualmente en las carteleras de cine de la ciudad y ha logrado sacar lágrimas a más de uno, como muestra de un sentimiento de empatía con una historia cercana y propia. Ganó el Premio Especial del Jurado y del Público en el 55º Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias –FICCI–. Con su investigación, los realizadores comprueban la amplia narración del libro El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, la inspiración del documental. Aunque la idea inicial fue de un cineasta holandés, luego de que Daniela llegara de Barcelona hace dos años, en donde se formó en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña, se encontró sentada en la biblioteca de su padre, hablando de recuerdos y grabando escenas.

La familia está feliz. No pueden creer ver al abuelo en un afiche en el cine. Y luego, verse en pantalla gigante, es emocionante. La conmoción era de esperarse. Era volver a las fotografías guardadas en los baúles de la abuela y reencontrarse con momentos que quizá no recordaban; tener el previo aviso de videos fuertes, que por motivos de sobra, no se apresuraron a obtener; oír audios nunca conocidos y que guardan la voz, ya apagada. Pero fueron esas cartas habladas que el abuelo enviaba desde Indonesia o Filipinas, grabadas en un casete, las que sorprendieron a la nieta. Fue muy bonito para Daniela encontrar una para ella cuando acababa de nacer y oír por primera vez a quien le hablaba de la grandiosa mujer que sería.

Con esta historia no se pretendía encontrar al autor del asesinato de Héctor Abad Gómez –el 25 de agosto de 1987– sino, como expresa la codirectora, “contar una parte de la historia de Colombia, pero sobre todo recordar unos valores muy simples que mi abuelo siempre tenía presentes como el amor por la familia, los hijos, la belleza, la vida… Y hacer un cuestionamiento político desde esos valores, más que hablar de afiliaciones políticas, que igual están ahí”.

Afiche del documental

Una de las paradojas más tristes de su vida, relata en el documental Héctor Abad Faciolince, es que casi todo lo que ha escrito ha sido “para alguien que no puede leerme, y esto no es otra cosa que la carta a una sombra”. De cierta forma, revela su hija, “el documental es una carta, mía y de Miguel para mi papá y es muy emocionante que él sí pueda verla”.

“El cine es el único amor que no he perdido”, asegura. Quizá por eso abandonó, igual que su padre, la carrera de medicina que cursó por dos años. “Las películas, son definitivamente lo que más me gusta”, agrega. Por estos días, anda escribiendo el nuevo documental del que será directora y que grabará en 2016, esta vez dedicado a su abuelo materno, el escultor Tito Lombana.

Ser de aquí y de allá
Su vida ha estado entre este país, el que siente como propio, y Europa. Daniela Abad nació en Turín, Italia, el 22 de mayo de 1986, pero creció en la ciudad de Verona, a donde fueron sus padres, luego del exilio de Héctor Abad hijo tras el homicidio de Héctor Abad padre. Verona, recuerda, es esa ciudad pequeña y conservadora –ahora de moda y bohemia–, en la que no tenía mucho qué hacer, pero donde comía delicioso. Allí, en un barrio de inmigrantes, Veronetta, vive aún su madre Bárbara Lombana, en el mismo apartamento amplio, pero acogedor, y con ese ambiente que ella le da, “con sus cosas de hippie”, según cuenta. Por eso ha vivido con esa dualidad de dónde estar, si acá o allá.


Fotografía tomada por Carlos Bernal, amigo de Héctor Abad Gómez. Foto Cortesía

Daniela, que casi siempre sonríe, deja entrever el amor que siente por su familia. Habla de esas mujeres que, en un encuentro íntimo y sincero, se atrevieron a evocar la tragedia de un padre y un esposo, pero también el legado de enseñanzas y bellos momentos. La primera de ellas es Cecilia Faciolince, su abuela y amiga. La mujer sabia que entre tantas cosas le enseñó por qué la independencia económica es tan importante: “para que no te dominen y no tengas que hacer cosas que no quieres”. Las otras, sus tías son esas mujeres que cuando están, la vida es diferente: Mary Luz, la mayor, es “muy generosa”. Ella, que arregla los floreros de las casas, sabe lo que está de moda y lo que no, es la que se encarga de que Daniela “esté bien arreglada” y se queja porque ella no usa aretes. María Clara, es con quien puede conversar libremente de cualquier cosa, “es la más alegre e intelectual”. “Cuentan que era la más bonita, modelo de Piel Roja y esas cosas…”. Eva Victoria o “Vicky”, es “glamourosa”, “puede no ser muy visible, pero para mí es la más sensata y en quien confío mucho”. Sol Beatriz o “La nena”, es la médica que, igual que el abuelo, cuida la salud pública y la de la familia. “Siempre está pendiente de este tema y nos regaña por eso”, cuenta Daniela. Es con quien de niña más tiempo compartió. Sus hijos, María y Miguel, son sus primos más cercanos. Por su puesto, está su padre, Héctor Abad. Con él, habla tantas veces al día que sus amigas se asombran. Es el amigo a quien le pide consejos todo el tiempo y con quien está a veces en desacuerdo. “No he leído todos sus libros ni leo todos los domingos sus columnas (…)”, admite, pero lo que sí tiene presente es su mayor enseñanza: “Confiar en uno mismo, oír lo que uno siente y quiere hacer y hacerlo”.


Héctor Abad Gómez junto a su familia. Foto cortesía 

F-AIR Colombia, una feria en el cielo

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Con una gran asistencia de público, la Fuerza Aérea Colombiana y la Aeronáutica Civil llevaron a cabo, en el Aeropuerto José María Córdova, la Feria Aeronáutica Internacional F-AIR Colombia. Muestra comercial, exposición de aeronaves, shows aéreos, jornadas académicas y espacios de networking fueron algunas de las actividades de esta versión.

FERIA AERONAUTICA 2015
Alejandra Pérez, Jenifer Márquez, Estefanía Márquez

FERIA AERONAUTICA 2015
Alexander Henao, Ana María Duque, Santiago Duque, María Alejandra Henao

FERIA AERONAUTICA 2015
Andrés García, Sandra Botero

FERIA AERONAUTICA 2015
Antonio Charry, Daniel Peralta, Ricardo Martínez

FERIA AERONAUTICA 2015
Camilo Sánchez, Marta de los Ríos, Alejandro Vallejo, Alejandro Montoya

FERIA AERONAUTICA 2015
Daniel Martínez, María Claudia Bechara, Darío Mendoza

FERIA AERONAUTICA 2015
Daniel Ochoa, Camila Jaramillo, Santiago Ramírez, Elisa Maya

FERIA AERONAUTICA 2015
David Ángel, Pablo Ángel, Lina Alzate, Susana Ángel

FERIA AERONAUTICA 2015
Edier Nuñez, Juan David Gutiérrez, Juan Pablo Quintero

FERIA AERONAUTICA 2015
Esteban Gallo, Carolina Medina, John Edwin Arroyave, Alejandro Arroyave, Elizabeth Buitrago

FERIA AERONAUTICA 2015
Fernando Valencia, Luis Eduardo Calderón, Sandra Vaca

FERIA AERONAUTICA 2015
Juan Esteban Londoño, Valentina Uribe, Jesús Arias

FERIA AERONAUTICA 2015
Juan Gómez, Manuela Gómez, María José Tafur, Cristina Gómez

FERIA AERONAUTICA 2015
Juan Luis López, Tatiana Vallejo, Juan David Viveros, Katherine Valencia

FERIA AERONAUTICA 2015
Juan Pablo Segovia

FERIA AERONAUTICA 2015
Juan Sebastián Betancur, Natalia Perilla

FERIA AERONAUTICA 2015
Lina de la Roche, Bradley Nieto

FERIA AERONAUTICA 2015
Lorena Fandiño, Yuly Ospina

FERIA AERONAUTICA 2015
María Juli Correa
Mariana Méndez, Fabián Henao
FERIA AERONAUTICA 2015
Natalia Delgado, Sebastián Jaramillo

FERIA AERONAUTICA 2015
Natalia Soto, Esteban Alzate

FERIA AERONAUTICA 2015
Natalia Tobón, Sebastián Velásquez

FERIA AERONAUTICA 2015
Santiago Morales

FERIA AERONAUTICA 2015
Tomás Galdos, Maribel Restrepo, Teniente Carlos Lozano, Nicolás Galdos


Milton Becerra

FERIA AERONAUTICA 2015

Mercadillo de mascotas en Santafé

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Microcharlas, desfiles y toldos con productos y accesorios para perros, gatos y peces fueron las actividades y espacios que presentó el Mercadillo de Mascotas, evento realizado durante tres días en el Centro Comercial Santafé.
MERCADO DE MASCOTAS
Sakura, Paula Rodríguez, Alejandro Santos
MERCADO DE MASCOTAS
Bingo, Óscar Pérez
 
MERCADO DE MASCOTAS
Camila González
MERCADO DE MASCOTAS
Carlos Tapias, Canela
MERCADO DE MASCOTAS
Elizabeth Prieto, Cristina Arroyave

MERCADO DE MASCOTAS
Jorge Ramírez, Juana de La Cuesta

MERCADO DE MASCOTAS
Juan Alberto Rúa, Lukas, Denis Londoño

MERCADO DE MASCOTAS
Juan Luis Peláez, Carolina Montoya, Felipe Restrepo

MERCADO DE MASCOTAS
Juliana Echeverri, y su perro Bruno Albeiro de las Casas
MERCADO DE MASCOTAS
Kira, Santiago Valencia
MERCADO DE MASCOTAS
Juliana Rodríguez, Katherine Hernández

MERCADO DE MASCOTAS
Liliana Botero, Jorge Ángel

MERCADO DE MASCOTAS
Liliana Rodríguez, Juan David Díaz
MERCADO DE MASCOTAS
Marianella Cardona, Andrés García
 
MERCADO DE MASCOTAS
Mario Arturo Casas, Alejandra Casas, Rosalba Espinoza, Liliana Casa, y la mascota Pilarica
MERCADO DE MASCOTAS
Mateo Tapias, Juana
 
MERCADO DE MASCOTAS
Mercedes Toro, y Merlín
MERCADO DE MASCOTAS
Natalia Hernández, Cristian Vinasco, y sus mascotas Dakota y Ziggy
MERCADO DE MASCOTAS
Natalia García, Esteban García, Julio García y su perro Fido

MERCADO DE MASCOTAS
Óreo, Diana Díez

Sabores artesanales en El Castillo

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Más de 40 pequeñas y medianas empresas gastronómicas hicieron parte dael Mercado de Sabores Artesanales, festival que tuvo lugar en el Museo El Castillo.


Titi Berrío, Miguel Ramírez, Luisa Upegui, , Juan David Ramírez, Ricardo Agudelo, Felipe Agudelo

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Verónica Urrego, Santiago Escobar

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Carlos Hincapié, Natalia García, Juan Camilo Vargas, Alejandro de la Torre

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Carlos Suárez, Lidia Jiménez
 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Carolina Echeverri
 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Cristian Andrés Elejalde, Andrés Serna

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Diego Buitrago, Jennifer Bravo, Mandy Londoño

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Eliana Monsalve
 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Fanny Díaz, Allondra Quintero
 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Juanita de Bedout, Simón Zuluaga

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Laura Mejía, Ana Luisa Arroyave

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Liliana Molina, Claudia Guzmán

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Lucía de la Pava, Juan Manuel Torres, Kiko Kairoz, Sofía de la Pava, Catalina Irurita, Lucía de la Pava

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Manuela Fernandes, Luis Fernandes
 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Marta Eugenia Arango
 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
María Luisa Fernandes, Merciane Fernandes
 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Michelle García, Alejandro Sierra
 
 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Nicole Gazzera, Claudine Murphy

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Rubén Vásquez, Mónica Tamayo

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES
Sara Orozco, Luciana Pabón, Santiago Pabón

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES

 MERCADO DE SABORES ARTESANALES  MERCADO DE SABORES ARTESANALES

La cocina fresca de Calle Cruz

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Platos apetitosos al paladar y saludables para el cuerpo ofrece Calle Cruz, un restaurante de cocina de autor, que utiliza ingredientes orgánicos, muy frescos, en preparaciones afines al estilo de vida de las personas que disfrutan del buen comer sin descuidar su peso.

Juan Guillermo García y Carolina Correa

Calle Cruz es un proyecto de los empresarios Juan Guillermo García, Santiago Madrid y la chef Carolina Correa, quienes han concebido un lugar moderno y cautivante, donde utilizan ingredientes preponderantes en la gastronomía colombiana para confeccionar tentadoras recetas que vinculan lo propio con lo foráneo

El ceviche de temporada, el pulpo glaseado con Kola Román (acompañado con milhoja de plátano y queso costeño, bañado en salsa de chorizo) y los kibbes (hechos con harina de trigo y sofritos en aceite de oliva) son entradas irresistibles.

La cazuela de mariscos, el bowl Mediterráneo, el solomito Calle Cruz, el morrillo estofado en Kola Román (requiere un proceso de cocción de 12 horas, que asegura su suavidad) y el pollo en hojaldre (relleno de queso holandés y jamón serrano, sobre una espuma de queso y acompañado de ratatouille en tomatina de albahaca) son los fuertes recomendados.

Los postres se renuevan cada dos semanas. De los actuales, aconsejamos la esfera de chocolate (tres capas de chocolate con un relleno de mermelada de frambuesa y acompañado de helado artesanal de vainilla y limón).

Calle Cruz tiene muy presentes a los comensales vegetarianos. Para ellos, ofrece gustosas alternativas como el bowl de vegetales, el rissoto de hongos, el tamal de plátano y la pizza fresca (con masa marroquí delgada, crocante y liviana para el estómago).

Calle Cruz, que igualmente funciona como bar (vale la pena probar sus sangrías y margaritas), está ubicado en el Mall Trivento (en la Transversal Superior, a unos 100 metros del mall San Lucas Plaza). Horario de martes a domingo de 12 m a 10 pm. Los domingos cierra a las 5 pm. Informes en el 313 9708.

Salmón con piel crocante en salsa pesto, con vegetales salteados

Ingredientes
• 200 gramos de salmón fresco.
• 1 gramo de ghee con tocineta (mantequilla clarificada, con un tris de tocineta para darle sabor).
• Sal y Pimienta al gusto.
Para la salsa pesto
• 30 gramos de albahaca.
• 1 diente de ajo.
• 15 gramos de queso parmesano.
• 10 gramos de maní.
• 20 mililitros de aceite de oliva.
• 40 mililitros de aceite de girasol.
• Sal y pimienta al gusto.
Para la ensalada de verduras calientes
• 3 gramos ghee de ajo.
• 25 gramos de zucchini amarillo.
• 25 gramos de zucchini verde.
• 25 gramos de zanahoria.

Procedimiento
Para preparar la salsa pesto, agregar todos los ingredientes (a excepción del aceite de oliva) en la licuadora, comenzar a licuar lentamente e ir agregándole el aceite de oliva en forma de hilo (a temperatura ambiente) y continuar con el proceso hasta que quede una salsa homogénea.


Para el salmón, sellar el filete por el lado de la piel hasta que quede crocante, con ghee de tocineta, voltear y sellar nuevamente. Terminar su cocción en el horno a 250 grados durante cinco minutos.

Para la ensalada de vegetales salteados, cortar los zucchinis en cubos de aproximadamente 2 centímetros cada uno, y la zanahoria cortarla en rodajas. Para la preparación de la ensalada blanquear las zanahorias, después saltearlas con ghee de ajo y cuando estén doradas adicionarles los zucchinis, salpimentar.

Verter la salsa sobre el salmón y servirlo acompañado de la ensalada. Decorar con julianas de rábano o limón.

 

Kabuki, con acento nipón

Por Juan Sebastián Mora

En Provenza, en la carrera 33 No. 8A – 37, hace poco reabrió sus puertas Kabuki, restaurante especializado en gastronomía japonesa tradicional, con cierta influencia, en algunos platos, de la cocina nikkei (una fusión entre la peruana y la nipona).

La carta es obra del distinguido chef japonés Tomoyuki Sugano, quien formó en las técnicas y sabores milenarios de su país al chef actual de Kabuki, Camilo González, que aprendió el perfeccionismo y respeto por las recetas originales de la cocina nipona.

En una mesa a la vista de sus comensales, Camilo realiza un show de teppanyaki, donde, entre juegos con los cuchillos, prepara el famoso plato de teppanyaki, integrado por arroz yakimeshi, ensalada y una variedad de proteínas (pollo, solomito, salmón, róbalo y diferentes mariscos) a elección del cliente.


Yakisoba Osaka

“El sushi es técnica; el arroz debe quedar suave y ‘explotar’ en la boca del comensal, que este sienta cada grano”, afirma Camilo, quien resalta que el sushi de Kabuki se destaca, entre otras cosas, por llevar auténtico vinagre de arroz importado del Japón.

