Una vez culminado el aislamiento obligatorio, los padres debieron regresar a su lugar de trabajo, pero sus hijos se quedaron en casa para seguir teleestudiando.
¿Cómo afrontar este nuevo reto?
Mientras el confinamiento fue obligatorio, en casa permanecían padres e hijos, cada uno en sus actividades. Los adultos dividían su tiempo entre el teletrabajo, los quehaceres del hogar y el acompañamiento de las clases y las tareas virtuales de los menores.
Ahora algunos mayores debieron regresar a sus labores “normales” y empezaron a aparecer los inconvenientes. ¿Cómo manejar niños solos en casa? ¿Por qué generaciones anteriores se hacía y ahora cuesta tanto? ¿Desde cuáles edades es apropiado?
Muchas preguntas surgen al respecto, pero hay respuestas. Juan Gabriel Vásquez, especialista en sicología clínica y magíster en Psicología, le dijo a Vivir en El Poblado que no hay una edad en la que se diga que es más apropiado que otra dejar a los niños solos en casa, “porque eso depende de las habilidades del niño: que sepa leer, escribir y hacer llamadas, esas son cosas que pueden ayudar a que el menor se desenvuelva bien en la casa ante una eventualidad”.
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No obstante, detalla Vásquez, que en su paso a la adolescencia, -entre 12 y 13 años-, al menor se le debe entrenar para reaccionar ante determinadas circunstancias. “El gran problema no es que se queden solos porque la mayoría se sabe comportar, el asunto es qué pasaría ante llamadas de extraños o una fuga de gas, por ejemplo”, expone el profesional.
Ahí es donde entra el poder de la comunicación que existe en el núcleo familiar. Planteamiento en el que coincide con lo expuesto por Karla Gil, coordinadora del componente en salud mental del Hospital Digital de Medicina de la Universidad de Antioquia.
Para Gil, el reto en este caso es buscar redes de apoyo familiares o revisar cuál sería el perfil más adecuado para una persona a quien le va a delegar la responsabilidad de cuidado del menor.
“En ningún momento el niño se debe quedar solo en casa”, afirma Karla, y agrega que hay dos tipos de acompañamiento, el de cuidado del hogar con la alimentación y el aseo, y el de educadores, función que cumplen muchos abuelos en la actualidad.
Juan Gabriel recomienda tener en cuenta los riesgos sicológicos que pueden llegar a padecer los niños, “como la sensación de abandono y desamparo”, lo que se puede mitigar si hay conexiones fuertes entre hijos y padres, donde la distancia es solo eso y en lugar de jugar en contra, ayudar al menor a desarrollar su autonomía.
¿Qué enseñarles?
Afirma Vásquez, que si definitivamente no puede delegar un cuidador, enséñeles a sus hijos de qué tienen que estar alejados, qué utensilios de cocina o herramientas no deben manipular. Cuáles son los números de contacto de sus padres, sus abuelos y familiares cercanos a quienes pudiera buscar en caso de una emergencia.
Hay adolescentes que ya son más autónomos y han desarrollado hábitos y rutinas que les permiten resolver problemas diarios y cotidianos. También hay algunos que tienen un alto sentido de responsabilidad, como criterios a tener en cuenta para dejarlos solos en casa.