/ Juan Carlos Franco
Pocas cosas nos unen más a los paisas que el rechazo al centralismo. Bueno, y en general a lo que venga de Bogotá. Con eso nacimos, con eso nos criaron y, por lo visto, con eso moriremos.
Existe la convicción de que el gobierno central es injusto y abusivo con Antioquia y que no nos deja hacer las cosas, nos enreda, nos engaña… que si fuera por nosotros solitos, este departamento estaría muchísimo más adelantado.
Ríos de tinta fluyen semanalmente en los diarios locales para denunciar que pagamos al gobierno central muchos más impuestos de lo que nos devuelven, que nos tumbaron las Autopistas de la Montaña, que solo por jodernos nos frenaron el túnel, etcétera.
Ah, y por supuesto, que si tuviéramos puerto en Urabá con una buena carretera todas nuestras exportaciones más las del Eje Cafetero, se irían por ahí. Y por allá mismo entrarían todas las importaciones. Y que, ahí sí, nuestra economía tendría un fantástico impulso.
Algunas de estas afirmaciones son falsas. Otras fueron ciertas en su momento, y otras lo son solo parcialmente. Y todas han hecho tanta carrera, están tan incrustadas en el cerebro paisa, que cuestionar su validez –peor, en un periódico de Medellín- conlleva alto riesgo de ser tildado de despistado, traidor o infiltrado.
Connotados columnistas afirmaban esta semana, por ejemplo, que si la sola EPM le aporta al estado colombiano $ 1 billón anual en impuestos, en solo 10 años le habrá transferido al gobierno tanto dinero como este le aportará a Antioquia para las autopistas.
Conclusión, con una sola empresa paisa, una sola, le estamos dando más a Bogotá de lo que ella nos está devolviendo. O sea, ¡otra vez víctimas del centralismo! ¿Y qué tal si le sumamos los demás impuestos de las demás empresas basadas en Medellín? ¡Lo que nos dan es una limosna, hay que rebelarse!
Al citado análisis le falta un detalle crítico: resulta que los ingresos de EPM, y con mayor razón los de otras empresas que figuran como muy grandes contribuyentes –Grupo Argos, Sura, Bancolombia, Nutresa, ISA, Isagen, Éxito, Grupo Mundial, Conconcreto, etcétera– no provienen solo de Medellín y Antioquia.
No, estas empresas, aunque muy paisas, obtienen sus ingresos por las ventas y actividades que despliegan en todo el país, O sea, lo que pagan el Éxito o Bancolombia al gobierno nacional en impuestos proviene de todo Colombia, no solo de Antioquia. Aunque el cheque sea firmado en Medellín.
Otro hecho difícil de digerir por el sector más uribista de los columnistas, es que en estos cuatro años de Santos (tan bogotano, tan centralista, tan traidor ese señor) se va a lograr un avance mucho más sólido en infraestructura para Antioquia que en los ocho años de su antecesor (tan paisa él, tan frentero, con ministro de transporte aún más paisa).
¿Cuál vía importante para Antioquia se ejecutó en 2002-2010? Conviene recordar que el proyecto de Autopistas de la Montaña fue rechazado por el Consejo de Estado, que consideró inaceptable jurídicamente la asignación a dedo de ISA como ejecutor del proyecto.
¿Cuánto tiempo ha perdido Antioquia por ese afán del gobierno anterior en saltarse pasos de manera arrogante y superficial? Eso sin contar la nunca bien sustentada pifia en el valor del proyecto, inicialmente fijado en $ 5,5 billones pero luego “ajustado” a $ 17 billones.
En algo tan serio uno puede equivocarse, pero… ¿tanto?
¿Y qué pasa con el puerto de Urabá? Queda como tema para la próxima semana.
[email protected]