Para los principiantes en el mundo del sushi, Camilo sugiere el Coco Roll (rollo con palmito de cangrejo, queso crema, aguacate, envuelto con coco dulce); para los de nivel intermedio, el Tempura Roll (salmón, langostino, queso crema, caviar de cangrejo, espinaca y champiñón); y para los expertos el Arcoíris (tamago –huevo japonés–, espinaca, champiñones y caviar de cangrejo y cubierto con variedad de pescados y aguacate).


Arroz cremoso

El Yakisoba Osaka (pasta salteada con vegetales y mariscos acompañada de un estofado de cerdo al estilo japonés, y salsa okonomiyaki) y el arroz cremoso (arroz con langostinos, pulpo, calamares, preparados en bisque de langostinos y queso parmesano) son dos platos fuertes favoritos del chef. De las entradas propone las gyosas, empanadas típicas japonesas cocinadas al vapor, y los eby fry, langostinos tempurizados en parmesano y acompañados de una salsa tártara artesanal.

El turrón de las tres leches y, para los niños, el helado de sushi (una crepe de chocolate enrollada, con helado de vainilla y frutas) son los postres más solicitados en Kabuki, lugar que abre de lunes a domingo de 12 a 3 pm y 6 pm a 10 pm. Los viernes  y sábados (este día funciona en jornada continua) cierra a las 10:30 pm, los domingos opera hasta las 5 pm. Informes en el 311 6152.

Humo veloz

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Como homenaje al filósofo y escritor José Gabriel Baena, fallecido el viernes 10 de julio de 2015, y quien fuera colaborador de Vivir en El Poblado durante diez años con su columna Humo veloz, publicamos este perfil que él mismo escribió en abril de 2010

José Gabriel Baena (1953-2015). Foto archivo

“Toda novela es una gran mentira”
Al solicitársele una entrevista al escritor y periodista José Gabriel Baena, no se sabe si por amabilidad o desconfianza, hizo un ofrecimiento que nunca nos habían hecho. Escribir él mismo su perfil para evitarnos, según dijo, el trabajo de grabar y desgrabar. Esto escribió:

José Gabriel Baena se acuerda mucho de un cuento titulado “Memorias de un niño embustero”, que empezaba: “Yo todavía no había nacido, cuando de pronto nací”. “Lo leí a los ocho años, a mediados del siglo pasado, en una inmensa “Antología del Cuento Colombiano”. Esos golpes de talento ingenuo son los que lo marcan a uno de por vida, y creo que de ahí de esa lectura, y de leer tanto embuste, nací yo como escritor”. Baena fue uno de los siete hijos de don Bernardo, el Mono, quien manejó la Librería América, al lado de La Candelaria, durante cuarenta años. Todavía existe la librería, al frente de “la Puerta del Perdón”, es la más antigua de Medellín, y Baena se crió entre los miles de libros que había en su casa, que llevaba el papá para leer y recomendarles a los clientes. “Había de todo en la casa, pero mi papá era Caballero del Santo Sepulcro, y entonces pululaban en cada rincón las biografías de santos, al lado de toda clase de literatura. De ahí mi vocación eterna de monje solitario. Pero estaban sobre todo los malditos franceses, y en general los grandes europeos. De tanto leer ya era miope a los nueve años, no había TV en la casa, me leí “La Metamorfosis“ de Kafka a los ocho, traducida por Borges, la Biblia completa a los 10, cinco mil páginas, y Cervantes solo vine a leerlo ya muy entrado en años, a los 20. Uno se forma como escritor en la niñez y en la adolescencia, ya después no se aprende, no creo en los llamados Talleres de Escritores”.

Baena estudió filosofía, se fue para Europa a mirar museos dos años, y cuando volvió se metió al periodismo. Fue uno de los insomnes fundadores de “El Mundo” en el 79, donde trabajó desde los subterráneos hasta la sala de redacción. Hizo de todo allí, y publicó en diez años centenares de artículos “de todo”. Tiene varios volúmenes empastados, y no está ni la mitad. “Del periodismo escrito, les recomiendo a ustedes, guarden, guarden todo. El periodismo es flor de tres minutos, como las buenas canciones antiguas. Ya los periodistas de hoy, con sus computadores, no pueden saber lo que es una rotativa tronando, al pie de una sala de armada, hacer un diario a las tres de la mañana, dormir tres horas y volver a las máquinas a mediodía. Y si me va a preguntar por la relación entre periodismo y literatura deberé decirle, tímido, humilde y necio: no hay ninguna, hoy. Antes, había. Recordemos las grandes épocas del periodismo en Colombia, solamente, y hasta los años 50–60 hubo escritores–periodistas, hoy habrá si mucho tres, no voy a decir nombres. Y poetas–periodistas, lo cual tuvo años de gloria en toda Iberoamérica. Hoy, así como dicen que el vídeo mató a la radio y luego la red mató todo, y todos los días internet mata algo tangible y nace algo invisible, como los teclados de la nueva iPad de la Apple, algo insólito, el periodismo mató a la gran mayoría de los escritores colombianos. No se le puede creer un poema a un “poeta” que escriba una columna semanal mercenaria. En cambio a los pocos novelistas que sobrevivimos en este país nos queda el lujo de escribir novelas y vivir casi de la nada y en la Nada, soy el último escritor nadaísta, escribiendo mentiras. Toda novela es una gran mentira, aunque pretenda decir la supuesta verdad de un mundo. No hay verdad que resista una palabra escrita, ni siquiera la palabra “Dios”. Por eso los judíos no se atreven a escribirla, y por paradoja los grandes novelistas son todos judíos, o tienen sus raíces por allá”. Baena, en España, “era y es un pueblo de judíos falsamente convertidos a la brava al cristianismo. Y el primer gran libro español lo hizo a mano Juan Alfonso de Baena, hacia 1450. Una inmensa recopilación de la literatura oral de la época. Creo que era tatarabuelo mío”.

Después de su vida en “El Mundo”, Baena trabajó como director cultural en la Biblioteca Piloto casi veinte años, y allí, de noche, entre centenares de exposiciones y conferencias, empezó a escribir sus novelas abrumadoras para los lectores comunes, de extraños títulos, desde 1993: “El amor eterno es un sándwich express”, “La Virgen Luna, los Siete de Urantia y el Dragón Láser”, “El Libro del Desapego de Beremundo Transz”, “O sea”, “Florecillas de Merlín de Asís”. Rockero a morir de la vieja guardia, editor de libros, periodista mensual de Vivir en El Poblado con su columna “Humo veloz”, Baena trabaja en su casa como oficina, con la gerencia de dos gatos ingleses. Cree que sus novelas son para el futuro, para el año 2300 en adelante. “Tres atrevidos las han leído por ahora, y eso es suficiente”. En junio saldrá la primera edición de otra novela, de un único ejemplar en papel. “Por cada libro que se publica hay que tumbar 17 árboles. Eso es muy grande pecado y pura vanidad. Pero se puede escribir para los amigos y enviarles capítulos sueltos por el e–mail. El novelista chino Gao Xingjian dice, y lo comparto y es mi lema: “No conviene sondear las almas, no conviene buscar las causas y los efectos, no conviene buscar el sentido, todo no es más que caos. Se han contado ya tantas tonterías que nada te impide seguir contando más”. Aviso: de cortesía: se ofrece su última novela en formato digital por demanda, a domicilio. Consignar en dólares.



Foto archivo

Buen viento y buena mar
José Gabriel Baena pasó de ser colaborador mensual a quincenal en Vivir en El Poblado a partir del año 2011 y continuó haciendo parte de la vida cultural de El Poblado, entre otras, con una inolvidable lectura titulada Yoko Ono Toronjaluna Sucediendo, en junio de 2013 en el Museo de Arte Moderno, que incluía la instalación de “333 toronjas vengadoras” en una producción general de “Baena Films y Los Ardientes Labios”, así como con la publicación del cuento “neofantastic” titulado Corazón de mantequilla, que narra el idilio entre Vampiretto y Funeralda. Su última creación literaria fue Cuaderno de Estampas y ejemplos de Beatitud, publicado en 2014.

En su última columna, publicada en la edición 625 de Vivir en El Poblado (2 de julio de 2015), Baena deja un memorable mensaje: “Me pregunto, ¿a dónde se fue ese niño que nunca fue iluminado por la fatal revelación, quizás, citando a Jean Genet, “el niño melodioso muerto en mí, mucho antes de que me cortara el hacha”? Creo que sobreviví merced a la lectura y la escritura. Y a una frase de mi profesor de literatura secundaria: “Todos podemos ser literatos”.



Foto archivo

Amigos que lo recuerdan
Álvaro Morales Ríos (director del museo Pedro Nel Gómez): “Gran pérdida de un hombre culto, inteligente y que tenía en la cultura la razón de ser de su vida. Música, cine, literatura, y tantas tardes y tantas noches de buena compañía. Buen viento y buena mar mi amigo de tantos días inolvidables”.

Ricardo Aricapa Ardila (periodista): “A José Gabriel lo conocí en el periódico El Mundo, como redactor de la sección cultural. Es decir, en su salsa, porque dado el mundo intelectual en el que se movía y sus muchos conocimientos y lecturas, siempre bordeando las vanguardias artísticas, el hombre no encajaba en una sección distinta. Además su frágil figura de nerd irredento, y sus ojos siempre alertas detrás de sus lentes de aumento (cuando se los quitaba quedaba casi ciego), no daban margen para encasillarlo en otro terreno. Desde entonces aprecié su amistad y las charlas en las que a veces nos enfrascábamos, siempre lúcido y certero en sus apreciaciones, prudente en sus opiniones y con un sentido del humor que, más que negro, era corrosivo, ácido sulfúrico puro. Por eso era un gusto conversar con él, tan distinto al resto de los colegas. Lamento mucho su partida, relativamente prematura”.

Gloria Inés Palomino (directora Biblioteca Pública Piloto): “Compartimos muchos años de sueños y propósitos personales e intelectuales. Fue un gran compañero en abrir espacios y recursos institucionales para la ciudad y los investigadores más diversos que requerían nuestro aporte. Su amplia y profunda formación, su aguda capacidad de análisis, el equipaje de sus muchas lecturas siempre fueron para mí motivo de admiración. Fue solidario y coherente, disfrutó haciendo sus escritos e investigando; también celebramos muchas veces. Nos deja indudablemente un legado e importantes reflexiones que llevaremos siempre. Para la Biblioteca Pública Piloto su paso por la Dirección Cultural –17 años– fue de gran aporte. Dejó un importante patrimonio en la institución y en la memoria de la ciudad.”

Adriana Mejía Londoño (periodista y columnista): “Quienes alguna vez trabajamos cerca de Baena –para nosotros era suficiente nombre su apellido– echaremos mucho de menos sus amplios conocimientos en música, literatura y cine, su gran sentido del humor, sus anotaciones al margen siempre tan oportunas y, por sobre todo, la gran persona que era”.

Párvulos Intelectuales II

Más que miedo a una derrota militar le tienen miedo a pasar a la irrelevancia, a dejar de ser divas y a que el país se olvide de ellos

/ Juan Carlos Franco

Hablábamos en la columna anterior sobre cómo piensa y actúa la guerrilla colombiana, tanto Farc estalinista como ELN maoísta. No importa la diferencia, a los desdichados países que les han aplicado estas ideologías les han destruido la sociedad, la propiedad, las familias y han crecido el Estado hasta hacerlo dueño de todo. Incluyendo la libertad. Hablábamos de cómo sus concepciones del mundo no necesitan estar atadas a los hechos ni a la historia, solo cuando les conviene. La única realidad que cuenta es la que ellos inventan, hilando con destreza medias verdades.

¿Qué pasaría, entonces, si el proceso de paz llega a buen término? Es decir, si hay una firma y las armas no vuelven a usarse, las minas no se instalan y los atentados cesan. Los guerrilleros del monte no disparan, posiblemente se concentran y el ejército no los ataca. Y las milicias urbanas encuentran otro oficio. Puede ser que varios o muchos de sus comandantes ingresen a la política y busquen por fin alcanzar objetivos políticos por medios pacíficos. Y que sus tropas se vayan reintegrando a la sociedad civil.

¿Qué puede pensar un mando medio o alto de estos movimientos, acostumbrado a mandar de manera casi monárquica, si de un momento a otro se ve lanzado a la arena política? ¿Se someterá dócilmente a la democracia, que incluye el cumplimiento de unas reglas y una alta probabilidad de no ganar? ¿Será capaz de aceptar y asumir una derrota en las urnas? ¿Esperará otros cuatro años y tratará de hacer mejor la tarea para la próxima vez? Difícil. Eso no está en su ADN. Ellos no se meten a nada que no estén seguros de poder ganar. Si es por las buenas o por las malas, eso es secundario.

Como ellos conservarían un pie en el monte y otro en el pueblo o la ciudad, cualquiera de estas adversidades tan normales en la vida política, para ellos serviría como excusa perfecta para argumentar que el Estado los engañó y deben regresar a filas para continuar su heroica lucha.

Si algunos llegan al Congreso, tratarán de desmontar tratados de libre comercio, de renegociar la explotación petrolera con las multinacionales, de expropiar tierras, industrias y todo lo que puedan, de elevar al máximo los impuestos a “la burguesía” y de buscar alianzas con los países más cerrados y retrógrados del mundo. Bueno, y si en el Congreso no consiguen los votos suficientes para aplicar por las buenas semejantes ideas, si se dan cuenta de que no es tan sencillo, ¿qué van a hacer?

Todo eso que hoy estando afuera les suena tan fácil de hacer, estando adentro no lo lograrán. Y si eventualmente algo logran, pronto se verá que esas medidas solo traerán más ruina y pobreza para el campo y las ciudades colombianas. Pero ellos, que nunca pierden una, rápidamente encontrarán la manera de pasarle la culpa al otro. Párvulos intelectuales.

Por supuesto, todo lo anterior lo sabe cada uno de ellos pero lo guarda en el fondo de su rígido cerebro. Jamás reconocería, ni ante propios ni ante extraños, que su ideología sirve para destruir pero es completamente impracticable para sacar adelante un país moderno.

Por lo pronto, que siga adelante el Gobierno, que firme un tratado de paz. Con todas sus dificultades, alguien tenía que hacerlo algún día. Y que de pronto tengamos unos cuantos meses o años de relativa paz…

Y que después veamos desfilar de nuevo hacia el monte (o hacia la delincuencia, o hacia las Bacrim) a la mayoría de esos combatientes que por su infantilismo mental no serán capaces de interpretar la vida civil ni la política en Colombia. Porque más que miedo a una derrota militar le tienen miedo a pasar a la irrelevancia, a dejar de ser divas y a que el país se olvide de ellos.
opinion@vivirenelpoblado

La nueva sede de Telemedellín, ya tiene cara

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A un año de iniciar la construcción de la nueva sede del canal local, los bloques A y B de la edificación ya cuentan una historia

Vista superior desde la terraza

Por Catalina Peláez

La promesa de la Alcaldía de Medellín de convertir el antiguo vivero municipal en la nueva sede de Telemedellín, y que a su vez fuera un canal parque, al que llamaron Parque Gabriel García Márquez en homenaje al Nobel de literatura, se está cumpliendo. Hoy es posible ver en esos 28.800 metros cuadrados de lote, ubicado en el sector de Villa Carlota, una edificación de más de 4.000 mil metros cuadrados que se compone de dos bloques el A y el B. “Se puede ver que construimos sobre una huella natural que tenía el vivero; había unos claros en el bosque entonces los aprovechamos, por eso el edificio es como una serpiente”, cuenta Henry Horacio Chaves, gerente de Telemedellín. Desde el comienzo, cuando ni siquiera el canal existía en planos, estaba claro que la construcción se ubicaría en el costado norte del lote, aquel que menos árboles tenía. Al hacer el recorrido por la nueva sede, pueden verse en el bloque A los dos estudios de televisión, uno de 400 metros cuadrados y otro de 250 metros cuadrados, este último con una ventana que lo comunica con la sala de noticias. “Yo puedo decidir en cualquier momento, que el backing del estudio durante el noticiero sea la sala de noticias” cuenta el gerente. Tener dos estudios de producción le permitirá al canal hacer producciones una seguida de otra, así, por ejemplo, en el estudio de 250 metros podría en cualquier momento estar produciéndose el noticiero y empatar la programación con lo que se esté produciendo en el estudio de 400 metros. En este bloque, también se ven las salas de edición, de posproducción, el máster de emisión, los espacios para maquillaje, vestuario, camerino y utilería. Las generosas áreas de los estudios de televisión llaman la atención si se tienen en cuenta que el estudio con el que cuenta actualmente el canal, en su sede de Caribe, es de tan solo 90 metros cuadrados. Continuando con el recorrido, un amplio corredor comunica el bloque A con el B, en donde se ubicará la sede administrativa.


