Frente al problema ambiental, quedarnos solo en la queja nos impide reflexionar sobre nuestros hábitos y sobre la necesidad de actuar.
Escucho mucho de amigos, familiares y conocidos, que no vale la pena dedicarle tiempo y esfuerzo al cuidado ambiental, porque finalmente eso no generará ningún impacto positivo importante. También he escuchado a estas personas decir que deben ser las multinacionales o el gobierno los encargados de realizar cambios, porque tienen más poder, porque son más grandes, y que los cambios que realicen las personas son insignificantes.
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Siento y pienso que esta es una actitud que nos hace daño en varias vías. Y es este el propósito de este escrito: argumentar las razones que tengo para creer y sentir que este tipo de actitudes y comentarios son peligrosos.
Lo primero que argumento, es que estas son creencias y quejas peligrosas, pues nos alejan de la reflexión frente a nuestros hábitos y la oportunidad de ganar conciencia frente al problema ambiental. El asentarnos en la queja y esperar que sean otros quienes solucionen el problema, no nos permite sentirnos parte de las problemáticas ambientales y esto hará que dejemos la responsabilidad en otros. Está demostrado que, en la era del Antropoceno, nuestra era, los seres humanos tenemos gran responsabilidad en los cambios a escala planetaria que estamos viviendo. Entonces, esta queja, nos aleja de la reflexión acerca del gran poder que tengo al decidir qué industria, producto o marca privilegiar, al momento de tomar una decisión de consumo, situación en la cual logro generar un impacto positivo en mi día a día.
Otro argumento es aquel que me lleva a pensar que esperar que el cambio lo gestionen los otros es peligroso e inútil, porque finalmente le doy la espalda al problema. Esto genera que realmente no me entere de nuevos negocios que florecen, nuevas formas menos impactantes de hacer las cosas, entre otras cuestiones; y esto hará que no pueda apoyar a estos nuevos negocios o nuevas prácticas en su florecimiento, momento en el cual realmente necesitan más de nuestro apoyo, para probar, para impulsar, motivar a los otros, entre otras acciones que podemos hacer para incentivar cambios.
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También considero muy relevante identificar que la queja también me aleja de la reflexión frente a las propuestas que hacen los políticos que elegimos. Si le damos la espalda a la problemática ambiental, no vamos a tener la sensibilidad para identificar qué propuestas políticas están cuidando más el ambiente y cuáles menos.
La queja, el no querer involucrarse, el esperar que otras personas u organizaciones sean las que solucionen los problemas, se me parece mucho a lo que vimos en la película “No mires arriba”, pues es justamente esa negación del problema, ; es un “no mires arriba” porque de pronto te deprimes, de pronto te toca trabajar o de pronto te toca realizar cambios. Y definitivamente pienso que debemos mirar para arriba y darnos cuenta de nuestra inmensa capacidad de incentivar cambios en nuestros entornos cercanos.