Construcción en medio de los árboles


Vista desde la terraza sentido Occidente – Oriente


El avance de obra es del 60 por ciento


Corredor interno que comunica el bloque A y el B

Más que un canal de televisión
“¿Se imagina una fábrica de comida, donde le dijeran que puede llegar a cualquier hora a ver como es que hacen las cosas? eso es lo que le vamos a decir a la gente, venga cuando quiera para que vea cómo se hace televisión”, dice entusiasmado Henry Horacio Chaves, quien también asegura que será el primer canal de América Latina en tener una visita guiada.


Estudio de producción de 400 metros cuadrados


Espacios de oficinas en el bloque B


Al fondo, edificios Ciudad del Río

La obra, que cumple con las especificaciones Leed: liderazgo de energía y diseño ambiental, va en un 60 por ciento de su fase constructiva. Una vez finalizada, se adecuarán ambos edificios tecnológicamente; la idea es que la segunda semana de octubre empiecen a trasladar algunos procesos a la nueva sede y en diciembre comenzar con las operaciones. Al finalizar el recorrido, Henry concluye con emoción: “Este es un lugar para hacer televisión pero que le va a entregar espacio publico a la ciudad”.

En la calle 10, de puertas para dentro

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Hoy, sobre la calle 10, entre el Éxito y el Parque de El Poblado, quedan cinco familias, tres de ellas de las más antiguas de la zona

“Cierras la puerta en la noche y no sientes nada, no se oyen los carros”, asegura Piedad

Por Catalina Peláez

Caminando por el costado sur de la calle 10, desde el Éxito hasta el Parque de El Poblado, nadie se imaginaría que hoy, en medio de semejante barullo, viven cinco familias en cinco casas que, a través de sus espacios cuentan una parte de la larga historia de El Poblado.

Nora Jaramillo
“Con la llegada del Éxito y el metro, El Poblado cambió cien por ciento”
Un viernes en la tarde, bastante bochornoso por cierto, visité la casa de Nora Jaramillo Restrepo. Al llegar, me recibieron ella y los campanazos de un reloj de pared de 1962 que me confirmaron que estábamos cumpliendo con la hora acordada para la cita: las tres de la tarde. “Vivimos en esta casa desde 1960, a mí me trajeron aquí de 12 años, entonces ya podés hacer la cuenta de cuántos tengo”, dice Nora, sonriendo. Recuerda, además, de manera vívida, que su papá, su mamá y sus tres hermanos menores se pasaron a esa casa el 27 de octubre de 1960, un miércoles, “al otro día mi hermano cumplía 10 años, nunca se me va a olvidar”, dice. “Hoy, aunque ya no están papá y mamá, sigue siendo la casa de abuelos”, expresa Nora, quien se reconoce a sí misma como la abuela, la tía, la hermana y “la todo”. Aunque a la casa llegaron en 1960, la historia familiar en esa vivienda se remonta a 1935, cuando su abuelo paterno la construyó para vivir ahí, hasta 1956 año en el que murió. En adelante, la casa estuvo alquilada hasta que su papá, Franciso Eladio Jaramillo decidió volver a ella y hasta el día de hoy la familia la conserva. Ahora, en la casa vive Nora y, algunos días, su hermano menor Sergio; sus otros dos hermanos se casaron y viven con sus familias en otras casas. “En El Poblado están sucediendo muchas cosas y, yo te digo, el progreso es muy bonito pero no nos metamos mentiras, con la llegada del Éxito y el metro, El Poblado cambió cien por ciento”, asegura Nora, quien agrega que sobre esa calle también vive otra de las familias más antiguas de la cuadra, los Posada Zea, a quienes no fue posible entrevistar.


Casa de Nora Jaramillo. Al fondo, reloj de pared de 1962

Corredor principal de la casa de Nora Jaramillo
“No nos vamos de acá porque uno siempre quiere lo suyo”
Algunos negocios más arriba de la casa de Nora, porque sobre la calle 10 ya no se cuentan viviendas sino locales, está la casa de la familia Uribe Echeverri. “Nosotros somos nueve hijos; mi papá y mi mamá ya fallecieron. Prácticamente todos nacimos aquí, excepto el mayor que nació en una casa de la calle 9. Somos cinco mujeres y cuatro hombres… todos estamos vivos, y aunque mis papás no estén, esta es la casa de los abuelos”, cuenta Susana Uribe Echeverri, quien junto a tres de sus hermanas conservan la casa que, según dice, puede tener más de 72 años y que fue levantada por su papá, un maestro de construcción. Haciendo la interminable lista de las familias que en otra época habitaron sobre la calle 10, los Saldarriaga, los Restrepo, los Penagos, los Orozco, los Montoya, etcétera, llega a la mente de Susana el recuerdo de la casa de don Víctor Restrepo: “El tradicional don Víctor, de El Poblado. Él traía los cuadernos de la Bedout, y todos tenían que ver con ese señor porque era el que nos surtía los útiles para la escuela”.
El apego de esta familia por su casa aflora en cada palabra utilizada para referirse a ella. “No nos vamos de acá porque uno siempre quiere lo suyo. Nosotros adoramos la casa. La pintamos, la cuidamos y tratamos de conservarla porque hasta el momento no se nos ha ocurrido pensar que la vamos a vender”, afirma Susana.


Casa de Nora Jaramillo

Como en otra dimensión
Desde 1993, Alberto Hugo Restrepo Saldarriaga vive con su hijo Santiago en otra de las viejas casonas de la calle 10. La puerta de entrada a la casa, pintada de blanco inmaculado, no dice nada, pero al cruzarla, recorrer unos cuantos metros y traspasar un segundo portal de entrada, se pasa a otra dimensión. El calor, el ruido, el polvo, los olores, la multitud y el desorden de la concurrida calle quedan atrás. Adentro, los sentidos se despiertan de tal manera que caminar por la casa se vuelve una experiencia absolutamente sensorial. Cuenta Alberto que cuando fue a comprar la casa, esta estaba casi en ruinas, hoy es difícil creerlo. “Antes de que yo comprara la casa, ya llevaba desocupada seis años; a mí me decían que el dueño no la vendía y que ni se me ocurriera ofrecer por ella”. Al final logró convencerlo y hoy no solo disfruta de la casa a la que le construyó un segundo piso, sino también de un gran estudio y un patio, su lugar favorito. “En este momento está florecida la orquídea y estas son yucas, que traje de una finca… ¡mire! ¡acá tengo nabos gigantes! Si no les cambio el agua se me van a podrir. Cuanta semilla vea por ahí me la traigo. Ahora que estuve en Europa me traje unas semillas de baobab y de secuoya, esta semana preparé el semillero porque estamos en menguante”, cuenta Alberto mientras recorre el jardín.


Alberto Hugo Restrepo


Estudio y oficina de Alberto Hugo Restrepo, situado junto al patio trasero


Estudio y oficina de Alberto Hugo Restrepo, situado junto al patio trasero


Casa de Alberto Hugo Restrepo. Al fondo, portal de entrada


Puerta de entrada al estudio de Alberto Hugo Restrepo

La casa de la esquina
En toda la esquina de la calle 10 con la carrera 43 C vive Piedad Helena Sosa López, en una antigua casa que también funciona como hotel, solo para colombianos. “Yo no recibo sino colombianos que trabajen o estudien, tengo dos muchachos estudiantes que son residentes del hotel, no me gusta hospedar a extranjeros porque vienen más que todo a tirar vicio al Parque Lleras y son muy complicados. Además, yo no sé inglés ni lo voy a aprender”. Piedad llegó a vivir a la casa en 1989, cuando junto a su esposo la compró. Tardó un año antes de que pudiera ser habitada porque, según dice, la casa estaba “caída”. Hoy, cada espacio de la casa, que con esmero ha cuidado Piedad, cuenta una historia de más de 60 años, y aunque siente que la 10 ya no es lo mismo ni para los pajaritos, asegura que de su casa no se va.


Corredor principal de la casa de Piedad Sosa


Ventana con vista al patio de la casa de Piedad Sosa


Cuenta Piedad Sosa que muchas de las antigüedades de su casa pertenecieron a sus abuelos


Sasa de Piedad Sosa


Sasa de Piedad Sosa

El nuevo aire de Buenos Aires

Tradición y nostalgia son dos palabras presentes en los antiguos habitantes del barrio Buenos Aires, aquel que le dio el nombre a la comuna 9, en el centroriente de Medellín.

Su poblamiento se inició hacia el año 1874 cuando uno de los primeros urbanizadores de la ciudad empezó a subastar lotes que hasta el momento eran potreros y guayabales. Sin embargo, la urbanización en forma empezó con el siglo 20 y se consolidó a mediados de este, alrededor de la calle 49 (Ayacucho), corredor que aún hoy marca su transformación. Sobre todo ahora, cuando el tranvía está próximo a volverla a recorrer. Buenos Aires, pues, arranca un nuevo ciclo.

El tranvía concentra actualmente la atención en la comuna 9 y genera sentimientos ambivalentes: orgullo y optimismo frente a las consecuencias positivas que tendrá en su área de influencia en cuanto a movilidad, seguridad y dinámica comercial, entre otros aspectos, pero también temor a los costos en términos de memoria, historia y paisaje urbano, por la destrucción de casas y lugares que no figuran como bienes de interés cultural, pero que poseen un inmenso valor para sus habitantes y para la misma arquitectura urbana. La mayor inquietud la genera la ola urbanizadora que, avivada por el tranvía, ya empezó a manifestarse e implica la demolición de viejas casas para dar paso a torres de apartamentos de veinte pisos o más.

Vale considerar las palabras del arquitecto Luis Fernando González, director de la Escuela del Hábitat de la Universidad Nacional, en su texto La transformación urbana de Medellín: el tranvía de Ayacucho: “El problema de la ciudad no es que se transforme sino cómo lo hace. Esa condición fundamental la cualifica o da al traste con ella, pues a la tristeza y las implicaciones históricas de lo que desaparece se suma, muchas de las veces, la pobreza de lo nuevo que se construye. Una acción que siendo una vez podría pasar desapercibida pero repetida con constancia multiplica la desmemoria y la fealdad urbana”.

De ahí que Planeación y las curadurías urbanas deban redoblar su cautela para dar licencias, para no ensombrecer el esplendor del tranvía y la simpatía que despierta. Así mismo, las autoridades locales deberán poner su ojos en otros sectores y vías de Buenos Aires, pues si bien Ayacucho quedará libre de tráfico, es apenas obvio que este se desviará hacía arterias aledañas, con su carga de ruido y contaminación. En últimas, y como lo advierte la sabiduría popular, se trata de no borrar con el codo lo que se hace con la mano.


Ubicación
La comuna 9 (Buenos Aires) está ubicada en la zona centroriental de Medellín. Limita por el norte con la comuna 8 (Villa Hermosa); por el oriente con el corregimiento de Santa Elena; por el sur con la comuna 14 (El Poblado) y por el occidente con la comuna 10 (La Candelaria). Extensión: 700,520 hectáreas.

Barrios
La comuna 9 está conformada por los barrios Juan Pablo II, Barrios de Jesús, Bomboná No. 2, Los Cerros – El Vergel, Alejandro Echavarría, Caicedo, Buenos Aires, Miraflores, Cataluña, La Milagrosa, Gerona, El Salvador, Loreto, Ocho de Marzo, Asomadera No. 1, Asomadera No. 2 y Asomadera No. 3. Sus habitantes también reconocen otros barrios como Brisas de Oriente, Los Caunces, Las Parcelas, Quinta Linda, Ávila y Medellín sin Tugurios, conocido como barrio Pablo Escobar.

Viviendas
De acuerdo con la Encuesta de Calidad de Vida Medellín 2013, Buenos Aires tiene 47.046 viviendas, la mayoría en estrato 3 (28.246); en estrato 2 hay 11.971; en el 4, 4.559; en el 1, 1.483; en el 5, 501, y en el 6, 286.

Población y edades
La misma Encuesta indica que en la comuna 9 habitan 136.154 personas, de las cuales 71.913 son mujeres y 64.241 son hombres. De 0 a 14 años hay 22.697 personas; de 15 a 24, 21.279; de 25 a 34 años, 21.415; de 35 a 44, 17.847; de 45 a 64, 39.388 y de 65 años o más, 13.528 personas.

Niveles de educación
Media: 38.871 personas • Primaria: 32.533 • Ninguno: 16. 816 • Preescolar:11.422 • Universitaria: 11.019 • Secundaria: 10.614 • Técnica: 7.641 • Tecnológica: 5.222 • Especialización: 1.541 • Maestría: 425 • Doctorado: 50

Seguridad
Según el Sistema para la Seguridad y la Convivencia (Sisc), entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2015 se registraron en la comuna 9 (Buenos Aires) siete homicidios, cuatro menos que en el mismo periodo de 2014, 12 menos que en igual lapso de 2013 y 18 menos que en 2012. En consonancia con esta reducción, los días sin homicidios entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2015 sumaron 175, cinco días más que el año anterior. En la comuna 9 hay 13 cuadrantes de Policía y 47 cámaras de videovigilancia instaladas.

Tatequieto al descontrol urbanístico

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Ausencia de autoridad, más artimañas de algunos constructores, más poca transparencia de una curaduría, resultado: grave afectación urbanística y 70 denuncias en Fiscalía
Por Fernando Cadavid

Las “agallas” de algunos constructores amenazaban con dejarle a El Poblado mayor densificación urbanística, problemas de legalidad, de convivencia ciudadana, de corrupción abierta y de poderes y mafias absolutas; además, escenarios legales absorbidos por la ilegalidad. La inquietante enumeración es del exedil del barrio Laureles, Carlos Ríos Puerta.

Edificio Oslo, uno de los
proyectos VIP en El Poblado
Álvaro Berdugo López, ex vicealcalde de Planeación y Gestión Territorial afirma, al respecto: “Encontramos una ciudad ocupada con muchos intereses económicos detrás de los urbanistas, en zonas como El Poblado. Específicamente encontramos casos aberrantes como el de personas que construían, a su decir, viviendas de interés prioritario, pero que hacían trampa: esto quiere decir que te vendían un coco vacío y cobraban por terminarlo y por los parqueaderos, para evadir los aportes a la ciudad. Eso se atacó de frente…”

Reparando en el proyecto Frontiere (ahora llamado La Frontera), líderes encabezados por Elisa Sánchez, presidenta de Corpoblado, establecieron hace unos cinco años, que había en el sector diez licencias similares para grandes proyectos, como uno de casi 1.800 apartamentos, del mismo constructor. Llevaron la inquietud a la alcaldía de entonces, porque también detectaron que las curadurías tenían culpa: una de ellas parecía trabajar “en manguala” con los edificadores, dice la señora Sánchez.

La actual Administración tomó cartas en el asunto: Álvaro Berdugo, entonces director de Planeación, precisa que gracias a una acción popular la dependencia pudo hacerse parte civil para enderezar la situación. Además, “se expidió un decreto que buscaba aumentar el número de parqueaderos de estos proyectos, para que el costo fuese casi que el real. Eso hacía que se acomoden las cosas”.

Otro impulsor de estos logros en Medellín fue el entonces edil del barrio Laureles, Carlos Ríos, quien por las vías jurídicas logró frenar 38 proyectos de falsas Viviendas de Interés Prioritario y Social VIP. Según sus cálculos, se construyeron en Medellín 1.346 proyectos (entre 15 y 20 mil viviendas).

Frontiere, proyecto VIP en El Poblado,
ahora llamado edificio La Frontera
Por fin, un doliente
De acuerdo con lo establecido en el Decreto 833 de 2015, el ejercicio de autoridad sobre la urbanización, la construcción y la ilegalidad en usos del suelo compete a la nueva Secretaría de Gestión y Control Territorial. Abarca el control a curadores urbanos, el recibo de obras y otros aspectos de vivienda segura.

En un documento producido para Vivir en El Poblado, el Departamento de Planeación expresó que “Esta Administración regularizó y controló de manera particular a las curadurías, con acciones como: revisión periódica y detallada de los trámites, verificando la radicación en legal y debida forma, de acuerdo con la norma nacional; consolidación de una base de datos unificada, con el fin de estandarizar la información entregada por las curadurías y ejercer un mayor control sobre las licencias otorgadas; informes periódicos de hallazgos en la función de control a las curadurías; reporte al Concejo de Medellín y a las entidades de control y emisión de circulares normativas para la interpretación de asuntos específicos, y precisar procedimientos en el licenciamiento”. Además, con el proyecto de ley denominado “Vivienda Segura” se pretende ejercer un mayor control a los curadores urbanos, a través de la Superintendencia de Notariado y Registro.

También precisa Planeación que “La Administración Municipal ha presentado aproximadamente 70 denuncias ante la Fiscalía General de la Nación por proyectos que presuntamente superaron el precio de venta para VIP”. Señala la importancia de que el ciudadano denuncie, pues como comprador obtiene información de primera mano sobre los precios de venta y las negociaciones de los constructores. Estas pruebas permiten presentar nuevas denuncias. Y advierte: “Quienes compran viviendas en este tipo de edificios, se hacen parte de una propiedad construida en forma irregular”.

Conviene recordar que, mediante circular 043 del 23 de enero de 2013, el Departamento Administrativo de Planeación puso fin a la proliferación de falsas VIP. Esto significa que no se han aprobado nuevos proyectos con las características que se venían desarrollando, es decir, torres de gran altura con altísimas densidades.

Para tipificar el control ejercido sobre estos proyectos se cita el caso de Poblado Bonito (2.925 viviendas y 293 parqueaderos), “en el cual se encontró que la licencia había perdido su vigencia, se informó a la curaduría para que negara un trámite de modificación que no era procedente, y finalmente con las acciones adelantadas no se construirá este proyecto VIP”, revela la Alcaldía.

Luis Guillermo Restrepo, vocero de la Curaduría Urbana Uno, aclara que el nuevo POT identificó sectores donde se puede promover esta figura; ahora es más clara la reglamentación por cuanto se especifican densidades y nuevos topes, según el sector. Agrega que últimamente se presentan pocos proyectos.

A su turno Ríos Puerta explica que “El espíritu de las VIP era bajar el déficit habitacional de los estratos 1, 2 y 3; eso no se cumplió, porque la figura VIP se convirtió en la principal mafia de Medellín. Porque era más rentable construir VIP que tener una plaza de vicio, que extorsionar, que el narcotráfico, por la simple razón de que la rentabilidad es más alta y tiene capacidad de lavado de activos”.

El afán

Si, como dice la cultura express, el tiempo es el comodity más valioso, o como lo dice la calle, “el tiempo es oro”, entonces el afán es la experiencia contemporánea de la carencia
/ Juan Sebastián Restrepo
Nacemos con el tiempo medido, sin tiempo, contra el tiempo. Desde la gestación hasta el parto nos controlan la velocidad. La infancia, por ejemplo, se la roba el afán. Padres sin tiempo meten a los niños en guarderías construidas para acelerar la vida con la estimulación temprana, la terapia ocupacional y toda clase de tecnologías para que los niños desarrollen las “competencias” necesarias para su edad. “Que el niño no se vaya a quedar atrás”. “Pero si se adelanta… pues mejor”, ¿para qué?, “pues ni idea”.

Se la terminan de robar esos generadores industriales de “competencias” llamados colegios. Y so pretexto de que es esencial para la supervivencia, al niño lo afanan y lo angustian en una experiencia escolar que ha terminado por parecerse al terrible mundo que nos inventamos los adultos. Clases, reuniones, extracurrilares, tareas, exámenes, pruebas de toda clase. Y el niño anda con afán, y llega a la casa con afán, y está con sus padres con afán. Ni decir que lo levantan con afán y le embuten un insípido cereal con afán. “Porque tenemos que verificar que el niño no esté atrasado, porque tenemos que darle a los padres la idea de que el niño está avanzando, y el producto está quedando bien terminado”.

Y ni qué decir de la pobre adolescencia. El folclórico Evo se lo atribuyó al pollo con hormonas –y no descarto que tenga algo de razón– pero yo creo más bien que los niños están obligados a crecer rápido. Y si quiere ver las consecuencias desastrosas del afán en los jóvenes, observe que no son capaces de seguir la coherencia de una conversación larga, que no entienden oraciones prolongadas, que se desesperan con cualquier espera, que su tolerancia a la frustración es muy inferior al 0. A mí me da mucha risa el lema juvenil de “vive el día” de los jóvenes, porque lo único que no viven es el día, porque ese carpe diem lo que expresa es la incapacidad del presente, la avidez enfermiza de un futuro inexistente: el afán.

Pero todo ese afán, esa ansiedad, ese futuro sin presente solo nos sirve para enrutarnos hacia una carrera cada vez más estrecha, ¡una carrera de ratas! No en vano usamos la palabra carrera tanto para la universidad como para el trabajo: “Estoy haciendo tal carrera”, “fulanito puede hacer carrera en tal empresa”. Y sí, el lenguaje no falla. El pobre pelao entra a la carrera y la carrera, ahora sí, nunca termina. Porque siempre estamos en deuda: de plata, de posgrados, de tareas. Y así se vive esta maldición contemporánea del afán.
Y una vez salimos al ruedo, sentimos los residuos de adrenalina los domingos en la tarde, pequeñas crisis de pánico nos atacan, las depresiones nos persiguen. Y los terapeutas no entienden que somos sobrevivientes, que vivimos una vida inhumana por afanada y que la ley que nos gobierna es la ansiedad y su correlato la indigestión.

Si, como dice la cultura express, el tiempo es el comodity más valioso, o como lo dice la calle, “el tiempo es oro”, entonces el afán es la experiencia contemporánea de la carencia. Los afanados son los verdaderos pobres del presente. Por eso, cada vez soy más abiertamente admirador de los tiempos del vago, y de esas pequeñas revoluciones de las personas que se mamaron de vivir arriadas.

El afán es una necesidad en nuestra época, pero también una decisión. Y saber distinguir entre ambas es el gran reto que tenemos. Lo es por dos razones fundamentales: la primera, bien importante, es que “no por mucho madrugar amanece más temprano” y la segunda, la más importante, es que el alma anda en burrito, y por eso todos los afanados son desalmados.
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Obra por Valorización de Castropol estará lista en octubre

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A pesar de las dificultades y del retraso en esta nueva vía, que conectará la carrera 37 A con la Avenida Las Palmas, algunos vecinos reconocen sus beneficios

Los trabajos sobre las redes de servicios públicos son complejas por el poco espacio

Por Luisa Martínez

Actualmente, en el barrio Castropol se construye una nueva obra por Valorización que se conoce como Prolongación de la carrera 37 A hasta la vía Las Palmas. Esta tendrá como propósito acceder directamente a Castropol desde Las Palmas y conectar el sector con la Avenida de El Poblado.

En el artículo “Quejas por obras viales en Castropol”, publicado el 6 de julio en vivirenelpoblado.com, algunos habitantes del sector expresaron quejas por la deficiencia en los senderos peatonales, por el polvo, el ruido, los trancones y los materiales de construcción que encontraban en la vía. Sin embargo, en un nuevo recorrido por la zona, otros vecinos dan miradas más optimistas y sienten el impacto normal que implica una construcción. Por ejemplo, para Rubiela Isaza, habitante de Altos de la Quince, la obra no ha sido ningún problema: “La verdad es que yo soy muy tranquila. Que la obra moleste es normal, pero yo veo que eso va muy adelantado y que va a quedar muy bueno. Voy a poder ir a pie a Carulla y vamos a tener nuevas entradas y salidas. Pero habrá que esperar a que lo terminen para uno ver bien (…)”. Otra mirada en ese sentido es la de Aura Salazar de Urrego, residente de la urbanización Providencia e integrante del comité ciudadano de obra: “Yo soy una persona muy positiva, entonces me parece normal. En las reuniones un equipo muy completo nos ha informado y veo que todo va muy bien… Sí se presentó algo de retraso por un terreno que no habían entregado, pero eso lo explicaron. Yo tengo la obra aquí al lado y no he tenido problema”, asegura. Además cuenta que desde la unidad residencial hicieron la solicitud de adecuar una zona verde y esta fue aceptada. A su vez, Consuelo Robledo, de Altos de Castropol expresa: “Es lógico que hay traumatismo en el tránsito de los vehículos y que el ruido mortifica, pero esos son cosas que van a beneficiar a toda la comunidad. Vi que ampliaron la calle y que hay más visibilidad para bajar por la 14A, porque antes era muy difícil girar a la izquierda”.


Empiezan labores de excavación cerca al mall Palms Avenue

Esta obra, que se inició en febrero de 2015, incluye dos tramos de ejecución en el corredor vial formado por la diagonal 40 A, la calle 15 A y la carrera 37A. Uno en el extremo sur, cerca al mall Palms Avenue y otro en el extremo norte, entre las calles 13 y 17. Tal como explica el equipo de Fonvalmed, en el sitio de la obra “hay unas labores iniciales que tienen el trabajo más largo y tedioso, y que más molesta a la comunidad, y son las canalizaciones de las redes”. Esa primera labor que inició en el costado oriental del extremo norte, implicó reemplazar una red de aguas lluvias de 25 pulgadas, para lo que llegaron a estar a más de cuatro metros de profundidad. Además esta vía en particular “era muy estrecha”, tenía 4,50 metros de ancho y con las nuevas ampliaciones quedará de 11 metros –7 m para la vía y 4 m para los andenes–. Esa condición implica que no se pueda trabajar en todos los tramos al mismo tiempo y que haya que “tapar y volver abrir”. Además, una retroexcavadora, una volqueta y un carro no caben al mismo tiempo y eso genera dificultades en el flujo vehicular. “Nos ha tocado cargar tres o cuatro paladas y dar paso, otra vez paladas y dar paso, por ambos extremos, con ayuda de controladores viales”, narra el ingeniero y director de la obra, Humberto Serna. Y aunque aún se presentan dificultades por el espacio, “esa parte la hemos superado”. Por las condiciones de la obra, también es complicado que los senderos peatonales tengan continuidad, sin embargo están señalizados, asegura Fonvalmed.


Adecuación de andenes y redes, frente a la unidad residencial Altos de la Quince

A la fecha la obra cuenta con un avance de ejecución del 34 por ciento. En el primer frente de trabajo se han repuesto redes de alcantarillado y telefonía, se complementó un muro sobre la unidad residencial Altos de la Quince y se construyó un nuevo andén en el costado occidental. Hace 15 días, comenzaron labores de excavación en el extremo norte, para hacer el lleno estructural y poner la base granulada, que es la obra principal para conectar con la vía Las Palmas.

El proyecto, ejecutado por el consorcio Prolongación 37 A (Vías S.A, 75 %, y Engico Ltda, 25 %) tenía un costo inicial de cerca de 6 mil 515 millones de pesos, al que se adicionaron 247 millones de pesos, por ajustes en el diseño de redes de telecomunicaciones y energía. Según Fonvalmed, el plazo de entrega de la obra, que estaba programada para julio de 2015, se ampliará hasta octubre “por el retraso en la entrega del lote en la zona más cercana a Las Palmas, cuya situación ya fue solucionada”.

Desapariciones

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La palabra desaparecido se ha convertido en la explicación de lo inexplicable
Cuando las mujeres no son el objeto directo de secuestros y desapariciones, son ellas –madres, esposas e hijas de los desaparecidos– las que se enfrentan a las dificultades sociales y económicas: dedicarse a reconstruir su vida, a cuidar de su familia y a padecer el trauma emocional de haber perdido un ser querido, todo dentro de un limbo paralizante de incertidumbre sobre el paradero de esa persona. Para ellas, la palabra desaparecido se ha convertido en la explicación de lo inexplicable.

Este es el drama para las familias de los más de 61,604 casos de desapariciones forzadas en Colombia, según Amnistía Internacional, durante más de 50 años de conflicto interno. Eso equivale al Estadio Atanasio Giradot lleno de personas, una vez y medio. La cifra es más difícil de digerir cuando se miran los números de las conocidas dictaduras de Pinochet en Chile o de Videla en Argentina, que si bien no duraron tantos años como ha durado nuestra tragedia, impactan con sus 3.065 y 30.000 víctimas que respectivamente agregan al conteo mundial de desaparecidos. 

Medellín sigue sumando a las cifras, pero el informe Medellín Cómo Vamos 2014 asegura que los índices han mejorado. “La Alcaldía de Medellín no reporta casos de desaparición forzada sino de tres tipologías de desaparición”, explica el texto y enumera los siguientes tipos: 1. Continúa desaparecido. 2. Apareció vivo. 3. Apareció muerto. En 2014 se registraron en la ciudad 651 casos de desapariciones, de los cuales 453 resultaron en que la persona apareció viva, 24 personas aparecieron muertas y 174 siguen desaparecidas. En 2013 las mismas tres tipologías se registraron así: de 658 casos, 400 personas aparecieron vivas, 36 personas aparecieron muertas y 222 siguieron desaparecidas. Según el informe, “el contraste de las series de homicidios y de continúa desaparecido no sustenta la afirmación de que conforme bajan los homicidios crecen las desapariciones forzadas (…) de hecho, a partir de 2012 se puede observar un descenso importante en la serie de continúa desaparecido”. Sin embargo, esos datos no son consuelo para un pasado tan fuerte como el de esta ciudad, pasado que aún no nos acercamos a comprender completamente. La próxima semana, por ejemplo, entre el 27 y el 29 de julio, a raíz de los testimonios de exparamilitares, arrancarán las labores de exhumación en La Escombrera (La Arenera), en la comuna 13, considerada como la fosa común en zona urbana más grande del país.

Esas noticias, esos hechos, esas cifras, esas caras de los desaparecidos, esas mujeres detrás de las fotografías, poco resuenan en la comuna 14. En el sector más privilegiado de Medellín se acostumbra la suma discreción ante la noticia de un secuestro, y una mínima expresión de compasión ante el reporte de desaparecidos en otros barrios. Pareciera que no hiciéramos parte de ese dolor, que la empatía no residiera en nuestros espacios.

Por eso resaltamos una buena oportunidad que surge en nuestra comuna para acercarse a las víctimas de estos crímenes, a través de la exposición Des Apariciones, de la fotógrafa Natalia Botero, en la Casa Teatro El Poblado. Allí también se realizarán los próximos talleres de memoria, el próximo 28 de julio y 25 de agosto. En ellos se producirán páginas colectivas de álbumes familiares que servirán como herramientas de sensibilización para todos los asistentes. Después de estar en la Casa Teatro El Poblado, la muestra irá al Salón de Nunca Más, en el municipio antioqueño de Granada, así como al stand que tendrá el Centro Nacional de Memoria Histórica, durante la Fiesta del Libro y la Cultura, en el mes de septiembre.

Ayacucho entre tranvías ( crónica de Saul Álvarez Lara )

Como Puente de Bocaná, Quebrada Arriba o El Cuchillón se conoció este sector del Valle de Aburrá que después,por sus aires diáfanos y situación privilegiada, se llamó Buenos Aires

 

“En Buenos Aires no hay parque”, me sorprende Eduardo Valencia, músico y antiguo habitante de este sector. La falta de un espacio verde y arborizado, como existe en otros barrios de la ciudad, me abrió las puertas de un mundo: el de la calle que desde sus primeros días fue puerta de entrada, polo de desarrollo, ruta de tranvías, inspiración de poetas y escritores, columna vertebral y también parque, a su manera. La calle Ayacucho se convirtió en personaje. Si hablara, cuántas historias contaría. Agreste e inesperada en sus primeros años; bulliciosa y plena de energía en el tránsito a la modernidad y, ahora, entrado el siglo 21 y en vísperas de que el tranvía la recorra de nuevo, es otra vez la calle joven, inesperada y excitante de la comuna 9.

 

Calle Ayacucho, sector Buenos Aires, en 1903. Fotografía Rodríguez (1889-1995). Cortesía Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto
Calle Ayacucho, sector Buenos Aires, en 1903. Fotografía Rodríguez (1889-1995). Cortesía Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto

Antes que Prado y Laureles, Buenos Aires fue el barrio por excelencia de Medellín. La calle Ayacucho, su eje, se hizo inevitable porque todo —alegrías, tristezas y bullicio— pasó por ella; sus vías afluentes hicieron las veces de parque donde la vida de barrio, con sus celebraciones, bazares y procesiones, transcurrió en el buen aire que se respiraba en sus alturas… “En lugar de andar ‘juniniando’, nosotros íbamos Ayacucho arriba y Ayacucho abajo”, recuerda Valencia.

 

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En 1919 don Tomás Carrasquilla escribió en su libro Medellín: “… se prolongó hacia arriba, obra de cuadra y media y todavía extramuros, la calle Ayacucho. Un ciudadano Rave levantó por ahí una venta con billares. ‘Buenos Aires’ rezaba su letrero enorme. ¡Y tú que lo dijiste! ¡Eso fue como un sortilegio ineludible! Vecinos y no vecinos acudieron. Quiénes, solar; quiénes, casa; éste, quinta; aquél, ventorro; arbolado del Municipio, iglesia los fieles, pronto cuajó aquello como por arte de encantamiento.

Paseo Buenos Aires en 1914. Fotografía de Benjamín De la Calle Muñoz (1869-1934). Cortesía Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto
Paseo Buenos Aires en 1914. Fotografía de Benjamín De la Calle Muñoz (1869-1934). Cortesía Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto

 

‘Buenos Aires’ por sus alturas y sus vistas, con su rambla y sus calles adyacentes y sus vertientes al Santa Elena; ‘Buenos Aires’ con su éter, su Gerona y su Basílica, será siempre, en este suelo andino, el paseo sin rival.

Otros camellones han surgido; muchos surgirán todavía; ¡pero tú Buenos Aires, hermoso y saludable, dominarás siempre, imponente y soberano…!”.

A mediados del siglo 19 el doctor Ignacio Uribe Mejía, dueño de las tierras conocidas hoy como Plazuela de San Ignacio, camino obligado hacia el Oriente, impedía el paso por sus predios. La gente debía seguir el cauce de la quebrada Santa Elena o atravesar la hacienda El Pantano, hoy Guayaquil, propiedad de don José Santamaría. Esa calle se llamó Pepe Santamaría; sin embargo, con la construcción del llamado “cementerio de los pobres”, en San Lorenzo, y el consecuente recorrido de los cortejos fúnebres, fue más conocida como Calle de la Amargura. Cuando los herederos del doctor Uribe Mejía autorizaron el paso, el camino, apenas apto para transitar a pie o en mula, se llamó Camellón de Ayacucho en honor a los patriotas que, bajo mando del general Antonio José de Sucre, vencieron en la batalla del mismo nombre. Cuando el Camellón pasó a llamarse Paseo de Ayacucho, permitió el paso de vehículos. El siglo 20 convirtió el Paseo en Calle Ayacucho y la modernidad con su nomenclatura la convirtió en Calle 49.

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Los enemigos de Carlos Coriolano Amador lo llamaban El burro de oro porque cada empresa que se le venía a la cabeza era un éxito que contribuía a aumentar su fortuna. Potentado excéntrico en una época en que la burguesía local tenía como faro la cultura europea, Coriolano Amador trajo a Medellín el primer automóvil, con conductor francés incluido; hizo instalar ascensor en su Palacio de la Plaza Berrío y mandó a fabricar, en Inglaterra, una réplica del portón en hierro forjado del Palacio de Buckingham para que sirviera de puerta de entrada de su finca Miraflores, en la parte alta del Paseo de Ayacucho, al inicio de la falda de Miraflores (hay quien asegura que Coriolano Amador compró el título de Marqués de Miraflores en la Corte española, por el nombre con el cual eran conocidas sus tierras). La réplica se hizo popular como La Puerta Inglesa. Años más tarde, en el mismo lugar nacería una doble vía arborizada y empinada como ninguna, conocida como Las Mellizas. Ayacucho, que entonces tenía diecinueve cuadras, subía desde la carrera Cundinamarca hasta La Puerta Inglesa, punto de referencia ineludible en la historia de la calle y del barrio.

 

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Desde 1874, Ayacucho fue la principal conexión con el centro del barrio y el oriente del departamento. Con la aparición del tranvía, la calle evolucionó. Cuando se inauguró su primer tramo, tirado por mulas desde la Plazuela de La Veracruz hasta el bosque de El Edén, hoy Jardín Botánico, y, luego, al extenderse por la Avenida Bolívar y la Calle Ayacucho, la expansión urbana tomó la dirección de Buenos Aires. En los primeros años del siglo 20 existían sobre el Paseo de Ayacucho algunas casas fincas y bosques concurridos por su belleza y buen clima. Fue por estos años cuando el señor Julián Rave abrió en Nariño con Ayacucho la tienda de abasto que llamó “Buenos Aires”, como cita don Tomás Carrasquilla, y de la que el barrio tomó el nombre. 

Calle Ayacucho, por donde en pocos meses rodará el tranvía. A la derecha, la iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Foto Róbinson Henao, tomada el 14 de julio de 2015
Calle Ayacucho, por donde en pocos meses rodará el tranvía. A la derecha, la iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Foto Róbinson Henao, tomada el 14 de julio de 2015

 

El tranvía subía hasta el lugar donde los habitantes de Quebrada Arriba y El Cuchillón solicitaron permiso para construir un templo. El arzobispo de entonces concedió el permiso pero con cuatro condiciones. “Primera: como quienes piden el templo dicen tener el terreno, que se haga la cesión con escritura. Segunda: que sea un lote con área suficiente para un templo grande. Tercera: que el párroco de la Catedral pueda participar en las decisiones. Cuarta: que las limosnas continúen y sean suficientes para la parroquia y para costear al capellán”.

 

De La Puerta Inglesa para arriba, la carretera de Santa Elena, donde se batieron récords y también se vivieron tragedias. Y de La Puerta Inglesa para abajo, Ayacucho, la calle donde los lugares y las gentes hicieron su historia.

 

En el año 1902, doña Mercedes Saldarriaga de Botero cedió el terreno y el diseño se encomendó al arquitecto Francisco Navech -el mismo que diseñó la célebre Casa Botero unos metros más abajo de la iglesia-, quien concibió un templo de estilo neogótico. Durante los años siguientes y hasta su terminación en 1931 los sacerdotes encargados de administrar la construcción pidieron limosnas en la plaza de mercado, dos días por semana, para terminar la iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Buenos Aires. No se les ocurrió, como años más tarde en San Joaquín, que el templo lo podían construir con el producido de la venta de empanadas.

 

Inicio de las llamadas “Mellizas”, donde antes quedaba la Puerta Inglesa. Foto tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
Inicio de las llamadas “Mellizas”, donde antes quedaba la Puerta Inglesa. Foto tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015

 

La demanda de vivienda aumentó, en general por gentes venidas del oriente de Antioquia, y el desarrollo de la ciudad se dirigió hacia la ladera de la montaña en forma rápida y desordenada. En 1921, cuando empezó a funcionar el tranvía eléctrico, el crecimiento se incrementó; para 1922 el tranvía, con doce coches a disposición del público, movilizaba a más de nueve mil personas cada día.

 

“… El tranvía aceleró la urbanización de las laderas, en especial Buenos Aires, Sucre, Villa Hermosa y Manrique, así como zonas más planas y remotas como Aranjuez y eventualmente Berlín, con lo que la ciudad adquirió el perfil alargado en dirección sur a norte que todavía hoy conserva…”, escribiría Jorge Orlando Melo en Espacio e Historia en Medellín en el año 1997.

Pero con el aumento de automóviles y buses de transporte público a gasolina, las operaciones del tranvía disminuyeron y la ruta de Aranjuez fue la última en prestar el servicio en 1951.

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Y Ayacucho cambió. Aunque en la nomenclatura oficial era la calle 49, para todos seguía siendo Ayacucho, la calle empinada que llegaba hasta La Puerta Inglesa, el lugar donde nacen Las Mellizas, paso obligado para ir a Rionegro. Por allí subían los buses de escalera, los paseos, las carreras de bicicletas, por allí iniciaba o terminaba la famosa “vuelta a oriente”. En las diecisiete curvas en subida desde Miraflores hasta el alto de Santa Elena, Ramón Hoyos Vallejo ganó en 1951 su primera carrera en una bicicleta destartalada. Nadie creyó, los jueces en la meta pensaron que los cronómetros se habían dañado. Ramón Hoyos subió al alto cinco minutos más rápido que Pedro Nel Gil, dueño del récord. 

Barrios El Salvador y La Milagrosa, de la comuna 9 (Buenos Aires). Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015.
Barrios El Salvador y La Milagrosa, de la comuna 9 (Buenos Aires). Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015.

De La Puerta Inglesa para arriba, seguía la carretera de Santa Elena, donde se batieron récords y también se vivieron tragedias como el derrumbe a la altura de Media Luna que sepultó a la mamá del campeón que dos años antes había pulverizado el tiempo en esa carretera de curvas empinadas. Y de La Puerta Inglesa para abajo, Ayacucho, la calle donde los lugares y las gentes hicieron su historia, aparecieron y desaparecieron y volvieron a aparecer.

 

Panorámica del barrio Buenos Aires, en Medellín, tomada por Gonzalo Escovar en 192(?). Cortesía Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto
Panorámica del barrio Buenos Aires, en Medellín, tomada por Gonzalo Escovar en 192(?). Cortesía Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto

Las calles narran las ciudades y sus habitantes narran las calles. A pesar de los trabajos de construcción del nuevo tranvía que volteó patasarriba la Ayacucho de hoy, Juan Alberto Gaviria y Eduardo Valencia, mis anfitriones en la comuna 9, la recorren con los recuerdos a flor de piel. Subimos desde Girardot rumbo a Las Mellizas y a medida que avanzamos la historia hace presencia. Un día de 1953, el mismo año de la doble tragedia de Media Luna, el señor Rafael Flórez —propietario de una casa que fue orfelinato y luego plaza de mercado sobre la calle 50, Colombia, entre Berrío y Giraldo, a una cuadra de Ayacucho—, decidió donar el terreno a las Empresas Varias para construir allí una plaza de verdad. El nuevo sitio se convirtió en la Placita de Flórez, en honor al donante. Muchos creyeron y creen aún que el nombre tiene origen en la cercanía con Santa Elena y sus flores. “… Aquí en la Placita de Flórez —dice Luis Rodrigo, un hombre colorado como la gente de tierra fría, que hace treinta y cinco años atiende un puesto que heredó de su papá— se encuentran las más bellas flores de Santa Elena y San Cristóbal y se come la mejor arepa de chócolo de los alrededores…”.

 

El Granero Imperio, lugar tradicional en Buenos Aires. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
El Granero Imperio, lugar tradicional en Buenos Aires. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015

 

Frente a la Casa Botero, que algunos llaman palacio, otros castillo y fue una clínica, mis guías se preocupan por su futuro incierto. Pocos pasos más arriba, por la misma acera y bordeando un muro de piedra que recuerda el de Las Lamentaciones, encontramos la iglesia del Sagrado Corazón. Dos años antes de su inauguración fueron instalados los catorce pasos del viacrucis que pintó el artista belga Georges Brasseur en 1926. No se sabe cómo logró terminarlos pues no le gustaba Colombia y no veía la hora de dejar el país. Diagonal a la iglesia, quedaba la farmacia Santa Elena, de don Alberto Gaviria Vélez, donde acudía gente hasta de la América para que les aplicaran inyecciones intravenosas; la farmacia era, además, punto de encuentro de los campesinos ricos del oriente en su paso hacia Medellín. Allí paraban a conversar, a solucionar la situación del país o a recordar.

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La esquina de Uribe Ángel con Ayacucho es el centro de los acontecimientos para los habitantes del barrio. El bar de Pompilio, a mitad de camino entre Girardot y La Puerta Inglesa, es parada obligada desde hace casi siete décadas. Aunque Pompilio murió hace quince años, sus hijos heredaron el bar y hace algunos meses lo cedieron a Fernando, un hombre de voz ronca que piensa que el nuevo tranvía traerá grandes beneficios. A pesar del tiempo, el bar sigue igual. Solo el mostrador, que antes estaba sobre un costado, ahora se encuentra al fondo del local, y el letrero en la fachada, repintado, parece nuevo. La música a toda hora y desde siempre es la misma: Gardel, Daniel Santos, Felipe Pirela, Alci Acosta, Julio Jaramillo, Nino Bravo. 

El bar Pompilio (en Ayacucho), lugar tradicional en Buenos Aires. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
El bar Pompilio (en Ayacucho), lugar tradicional en Buenos Aires. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015

Al frente del bar de Pompilio, en el costado sur de Ayacucho, está la panadería Buenos Aires, famosa por los hojaldres. Y de allí hasta La Puerta Inglesa, en el tramo menos empinado de la calle, donde estaban el Jardín Clarita y el bar Astral, no queda nada; las fachadas, las mesas de billar y los selladeros del 5 y 6 y del Totogol, desaparecieron. En lo que fue la casa de don Efe Gómez, donde su viuda vivió después de la muerte del maestro, hay un parqueadero. Don Efe no vivió en esa casa pero siempre tuvo un apego especial por Buenos Aires. El personaje de su cuento El paisano Álvarez Gaviria nació en cercanías del puente de La Toma, que une a Buenos Aires con Enciso, y como coincidencia última, don Efe murió en 1938 en la carrera Córdoba a una cuadra de Ayacucho, donde vivió sus últimos años.

 

Bar Sol de Oriente, lugar tradicional en Buenos Aires. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
Bar Sol de Oriente, lugar tradicional en Buenos Aires. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
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Estamos en verano, el sol inclemente no permite sombras. Por los trabajos del nuevo tranvía, escasean los aleros o espacios para evadir el sol; la calle, congestionada por la maquinaria y los trabajadores, no es como aquella donde Juan Alberto y Eduardo pasaron su niñez, su juventud y buena parte de sus vidas. Sin embargo la memoria fluye. Recuerdan las fachadas de las casas de antes, quiénes vivían aquí y quiénes más allá. Frente a la casa de Efe Gómez vivía don Alfonso Montoya, especialista en mecanismos monumentales y reparador de relojes de iglesia; y más arriba estaba la casa de doña Rosa, donde ensayaban “Los Jupers”, uno de los grupos de música gogó y yeyé del barrio. Por la otra acera estaba la tienda de Marcos y más arriba, antes de llegar al bar Sol de Oriente (en la esquina con Alemania), donde también había billares, quedaba la barbería de Horacio Castaño, quien para señalar que estaba abierto sacaba un sinsonte a la puerta. Todo el barrio pasó por la barbería de Horacio. Los lunes cerraba a las doce, pasaba la tarde con los amigos en el Jardín Clarita, entonces el sinsonte desaparecía de su puerta. José Rubén Orozco, otro barbero, más conocido como Lindbergh por ser el nombre de moda al momento de nacer —recién había desaparecido el hijo del célebre aviador— , asegura que “un buen barbero le lleva la corriente a los clientes: es liberal, conservador, comunista, ateo, católico, protestante. Es lo que sus clientes sean…”. Desde hace sesenta años (tiene ochenta), Lindbergh es barbero en Buenos Aires: “Nosotros sí motilábamos bien —dice—, ahora hay un salón cada diez metros y la moda es el trasquilado. Éramos cuatro los barberos del barrio: Horacio Castaño, Elías Agudelo, Raúl Henao y yo… pero ellos ya murieron”.

 

En el cruce de Suiza con Ayacucho empiezan Las Mellizas. En lugar de La Puerta Inglesa hay una estación de gasolina y al otro lado de la doble calzada está el mercado Puerta Inglesa. En 1946, allí terminaba el recorrido del tranvía. El nuevo tranvía de Ayacucho volteará a la izquierda en la esquina de Suiza y seguirá hacia Miraflores y Oriente, estaciones del metrocable más arriba…

 

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… Carlos Coriolano Amador murió el 13 de octubre de 1919 y su fortuna se repartió entre los herederos. La Puerta Inglesa, o una copia, fue a parar a Loyola, la casa de ejercicios de los Jesuitas. La parcelación de la finca Miraflores dio lugar a los barrios de Las Mellizas para arriba: el Alejandro Echavarría para trabajadores de Coltejer; el Vergel y Cataluña, antes mangas donde se jugaba fútbol; por allí quedaba el Club del Comercio y más tarde, en las mismas instalaciones, el Templo de Regina Once; La Asomadera, tres barrios llamados igual; los Barrios de Jesús y también Gerona, La Milagrosa y Loreto. La calle 45, Cuchillón, un eje de estos barrios, subía hasta El Cambray, bar de camajanes y malevos. Pero fue en Miraflores y Restrepo donde tuvieron asiento mansiones, algunas de las cuales se conservan; por allí, entre calles empinadas y caserones de otros tiempos vivieron los Sierra, los Mejía, los Saldarriaga, los Noreña, los Jaramillo, los Gaviria y, más arriba del Consulado de Suiza, los Delgado.

 

 

Barrio El Salvador. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
Barrio El Salvador. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015

La casa de los Gaviria, en el barrio Restrepo, era el punto de encuentro. Como un recuerdo imborrable, Juan Alberto y Eduardo hablan de “El helechal” un espacio entre helechos en la casa de los Gaviria, donde se hacían todas las celebraciones, fiestas de cumpleaños, grados, empanadas bailables y compromisos; allí surgieron amistades que hoy perduran y se consolidaron vocaciones musicales interminables. Recuerda Eduardo Valencia que había noches en que se reunían allí hasta veinte guitarras y a cada una se le adjudicaba un turno para ejecutar su música. Casi siempre terminaban como una estudiantina interpretando música colombiana o, con el tiempo, las baladas yeyé y gogó de moda…

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… No se puede decir que Eduardo Valencia se hizo músico en El helechal… o quizá sí; allí cultivó compañeros musicales con los que recorrió las calles de Buenos Aires y los barrios aledaños, o incluso los del otro lado del río, llevando serenatas a las muchachas bonitas. Eduardo Valencia nació y vivió en Buenos Aires, en el cruce llamado “cuatro esquinas”, que en realidad son siete, donde desembocan las vías El Salvador, Cuchillón, Bomboná, Nariño, el Callejón de la Palencia y la vía hacía La Milagrosa por la manga del Mosco, donde llegaban los circos. Eduardo dice que su pasión por la música comenzó cuando iba a la casa donde ensayaba la Banda Municipal —en cuatro esquinas—, después la Banda Sinfónica mientras él escuchaba por las ventanas. Pero su vocación comenzó en forma cuando su papá le regaló una guitarra. La primera canción que aprendió fue Pueblito Viejo. Después, con Jorge Cardona y Raúl Ramírez conformó el Trío Quitasueño y empezaron a dar serenatas. “Nos aprendimos los boleros de Los Panchos y de Los Tres Reyes y dábamos las serenatas a pie porque en esos años 60 no había plata para el taxi y nadie tenía carro. A veces las muchachas salían a la ventana y cuando no salían metíamos la tarjeta por debajo de la puerta hasta la mitad, cuando la jalaban sabíamos que estaban despiertas. Muchas veces, de regreso para Buenos Aires, pasábamos por el puente de La Toma y nos encontrábamos con los camajanes.
 
 
Calle Ayacucho. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
Calle Ayacucho. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015

Eran unos bacanes, nos invitaban a un trago y nosotros cantábamos una o dos canciones. Nunca nos pasó nada, había noches que íbamos hasta Enciso y volvíamos a las dos o tres de la mañana. Otros días, al final de la noche, nos encontrábamos con los demás grupos que también venían de dar serenatas y nos juntábamos a cantar.”

Estamos en verano, el sol inclemente no permite sombras. Por los trabajos del nuevo tranvía,escasean los aleros o espacios para evadir el sol

Y así, poco a poco, descubro la memoria asombrosa de Eduardo para los lugares y los nombres de quienes vivieron en el barrio durante aquellos años felices. En la calle Honduras, detrás de la iglesia, vivían los Macías, los González, los Lotero y los Aristizábal que enseñaban a manejar carro. En la misma calle, las Tortas Doña Teresa en el primer piso, y en el segundo Gustavo Quintero, el vocalista de Los Graduados, quien cantaba la misa en latín. Y los Domínguez, también músicos; los Ramírez, los Díaz, los González, los Villegas, los Soto, las Eusse, los Álvarez —dos hermanos músicos y famosos—, los Cardona, los Ochoa, los Arango, los Ossa, los Cañas, los Ríos; los Uribe, que vivieron cerca de cuatro esquinas; los Vieco —en Bélgica con Pichincha—; los Palacio, los Serrate, los Toro. La lista es larga… Hugo Macías, Norman Bravo y Fausto, voces inolvidables; Los Black Stars, Los Médicos, Los Hispanos, Los Cardenales, Los Golden Boys, Los Allegro, Los Éxitos y los Echeverri, pioneros del perifoneo en Medellín. Músicos por todas partes.

Cuando no se encontraban en el bar de Pompilio, se encontraban en el Buenaventura o donde Ismael, el del Granero Imperio, en la calle Honduras, el mismo que conservó un vale dejado por unos vecinos, estudiantes y sin plata, hasta que volvieron veinte años después a cancelar la deuda.

 

Placita de Flórez. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015
Placita de Flórez. Fotografía tomada por Róbinson Henao el 14 de julio de 2015

 

Y, de repente, todo se acabó. Entre los 70 y los 80, con la llegada de la cultura mafiosa, barras de amigos desaparecieron. Algunos vecinos, conocidos, compañeros, hijos de familias del barrio se metieron en “la pomada” y se volvieron choferes, guardaespaldas, capos o mulas del narcotráfico. La plata fácil apareció con las motos ruidosas, los carros deslumbrantes, los desconocidos. A unos los mataron, a otros los encanaron… y Buenos Aires cambió.

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Hoy, más de sesenta años después de haberse ido, vuelve el tranvía. Son sesenta años de historias imposibles de narrar en estas páginas. El tranvía será un revivir para la calle Ayacucho y la comuna 9 donde sus habitantes esperan los buenos aires que desde septiembre soplarán con él. 


 


El cronista

Saul Álvarez Lara

Nació en Bogotá y reside en Medellín. Es escritor, editor, pintor, ilustrador y diseñador. Estudió Pintura Monumental en La Cambre, en Bruselas (Bélgica).

Entre sus obras publicadas están los libros de cuentos Recuentos (primer premio del Concurso de la Cámara de Comercio de Medellín en 2001), El teatro leve, El sótano del cielo, y las novelas La silla del otro y ¡Otra vez!

También es autor de Las musas del teatro leve, publicación digital de BCN Base de Barcelona, y de Tres cuadernos: 1. Testigos urbanos. 2. Pasajeros de bus. 3. Signos de ciudad (ficciones y fotografías).

En 2014 presentó en la Galería Banasta, en el Complex de Llanogrande, Sensibilidad nómada. Lo inesperado va por mi cuenta, exposición de ficciones y fotografías.

Esto piensan de su barrio

Entre la nostalgia por los tiempos idos y la expectativa por los cambios que se avecinan, habitantes antiguos o actuales de la comuna 9 opinan sobre este sector del centroriente de Medellín
 
Eduardo Valencia. Fotografía tomada por Róbinson Henao

Eduardo Valencia
Músico. Vivió en el barrio Buenos Aires. “Buenos Aires va a tener un cambio muy bueno, lo que pasa es que como por ahí vivían tantas familias de tradición y algunas todavía habitan allí, no captan las ventajas de la transformación. Les parece aburrido por las obras pero apenas las terminen y empiece a funcionar el tranvía, van a ver que que le va a dar una inyección de vida al barrio y lo va a mejorar. La movilidad va a ser mejor porque Ayacucho se había saturado, era la arteria principal y pasaban toda clase de vehículos, desde motos hasta volquetas y jaulas. El ruido se ha mermado en un 80 por ciento; ya no pasan ni van a volver a pasar vehículos, y como el tranvía va a ser eléctrico, esto será una maravilla. La gente lo va a ir aceptando. Como el metro, el tranvía también va a ser una solución, más cuando terminen los dos cables.

La mayoría de familias tradicionales que vivían en Buenos Aires cuando yo estaba niño (años 60) se fue a otros barrios. Influyó la violencia de la mafia porque, al igual que otros sectores, Buenos Aires se fue llenando de grupos de sicariato, se deterioró y la gente empezó a irse. A unos bares que había en esa época empezaron a entrar los mafiosos y ya uno no se arrimaba, pues se veía el ambiente caliente. Nos tocó ver cómo se torcieron personas de buenas familias. ¿Qué caracterizaba al Buenos Aires de los años 60? Era muy amigable, demasiado sano, todas las familias se conocían…”.



Carolina Restrepo. Fotografía tomada por Karin Richter

Carolina Restrepo
Contadora. Vive en La Milagrosa y trabaja en El Poblado. “Mi niñez la pasé en La Milagrosa, de los 15 a los 20 viví en Buenos Aires y luego volví a La Milagrosa. Este sector me ha gustado muchísimo, y aunque tiene problemas como todos los barrios, nunca he sido víctima de robos ni actos violentos. Es muy tranquilo, a pesar de que hay barrios aledaños que tienen muchos conflictos. Me gusta, además, que es muy cercano al Centro, en un bus se llega en cinco minutos. Hay muchas cosas a la mano: la Placita de Flórez, supermercados, bancos…

La comuna ha cambiado mucho desde que yo era niña, y con el tranvía el vuelco es total. El servicio de transporte también ha cambiado, es mucho mejor ahora cuando lo cubre el metroplús; antes eran buses viejos que iban a mil, y ya no. Los trabajos del tranvía están quedando espectaculares, Ayacucho se ve gigante, superamplia, bonita y están arreglando los frentes de las casas.

Pienso que a Buenos Aires le hace falta más Policía, más presencia de las autoridades. En Buenos Aires como tal, tampoco hay parque, como sí hay en otros barrios de la misma comuna, por ejemplo en La Milagrosa, lleno de árboles gigantes y lugares para sentarse. Incluso la iglesia de Buenos Aires esta sola, sin zonas verdes”.



Álvaro Perez. Fotografía tomada por Karin Richter

Álvaro Perez
Periodista. Habita en Miraflores y trabaja en El Poblado. “Miraflores es un barrio tranquilo, donde reside mucha gente adulta, muy buen vividero. La comuna 9 tiene una centralidad muy marcada en el barrio Buenos Aires, sobre todo ahora con las obras del tranvía de Ayacucho, las cuales han potenciado su vocación comercial. Están apareciendo muchos negocios nuevos a lo largo de la 49 (Ayacucho), que se combinan con los usos residenciales del suelo y algunos servicios en los costados. Pero todavía es un sector residencial. Uno se interna por las manzanas del barrio y sigue encontrando casas de familia, con una tendencia incipiente a la construcción en altura.

Es una comuna con muchas condiciones favorables por la cercanía que tiene con el Centro, y esa accesibilidad impulsa al comercio y a la gente. Igual, la 49 fue durante muchos años el lugar de tránsito obligado para salir de Medellín hacia el oriente. Ahí hay una potencialidad dormida porque, aunque la vía está en malas condiciones y tiene fallas geológicas, todavía es una alternativa para conectar al Centro con el oriente, donde hay sitios tan estratégicos como el aeropuerto, zonas francas y demás.

Desde que lo conozco, hace 17 años, Buenos Aires se ha transformado mucho. Ayacucho era una calle de circulación de automóviles —con el tranvía nunca más van a circular—, de muchas ventas ambulantes, muy movida, y eso por el momento está en stand by. Es la intervención urbanística que ha generado un impacto más fuerte porque cambia las dinámicas del barrio”.



Horacio Arango. Fotografía tomada por Róbinson Henao

Horacio Arango
Asesor de la Secretaría de Educación de Antioquia. “Viví en Buenos Aires toda mi infancia, del 55 al 65. Era un barrio de clase media, sano, muy tranquilo, alegre, de gente muy trabajadora, casi toda proveniente del oriente de Antioquia. Era encantador para jugar, en todas las calles había partidos de fútbol, carreras; los niños teníamos que hacer los juegos, globos y trompos, manualmente. Los paseos en diciembre eran ir arriba de la Santa Elena a conseguir las varillas para hacer las cometas; caminábamos mucho, íbamos a la Placita de Flórez a comprar las frutas. La gente se congregaba alrededor de la Semana Santa. El padre Fernando Gómez hacía unas semanas santas muy pomposas, con muy buenos músicos, como la familia Paniagua, que todavía existe. También íbamos a cine. En el barrio había tres teatros, el Colombia, el Buenos Aires y el Ayacucho y a veces bajábamos al Teatro Junín, antes de que lo tumbaran. En las vacaciones caminábamos por todas esas mangas. La zona de Las Mellizas era de casas fincas muy lujosas.

Todo Ayacucho hacia arriba, hasta el bar Sol de Oriente, era un barrio de tango. La gente jugaba muy bien al billar y cantaba bastante. Había un bar que se llamaba el Jardín Clarita, donde viernes y sábado iban las señoritas, las mamás y había venta de empanadas, cervezas y cantantes muy buenos, como Óscar Gaviria —de Los Médicos—, Fausto y Gustavo Quintero. Se oía música en todas partes y la gente iba a pie hasta el estadio para ver al Medellín y al Nacional. Cuando se fue complicando la vida en Medellín, en los 70, empezaron los problemas de los muchachos con las drogas, los atracos, el desempleo, los jóvenes no pasaban a la universidad, Buenos Aires cambió, se fue llenando de bares y se fue perdiendo la idea de zona residencial. Al barrio se lo consumió la otra sociedad, la del vicio, el trago, el rebusque. Yo voy ahora allá y no conozco, ya se perdió el encanto de lo que uno llama ‘el barrio’”.



Juan Alberto Gaviria. Fotografía tomada por Róbinson Henao

Juan Alberto Gaviria
Director Galería de Arte Colombo Americano. “Con la construcción del tranvía se está haciendo una obra magistral en cuanto a recuperación de lo que queda de patrimonio y de un barrio que fue muy tradicional pero que por motivo de ese progreso agresivo, se perdió por muchas décadas. Hasta mediados de los 80 todavía tenía una estructura muy de barrio y luego se abandonó por todos los conflictos de violencia. Las oficinas de urbanismo deben ser muy cautelosas y estrictas para dar licencias de construcción, pues se están demoliendo las casas, cuadras con solares, por estar construyendo unas torres absolutamente absurdas dentro de una estructura patrimonial. No hay control de nada y a uno le da nostalgia. Por ejemplo en La Milagrosa, todos estos urbanistas agresivos compran todos los solares subiendo por la 45 y por Ayacucho y hacen unas torres deshumanizantes.

Buenos Aires está en recuperación y esa es de las cosas importantes que se siente al volver a caminar por Ayacucho, el proceso de educar a la comunidad con el tranvía; educar es hacer comunidad, es algo muy novedoso.

El Buenos Aires que viví de niño significa los tiempos felices, los tiempos de oro de mi familia, como hijo del farmaceuta Alberto Gaviria. La farmacia Santa Elena quedaba diagonal a la iglesia de Buenos Aires. Conocían a mi papá en todo el barrio y venían hasta de La América. Recuerdo que yendo al atrio de la iglesia, los señores jubilados se reunían a hablar y los campesinos le contaban a uno en la banca de la farmacia cómo traían la mercancía desde Marinilla y cómo trabajaban en época de luna llena toda la noche.

Era un barrio al que llegaba gente del oriente a vivir en las casonas y uno podía moverse por todas las calles con mucha seguridad. Disfrutábamos mucho de las semanas santas y del patrimonio de la iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, donde hay unas pinturas al óleo de un artista belga que son exquisitas…”.



Ricardo Montoya. Fotografía tomada por Róbinson Henao

Ricardo Montoya
Jubilado. “Aún vivo en la casa de mis abuelos, que fue construida en 1896 y tuvo un costo de 800 pesos. Queda en Ayacucho, que cuando eso se llamaba la vía a Rionegro, a una cuadra y media de la iglesia. Este fue un sitio muy tranquilo y por eso se llama Buenos Aires, el mejor vividero que había en Medellín. Con el tiempo, el progreso y la urbanización que ha habido con el cambio de uso de las casas, prácticamente toda la vía es comercio. Solo mi casa y otra que está al frente no tienen local, se conservan tal cual. En esa época (mediados del siglo 20) casi todas estas casas tenían corredor. Cuando a Ayacucho la ampliaron, los corredores desaparecieron pero uno podía montar en bicicleta, jugar fútbol. Era una vida muy diferente a la de ahora. Tal vez es mejor para las nuevas generaciones pero muy mala para las anteriores. Uno salía en esa época a las mangas y guayabales que había por el oriente, por donde queda el barrio Loyola.

Vivir en Buenos Aires es muy bueno por la cercanía al Centro, aunque aquí se consigue de todo. En cuanto a tranquilidad, nos desvelan mucho las fiestas que hacen en los bares. En las cuatro cuadras de la carrera 33 a la bomba hay 22 bares. Inclusive enseguida tenemos una casa que empezó con una licorera, después con un barcito y ahora es una discoteca. Me ha anclado aquí el arraigo familiar, pero tuve que cambiar mi sitio de habitación —la segunda alcoba que había de la calle hacia adentro— e irme a la última pieza, en el solar de la casa, para no sentir la bulla. El tranvía va a mejorar la zona comercialmente, va a disminuir la contaminación, y la seguridad puede mejorar porque va a haber más gente”.

Ficme llega a su IV edición

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La temporada de cine de corta duración se extenderá hasta el domingo 19, con Francia como país invitado

La cinemateca de la Biblioteca EPM fue escenario de la inauguración del Festival Internacional de Cortos de Medellín, Ficme, evento que cada año es organizado por la Biblioteca EPM y la Corporación Cinefilia.

En esta, su cuarta versión, el Ficme cuenta con una selección oficial de 29 cortometrajes en competencia. De esa cifra, dieciocho pertenecen a la ficción, mientras que los once restantes son documentales.

Del jurado hace parte el director y guionista colombiano Carlos César Arbeláez, cuya filmografía incluye títulos como Eso que llaman amor (2015), Los colores de la montaña (2011), La Serenata (2008) y Negro profundo, historias de mineros (2002).

Junto a Arbeláez, los encargados de dar el veredicto son Orlando Mora, quien es crítico de cine y programador del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, y Juan Carlos González, editor de la Revista Kinetoscopio, publicación especializada en crítica cinematográfica.


El Ficme fue uno de los proyectos ganadores de apoyos concertados en la Convocatoria Pública 2015: Arte y Cultura para la Vida, organizada por la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín

Gracias al Festival Internacional de Cortos de Medellín, los aficionados al séptimo arte podrán asistir, durante todo el fin de semana, a la proyección de cortometrajes de excelente factura, en diferentes sitios estratégicos de la ciudad.

Los espacios elegidos por los organizadores son la Biblioteca EPM, el Parque de Los Deseos, el Teatro Lido, el Cine Andariego de la Biblioteca Pública Piloto y la Alianza Francesa de Medellín.

Los invitados
Para la presente edición, los organizadores eligieron a Francia como país invitado. Además, este año el Festival contará con la presencia de Rubén Mendoza, director y guionista de producciones como Memorias del calavero (2014), Tierra en la lengua (2014) y La sociedad del semáforo (2010); quien impartió, el miércoles 15 de julio, un seminario de dirección cinematográfica.

Por su parte, Adriana Bernal, quien fue directora de fotografía del largometraje El ángel del acordeón (2008) y del documental Cantamos para no morir (2007), dicta un taller de fotografía el jueves 16 de julio.

El viernes 17 de julio, el turno es para Oscar Campo, uno de los documentalistas más reconocidos del país, gracias a producciones como Garras de oro: Mudo testigo de una injusticia (2009), Noticias de guerra en Colombia (2002), Retratos tras las rejas (1989), La casa de las penas (1988) y Pacífico negro (1988). Campo será el encargado de dictar una clase magistral sobre el documental.

El director del Festival de Cortos de Bogotá, Bogotshorts, Jaime E. Manrique, quien además es fundador y director de Laboratorios Black Velvet, participará como invitado en el llamado Encuentro de Festivales, que reunirá a los directores de varias muestras cinematográficas del ámbito nacional.

También Pedro Adrián Zuluaga, periodista, curador de festivales y crítico de cine estará presente en el Ficme.
La programación del evento incluye una muestra con más de treinta cortometrajes, incluyendo los primeros proyectos de algunos de los grandes directores del cine, así como producciones para el público infantil y juvenil. Encuéntrela en www.grupo-epm.com

La invasión

Tuve el privilegio de vivir varios años en Bélgica y jamás podré olvidar los aromas callejeros de sus waffles, hoy famosos en el mundo entero
/ Julián Estrada
No se trata de una película. Voy a referirme al proceso de aceptación que han tenido en nuestra ciudad los legendarios waffles. Seguramente para los niños y los jóvenes de clase media y alta, este amasijo de origen anglosajón, es para ellos algo tan común como la arepa; sin embargo, con permiso de los historiadores de nuestra vida cotidiana, me atreveré a relatar aquello que considero “los orígenes del waffle en la cultura paisa”. Su nombre con múltiples acepciones (gofre, wafle, goufre, wafer, wafl), deriva de la forma cuadrada que durante la Edad Media, en el oficio de herrería, tomaban unas placas para hacer galletas y cuyo nombre variaba de país en país. Hay quienes sostienen que su cuna es británica; pero su “renacimiento” obedece al boom del turismo yankee hacia Europa, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, turismo que motivó a mesones, hostales y hoteles para que incluyeran en su oferta aquellas dos masas “íconos” del breakfast norteamericano: waffle y pancakes… los cuales terminan re–popularizándose en Bélgica, Holanda y Alemania.

El nombre de waffle se conoce y se pronuncia en Antioquia y en todo el país, desde mediados del siglo pasado (finales de los años 50) debido a la aparición en tiendas y supermercados de unas galletas dulces con dicho nombre (aún vigentes) y además con una presentación que en miniatura simulaba las cuadriculas que caracterizan su versión original. De igual manera, es a finales de los años 50 que se instalan en Colombia (Medellín, Bogotá y Barranquilla) los almacenes Sears, en cuya oferta especial de electrodomésticos, la wafflera se destacaba entre licuadoras, tostadoras, grilles, sanducheras y termos, como un equipo absolutamente suntuario. En otras palabras, escasas eran las familias antioqueñas en donde la gerente del hogar, en un gesto de vanguardismo culinario, reemplazaba al desayuno la tradicional arepa por el moderno waffle.

Actualmente, en Medellín existen tres empresas diferentes que tienen sitios de venta en distintos lugares de la ciudad, es decir, si no todo el mundo los ha probado, al menos la gran mayoría los ha visto. No voy a tomar partido por uno u otro, me limitaré a decir que me encanta constatar una oferta variada en masas y recetas, otorgándole cada una su toque de diferencia. Siempre degusté esta preparación como un representante de la cocina dulce; sin embargo, hoy veo que numerosas y reconocidas salsas y aderezos de la cocina de sal, hacen maridaje con su masa. No soy un experto en este amasijo; por asuntos del destino tuve el privilegio de vivir varios años en Bélgica y jamás podré olvidar los aromas callejeros de sus waffles, hoy famosos en el mundo entero tanto o más que su cerveza. Quien llega por primera vez a este país y se pasea por las calles de Amberes, Brujas, Lieja o Bruselas, se demora en entender porqué en algunos sectores de dichas ciudades el aire de su atmósfera es delicadamente perfumado: la causa es la contundente volatilidad de los aromas que exhala la receta del auténtico waffle belga… no en vano el más famoso del mundo.
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Des Apariciones: reflexión y lectura visual del fenómeno de la desaparición en Colombia

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Una exposición itinerante busca recordar a la sociedad sus responsabilidades adquiridas, directa o indirectamente, con las víctimas del conflicto

des apariciones

De izquierda a derecha: Oscar Muñiz, Natalia Botero, Amparo Cano, Luz Helena Galeano, Silvia Quintero, Alejandra Laverde, Elizabeth Laverde y María Gloria Holguín

Con un conversatorio organizado por el Museo Casa de la Memoria y liderado por la foto documentalista Natalia Botero, se dio inicio a la itinerancia de la exposición Des Apariciones.

Des Apariciones es el producto de un proceso de seis meses, en el cual participaron diez mujeres que han vivido la tragedia de perder a sus familiares y no tener noticias sobre su suerte, o su paradero.
 
Así, la muestra se ha convertido en un espacio para hablar y reflexionar sobre el pasado, la guerra, la ausencia, la búsqueda incansable y la preservación del recuerdo de los seres queridos que ya no están con los suyos.

Según los organizadores, la idea es que cada vez más ciudadanos se involucren con este tipo de iniciativas y que se produzca un verdadero acompañamiento de las víctimas, quienes en reiteradas ocasiones han denunciado la apatía con la que muchas personas, e incluso el Gobierno, reaccionan ante sus casos.

“Siento que hay mucha insolidaridad de la gente que asume con frecuencia que nuestros familiares fueron desaparecidos porque hicieron algo malo, así como de las autoridades, para quienes las cifras de desaparecidos bajan las de los homicidios”, sostiene Silvia Quintero, quien perdió a su padre Carlos Enrique y a sus hermanos Luis Fernando y Jaime Enrique.

Por su parte, Natalia Botero explica que “el proyecto hace un llamado a quienes no han sido víctimas directas, para que sean partícipes de la restauración del tejido social y de la construcción de memoria histórica. Es importante visibilizar la desaparición forzada porque si no hablamos, ni entendemos el tema, dejamos a las víctimas en los mismos escenarios, hablando solas y volviéndolas a victimizar”.

Actualmente, la exposición Des Apariciones se encuentra en la Casa Teatro El Poblado. En dicho lugar tendrán lugar dos talleres de memoria, el próximo 28 de julio y el 25 de agosto, entre las 2:30 pm. y las 5:30 pm.

La convocatoria para participar en los talleres de memoria está abierta a todo el público y, durante los mismos, se producirán páginas colectivas de álbumes familiares que servirán como herramientas de sensibilización para todos los asistentes.

Después de estar en la Casa Teatro El Poblado, la muestra irá al Salón de Nunca Más, en el municipio antioqueño de Granada, así como al stand que tendrá el Centro Nacional de Memoria Histórica, durante la Fiesta del Libro y la Cultura, en el mes de septiembre.

Adicionalmente, se planea que pase por las universidades y parques biblioteca de Medellín.

En busca de atención colectiva a un problema que es de todos
Existe una creencia, ampliamente extendida, según la cual la desaparición forzada es un fenómeno que se produce únicamente en estratos socio económicos bajos o en entornos rurales.

Sin embargo, las familiares de desaparecidos que participan en Des Apariciones sostienen lo contrario.

Ellas, mejor que nadie, saben que cualquier familia puede ser golpeada por dicha manifestación de la violencia que vive el país, en el momento menos esperado.

De ello da cuenta Luz Mery Velásquez, cuyo esposo, el ingeniero civil Julián Emilio Cataño Carmona, desapareció en Norcasia, Caldas, en el año 2001, cuando trabaja en la construcción de la hidroeléctrica La Miel.

“Cuando escuchamos hablar de desapariciones, creemos que es un fenómeno ajeno, que no nos tocará nunca a nosotros. Pero al ingeniero, quien trabajó en 5 hidroeléctricas, en la última de ellas le tocó. A mí solo me quedó la exigencia de la verdad, a la que no renuncio; la exigencia de justicia, a la que tampoco renuncio. También me quedó la rabia… hasta que llegué a este taller a reencontrarme con lo bueno y lo malo que viví con Julián, a recordar que nos amábamos y el hogar que perdimos”, relata.

Como Luz Mery, las demás mujeres que participan en el proyecto han vivido un proceso que les ha ayudado a sobrellevar su situación, reconstruyendo, en lo posible, sus vidas, sin dejar de mantener viva la memoria de sus ausentes.

“No sé qué pasó con los míos, dónde están o por qué se los llevaron. Estos talleres nos ayudan a no olvidarlos, a tenerlos muy presentes, a la vez que nos animan para seguir adelante, hasta encontrarlos”, manifiesta Amparo Cano, quien busca a su esposo Hernando Balvín y a su hijastro Adonis Balvín, desaparecidos en La Caucana, corregimiento de Tarazá.

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Des Apariciones pretende hacer posible “encontrar parte del ser querido y volver la ausencia del desaparecido un poco presente. Es recordarlo, conmemorarlo y reconstruirlo a partir de relatos visuales”, según Natalia Botero

Comienza la búsqueda en la Comuna 13
El final de la espera podría estar cerca para decenas de familias que por años han escudriñado por todas partes, en búsqueda de algún rastro del esposo, el hermano o el hijo que se fue y nunca más regresó.

Esto sería posible gracias a que las autoridades anunciaron que comenzarán a excavar en el sector de La Arenera, en el barrio San Javier, el próximo 27 de julio.

La determinación de comenzar a explorar la zona en búsqueda de cuerpos tiene como precedente la confesión de Carlos Villa, alias “Móvil Ocho”, que permitió delimitar tres polígonos en La Arenera, en los cuales estarían enterradas alrededor de setenta personas.

Inicialmente, las excavaciones tendrán lugar en el polígono número 1, quedando pendiente la exploración de los dos restantes polígonos y del sector conocido como La Escombrera, donde se presume que está el mayor número de fosas comunes.

“Algunos desmovilizados han confesado que enterraron personas en La Escombrera y tal vez ahí puedan estar nuestros familiares. Aunque lo que nos van a entregar son unos restos y no va a ser lo mismo que cuando él salió de la casa, al menos vamos a tener la satisfacción de darles cristiana sepultura”, declara María Gloria Holguín, quien busca a su hijo Carlos Emilio Torres Holguín.

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Registro fotográfico de María Gloria Holguín y su hijo Carlos Emilio Torres Holguín

Mañana presentarán el nuevo Plan de Desarrollo Local

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La comuna 14 cuenta, a partir de ahora, con un nuevo documento guía que le permite planificar su futuro de manera estratégica.

el poblado

22 barrios hacen parte de la comuna 14, en la foto.

La socialización de los resultados del proceso de revisión y ajuste al Plan de Desarrollo Local de la comuna 14  tendrá lugar en la sede social de Manila, en la carrera 43D # 11 – 73 (Al frente del Cerca y al lado de las canchas del barrio).

La cita es el martes 14 de julio, a las 6 pm., y las autoridades esperan una nutrida participación de los habitantes de El Poblado, dada la relevancia que tiene el instrumento para la zona.

El Plan de Desarrollo Local de la comuna 14 es el resultado de el trabajo conjunto del Departamento Administrativo de Planeación de la Alcaldía de Medellín, el Comitato Internazionale per lo Sviluppo del Popoli -CISP, y la comunidad, que participó activamente durante el proceso.

Mañana se va el agua en El Poblado

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Entre la noche del martes y el amanecer del miércoles habrá interrupción del servicio de acueducto en varios sectores de la comuna 14

corte agua

Mediante un comunicado, EPM presentó excusas a sus usuarios por las incomodidades que puedan generar esta situación.

Debido a labores de reparación en la red de acueducto, Empresas Públicas de Medellín anunció que interrumpirá el servicio de acueducto entre las 11 pm. del martes 14 de julio y las 8 am. del miércoles 15 de julio.

Los sectores donde no habrá agua son:

De las carreras 43 a 35 por las calles 36 y 16DE.

De las carreras 43A a 29C entre las calles 16 y 5 Sur.

De las carreras 43A a 32 entre las calles 5 Sur y 16A Sur.

De las carreras 44 a 34 entre las calles 16A Sur y 24 Sur.

El servicio dejara de prestarse temporalmente en alrededor de 25.831 instalaciones, ubicadas en los barrios El Diamante No. 2, Zúñiga, El Castillo, Los Balsos No 1 y No. 2, Alejandría, Las Lomas No. 1 y No. 2, El Poblado, La Florida (Medellín), Lalinde; El Tesoro, Los Naranjos (Medellín), La Asomadera No. 1 y No. 2, Castropol, San Lucas, San Diego, Barrio Colombia y Villa Carlota.

Tampoco habrá suministro de agua en los siguientes edificios: Campestre (Cl 16A Sur 34-950), Dann Carlton Belfort (Cl 17 No. 40B 300), Novatempo (Cr 43A, Cl 14-109), Park Hotels (Cr 36B, Cl 11-12), Hotel Medellín Royal (Cr 42, Cl 5 Sur -110), Colegio Palermo De San José (Cl 9 Cr 39-97), Poblado Plaza (Cr 36 Cl 2 Sur -60), Clínica Medellín (Cl 7 Cr 39-290), Colegio Palermo De San José (Cl 9 Cr 39-161), Suramericana (Cr 30 10-81), Mimos (Cr 43 A Cl 25 A-27), Bancolombia (Cr 32 No. 1 B Sur 79 ), Bancolombia (Cr 36 No. 10b 100), Bancolombia (Cl 10 No. 38-63), Bancolombia (Cl 7 Sur No. 42-70), Éxito (Cl (Cl 16 A Sur Cr 34-950), Colegio La Enseñanza (Cl 9 Sur Cr 37-345), Congregación Hermanas Franciscanas (Cl 9 Cr 39-97), Dann Carlton (Cr 43 A Cl 7-50), Edificios Colmena (Cr 43A Cl 1 A Sur-29) y Hotel Alejandría (Cr 36 Cl 2 Sur-60).

“No haré promesas populistas simplemente por ganar”: Federico Gutiérrez

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El candidato sostuvo un encuentro con residentes de la comuna 14, quienes tuvieron la oportunidad de conocer sus posiciones sobre las principales problemáticas de El Poblado y el resto de la ciudad

federico gutierrez

Federico Gutiérrez, candidato del movimiento Creemos, durante el conversatorio

El cobro de la valorización, la seguridad ciudadana y los Parques del Río continúan haciendo parte de los temas que más interés generan entre la comunidad de El Poblado.

Así quedó evidenciado durante el más reciente diálogo entre Federico Gutiérrez, aspirante a la Alcaldía por el movimiento Creemos, y los vecinos de la zona, quienes semanalmente se reúnen para escuchar las propuestas de los diferentes candidatos, a razón de uno por semana.
 
Preguntado sobre la situación general actual de la ciudad, el candidato se refirió a la necesidad de priorizar los aspectos sociales y criticó la estructura administrativa que tiene la Alcaldía.

“Hoy son más importantes las fachadas que las personas. Hemos avanzado en la construcción de imagen de ciudad, pero queda mucho por resolver en lo social. Hay un gran problema de burocracia, la Administración está parcelada entre los concejales, quienes, salvo tres o cuatro, tienen todos un pedacito a su nombre. Los problemas de Medellín no se resuelven con burocracia sino con liderazgo”, respondió.

Gutiérrez puntualizó que, de ser elegido, eliminará todas las vicealcaldías creadas durante la actual Administración y asumirá él, personalmente, las riendas de la ciudad.

Valorización: revisar el modelo
“No voy a prometer que voy a eliminar la valorización, ni que voy a revertir el cobro en su totalidad, porque me parece que serían promesas populistas”. Con estas palabras, el candidato del movimiento Creemos descartó la desaparición del modelo de recaudo.

Sin embargo, Gutiérrez se mostró de acuerdo en revisar la metodología porque, según él, ésta no genera condiciones de equidad tributaria. En ese sentido, consideró que la plusvalía es una figura más adecuada que la de la valorización.

“Si se demuestra que no hay valorización, que no hay hecho generador, no se puede cobrar valorización. Me parece que la plusvalía es una herramienta más justa. Considero, además, que las fajas para un futuro tranvía y la doble calzada, ambas por la carrera 34, no deben hacer parte del paquete de obras financiadas por valorización, porque no corresponden exclusivamente a El Poblado, sino que son proyectos de ciudad que deben ser asumidos por el Municipio”, expresó.

“La seguridad es prioridad”
Para Federico Gutiérrez, la clave para contrarrestar la inseguridad radica en articular mejor el trabajo de la Alcaldía y la Fuerza Pública, a la vez que se aplican estrategias específicas para cada sector de la ciudad.

“Así haya una percepción general de inseguridad, es muy diferente lo que ocurre en El Poblado a lo que ocurre en otros sectores. En términos de seguridad, El Poblado se comporta igual que una ciudad como Buenos Aires, aunque se han disparado los hurtos. No quiero generalizar, pero Medellín necesita una Policía sin corruptos y si es necesario pediremos una depuración”, manifestó.

Asimismo, aseguró que el hurto a peatones, a conductores de vehículos, a residencias y a oficinas son los delitos más frecuentes en la comuna 14.

Parques del Río
No faltaron las preguntas de los ciudadanos sobre el megaproyecto conocido como Parques del Río. La prioridad y futuro de esta obra han sido un tema recurrente en los discursos de Gutiérrez, quien ha manifestado varias veces que hay asuntos más urgentes para resolver desde la Alcaldía.

“Estoy seguro que la primera fase ni se ejecuta en once meses, ni cuesta la plata que se dijo. Sin embargo, lo que encontremos contratado, se ejecuta. Un alcalde tiene que cumplir con la Ley”, comentó y agregó que “en repetidas ocasiones le hemos solicitado al Alcalde que replantee la idea porque, en todo caso, la obra tendría que haber empezado por el norte, que es donde están las grandes problemáticas sociales de la ciudad”.

Quién es Federico Gutiérrez
Federico Gutiérrez es ingeniero civil y especialista en alta gerencia y ciencias políticas. Entre 2004 y 2011 hizo parte del Concejo de Medellín, Corporación de la que fue presidente en el año 2008.

En 2011 fue candidato a la Alcaldía de Medellín, obteniendo 120.278 votos.

Actualmente lidera la fundación Medellín a la Cabeza y se desempeña como con consultor en Seguridad Urbana Integral del Ministerio de Seguridad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en Argentina, y la Ciudad de Celaya, en México.

Adiós, José Gabriel

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Vivir en El Poblado lamenta profundamente el fallecimiento de su columnista José Gabriel Baena, ocurrido en la mañana del viernes 10 de julio de 2015

gabriel baena

José Gabriel Baena Gaviria (1953 – 2015)

El filósofo y escritor de 62 años se desempeñó como periodista en el periódico El Mundo y como director cultural en la Biblioteca Pública Piloto. Desde hace diez años era colaborador de Vivir en El Poblado.

Atrás deja un legado literario que incluye títulos como El amor eterno es un sándwich express, La Virgen Luna, Los Siete de Urantia y El Dragón Láser, El Libro del Desapego de Beremundo Transz, O sea, y Florecillas de Merlín de Asís, entre otros.

José Gabriel, quien solía describirse como un “rockero a morir de la vieja guardia”, fue, además, editor de libros y autor de la columna Humo Veloz, publicada quincenalmente en Vivir en El Poblado.

Su última columna fue publicada el pasado 2 de julio, en nuestra edición 625, con el título Evocación Comunión. En ella, el autor rememoraba algunos episodios de su infancia.

“Me pregunto, ¿a dónde se fue ese niño que nunca fue iluminado por la fatal revelación, quizás, citando a Jean Genet, ‘el niño melodioso muerto en mí, mucho antes de que me cortara el hacha’?”, escribió.

A su esposa e hijos, a sus amigos y allegados, expresamos nuestras más sentidas condolencias.

A José Gabriel, paz en su tumba.

Por encima del hombro

Ahora me importa un pito que los vecinos de mesa en la buñuelería se enteren de lo que leo

/ Esteban Carlos Mejía

Confieso que he vivido, según dijo Neruda. No me gusta que nadie se asome por encima de mi hombro a leer lo que estoy leyendo. Me da ira mala. Es como si un intruso metiera su cuchara en mi plato, aunque sea de lentejas. Durante años tuve la precaución de forrar los libros con papel de Manila para que no se pudieran ver ni el título ni el autor, manía propicia a equívocos. ¿Cómo saber que cogí Historia del ojo, de Georges Bataille, y no Las palabras, autobiografía de Jean Paul Sartre? Muchas veces me confundí y me llevé a la playa un libro que debería haberse quedado en la mesita de noche, Los bienes terrenales del hombre, de Leo Huberman, o Historia de la revolución rusa, de León Trostky, por ejemplo. Todo para que ningún fisgón se entrometiera en mis lecturas.

Por fortuna ya se me pasó el vicio de ponerle forro a los libros. Ahora me importa un pito que los vecinos de mesa en la buñuelería se enteren de lo que leo. Pero, ¡ay si alguien se inclina por encima de mi hombro y se mete con mi texto! No lo increpo ni lo confronto, por favor. Tampoco le hago mala cara. Simplemente me volteo y le cierro el libro en las narices. Porque la lectura como la escritura, no me cansaré de insistir, son actos íntimos, solitarios, casi autoeróticos, sobre los que solo el lector o el escritor tienen albedrío. Al fin y al cabo, cada cual lee el libro que se merece.

* Día tras día. ¿La efeméride de esta semana? Un día que debería ser festivo en todas las lenguas. El 10 de julio de 1871, en Auteuil, al suroccidente de París, nació un niño tan escuálido y tan frágil que sus padres se vieron a gatas para salvarlo con mimos y cuidados: Valentin Louis Georges Eugène Marcel Proust Weil. Proust, a secas, para quienes amamos la buena literatura y creemos a pie juntillas en el milagro de la transmigración artística.

Lecram –o sea, Marcel al vesre, digo, al revés– era zalamero, obsequioso, histérico y adulador. Con perspicacia y agudeza incomparables, adivinaba lo que no veía. “Nada ponía fin a su clarividencia, ni aun el que no hubiera nada que ver”, según afirmó uno de sus amigos. Enfermizo o hipocondríaco, frígido o perverso, meticuloso o desbordado, Proust vivió dos o tres vidas en una sola, suficiente para escribir los siete volúmenes de una obra sin medida, En busca del tiempo perdido (1913 – 1927), con la que entró como dios de dioses al panteón de los politeístas literarios que pululamos en este planeta monoteísta. A mi juicio, sin Proust las bibliotecas no tendrían sentido ni los bibliotecarios tendrían oficio. Y ahí perdonen mi audacia los antiproustianos, que los hay, los hay. Como las brujas.

* * Body copy. “Sed prudentes, muchachas, y antes de comprometeros pensadlo bien. No os abandonéis a un amor demasiado sincero. No digáis nunca todo lo que sentís, y aún será mejor que no sintáis mucho. Ved adónde conduce un amor demasiado leal y confiado, y no os fiéis de nadie. Casaos como hacen en Francia, donde los abogados son los padrinos y confidentes. No tengáis ningún sentimiento que pueda ser para vosotras fuente de amargura. No hagáis promesas que no podríais retirar en caso necesario sin que os cueste un disgusto. Esta es la única manera de salir adelante, de hacerse respetar y de pasar por mujer de carácter en la Feria de las Vanidades.”

William M. Thackeray. La feria de las vanidades. 1848.
* * * Vademécum. ¿A pie juntillas? “Sin discusión”. ¿Fisgón? “Que hace burla. Aficionado a husmear.” ¿Albedrío? “Voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, antojo o capricho.”
[email protected]

Paralelo Diecisiete

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En una amplia casa del barrio Astorga, tuvo lugar la inauguración oficial del restaurante Paralelo Diecisiete, sitio donde el chef Rodrigo Isaza, inspirado en la cocina del sudeste asiático, gesta provocativas creaciones gastronómicas.

 INAUGURACION PARALELO
Esteban Rivera, Sarita Sánchez

 INAUGURACION PARALELO
Ignacio Asin, Luis De Benito

 INAUGURACION PARALELO
Jaime Andrés Bedoya, Catalina Jaramillo

 INAUGURACION PARALELO
Jaime Villegas, Andrés Sánchez, Jorge Mario Correa

 INAUGURACION PARALELO
Juan Carlos Vega, María consuelo Garcías

 INAUGURACION PARALELO
Juan Pablo Córdoba, Carolina Arbeláez

 INAUGURACION PARALELO
Luisa Aristizábal, Juan Sarra

 INAUGURACION PARALELO
Marcela Pérez, Alejandro Suárez

 INAUGURACION PARALELO
María del Mar González, Martín Rippens, Rob Rippens, Sergio Rodríguez, Andrea Uribe

 INAUGURACION PARALELO
Paola Betancur, Luz Celeste Lopera

 INAUGURACION PARALELO
Rodrigo Isaza, Carlos Estrada, Carlos Estrada

 INAUGURACION PARALELO
Sofía Aristizábal, Rodrigo Callejas

 INAUGURACION PARALELO
Adriana Betancur, Alejandra Cárdenas

 INAUGURACION PARALELO
Alejandro Restrepo, Verónica Ramírez, Juan David Pérez

 INAUGURACION PARALELO
Camilo Ángel, Andrea Arbeláez
 INAUGURACION PARALELO
Emerson Marín

 INAUGURACION PARALELO
Carlos Estrada, Claudia Restrepo, Javier Ramírez

 INAUGURACION PARALELO
Carlos Estrada, Rodrigo Isaza, Carlos Estrada

 INAUGURACION PARALELO
Carlos García, Verónica Álvarez

 INAUGURACION PARALELO
Carlos Jota Roldán, María Teresa Mesa

 INAUGURACION PARALELO
Carlos Restrepo, Juan Guillermo Ortega, Harold Freydell

 INAUGURACION PARALELO
Clara López, Catalina López

 INAUGURACION PARALELO
Daniel Botero, Manuela Arango

 INAUGURACION PARALELO
Diana Montoya, Margarita Arango, Amelia Sánchez

 INAUGURACION PARALELO
Emilio Manjarrés, Laura Restrepo

 INAUGURACION PARALELO

 INAUGURACION PARALELO

 INAUGURACION PARALELO

 INAUGURACION PARALELO

Percusión en la Jungla

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El Ensamble de Percusión de la Orquesta Sinfónica de Antioquia, en compañía del narrador Raúl Ávalos, fueron los protagonistas de Percusión en la Jungla, una aventura musical presentada en el Teatro Pablo Tobón. Más imágenes en vivirenelpoblado.com

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Verónica Ospina, Susana Ospina

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
William Aristizábal, Jacobo Aristizábal, Diana Alzate

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Bryan Naranjo, Laura Ramírez, Geovany Cardona

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Gregorio Martinez, Cristobal Martínez, Luis Felipe Martínez, Claudia Restre

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Jerónimo Soto, María Antonia Soto

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Jorge Andrés Soto

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Juan David Bravo, María Camila Bravo

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Lina María Ramírez

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Mariana Gutiérrez, Jorge Jiménez

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Mileidy Arteaga, Sebastián Briceño, Arnaldo Briceño

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Natlia Olarte, Andreson Chavarría

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Pedro Galeano, Julio Galeano, María Galeano, Ana Lucía Valencia

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Sara Manuela Ríos, Diego Andrés Ríos, Astrid Álvarez

 CONCIERTO ORQUESTA SINFONICA DE ANTIOQUIA
Susana Mesa, Mauricio Mesa, Paula Andrea Acevedo

Vestigios

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Durante el mes de julio estará exhibida Vestigios, exposición de 10 obras recientes, de gran formato, del artista David Arias. La muestra se encuentra en la Galería de La Oficina.

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Celina Zuluaga, Teres Zuluaga, Ana Lucía Arias

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Claudia Acosta, Rodrigo Callejas, Gabriel Mesa

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Claudia Cuesta
EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Francy Cardona

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
David Arias

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
David Ocampo, Catalina Pineda, Andrés Arias

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Giovanni Rodríguez, Laura Villa
EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Gisela Ochoa

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Hudo Zapata
EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Laura Duque

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Luz Mary Mesa
EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Marta Elena Vélez

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
María del Socorro González, Rodolfo Arias

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
María Mercedes González, Alberto Sierra

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Olga Lucía Castaño, Krister Martinson

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Ricardo Cárdenas
EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Carlos Alberto Mesa

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Salomón Kertzman, David Arias, Alberto Sierra

EXPOSICION GALERIA DE LA OFICINA
Carlos Alberto Mesa, Luz Mery Mesa

La Condesa, charcutería bar

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En la carrera 36, diagonal al Hotel Park 10, sobre un creciente corredor gastronómico en El Poblado, se encuentra La Condesa, un lugar mágico que encanta con su diseño árabe–europeo, con fuerte influencia de la estética mediterránea y una depurada selección de veinte platos frescos, desarrollados con ingredientes de primera categoría y una presentación que aviva los sentidos.

Equipo de cocina de La Condesa

 

Desde su terraza hasta el mural realizado por la ilustradora Sara Hoyos, cada detalle en La Condesa ha sido visualizado para entregar a sus comensales una experiencia indeleble. Para compartir en una tarde y noche de originales sangrías y gin tonics (macerados en romero; albahaca; tomillo), los sugeridos de la casa son la tabla La Condesa (una exquisita variedad de quesos y carnes maduradas), las Artesanas (flatbread de pepperoni, de chorizo y morrón, y capresse de rúgula fresca) y el Jardín de Mar (tartar de salmón, aguacate y crocante con alcaparras, acompañado de patacones).

Para los que buscan platos fuertes contundentes, los recomendados son La Armadura (costillas deshuesadas, con bbq a base de cerveza Budweiser, con crocante de puerro), El Conde (sándwich de roast beef, jamón york, queso provolone y berenjenas escabechadas) y Calle de La Condesa (solomito en reducción de vino, con hongos profundos, sobre un puré de arveja).

La carta de postres está en continuo movimiento para así dar nuevas sorpresas a los comensales. De las actuales opciones, se destacan el cheesecake de maracuyá, la torta de manzana y el derroche de chocolate.

La Condesa, charcutería bar que también ofrece en semana menús de almuerzo tan refinados y llamativos como las alternativas fijas de su carta, está en la Carrera 36 No.10 B–78. Su horario es de lunes a miércoles de 12 m a 10 pm, y jueves a sábado de 12 m hasta la medianoche. Informes: 266 9235.

Jardín de Mar

(Para una persona o como entrada para compartir)

Ingredientes
• 50 gramos de salmón.
• 50 gramos de aguacate.
• 5 gramos de cebolla.
• 7 gramos de aceituna.
• 10 gramos de mostaza dijón.
• 20 centímetros cúbicos de zumo de limón.
• 1 gramo de sal.
• 1 gramo de pimienta.

Para el emplatado:
• 10 gramos de ajonjolí tostado.
• 20 gramos de mezclum.
• 10 centímetros cúbicos de vinagre de vino.
• 10 centímetros cúbicos de aceite oliva.
• 10 gramos de alcaparras.
• 5 gramos de piel de salmón.

Preparación
Cortar el salmón y el aguacate en cubos de 1 centímetro x 1 centímetro. Cortar la cebolla en brunoise y la aceituna en cubos muy pequeños.

Colocar todos estos ingredientes en un bowl (recipiente hondo), agregar sal, pimienta y mostaza dijón. Mezclar bien. Sofreír la piel de salmón, en su propia grasa, hasta que esté crocante.
En un bowl aparte, agregar el mezclum, el vinagre de vino, el aceite y mezclar.

Emplatado
Poner la mezcla de salmón y aguacate en un plato, adicionar el ajonjolí, acompañar con los patacones, agregar la ensalada de mezclum y vinagre, colocar alcaparras fritas por encima y adicionar piel del salmón para darle un toque crocante al plato.

Un grato retorno: Plaza Pakita

Pakita es una marca querida y añorada por varias generaciones de antioqueños que recuerdan haber comido fresas con crema, tomado yogur de mandarina o leche achocolatada en sus puntos de encuentro en La Ceja, Amagá, San Jerónimo y Guarne.

Por Juan Sebastián Mora

Pakita es una marca querida y añorada por varias generaciones de antioqueños que recuerdan haber comido fresas con crema, tomado yogur de mandarina o leche achocolatada en sus puntos de encuentro en La Ceja, Amagá, San Jerónimo y Guarne.

En el año 2000, Pakita decidió “irse de viaje”. Hace poco regresó renovada, con un proyecto en el que es la marca anfitriona de un grupo de negocios amigos (restaurantes, productores artesanales, tiendas de decoración e incluso una librería café), que conviven en un gran mercado: Plaza Pakita.

Ubicada en el kilómetro 16 de la vía Las Palmas (antes del peaje hacia El Retiro), Plaza Pakita tiene como promesa “ofrecer a las familias un espacio en el que todos sus miembros encuentren una opción para divertirse”, sostiene Daniela Gómez, gerente del proyecto, cuyo diseño está inspirado en distintas plazas de mercado del Viejo Continente.

La nueva Pakita cuenta en la Plaza con un punto de venta (además de tener allí su planta de producción) que integra delicias de antaño con llamativas novedades. Yogures artesanales (incluido, por supuesto, el más célebre: mandarina), buenos quesos, y, especialmente, gelatos italianos, helados soft y yogur griego, son algunos de los productos estrella de la remozada Pakita.

Restaurantes de cocina mexicana, argentina, caribeña, árabe, de parrilla, charcutería bar, una panadería artesanal y una hamburguesería son una muestra de lo que los comensales hallarán en el nuevo hogar de Pakita y sus vecinos, una plaza que apuesta al disfrute en familia.