Por: Juan Carlos Franco
Hay que reconocer la valentía del Alcalde y su Secretario de Tránsito al insistir en su plan de implantar pico y placa de día completo. Uno diría que el hombre está enfrentando de manera directa la causa del problema, que es la cantidad agobiante de vehículos circulando y emitiendo gases. Se le abona su disposición a asumir costos políticos y a aceptar el diálogo para ajustar algunos detalles prácticos. Pero, por más buena voluntad que haya, esto no va a ser fácil para nadie. Ni para autoridades ni para ciudadanos. Se habla mucho de los trabajadores que dependen del vehículo para su ingreso, de cómo llevar los niños al colegio, de los impuestos que se pagan, etcétera. Todo el mundo se queja. Como en las reformas tributarias, y muy al estilo colombiano, cada cual quisiera que para su caso particular se hiciera una excepción. Por un lado, podríamos ser pesimistas echándole números al asunto y concluyendo que poco a poco la medida irá perdiendo su efecto y su novedad, y pronto estaremos en la misma o peor situación de congestión y polución que hoy. Pues para todos es bastante claro que, al menos antes de 5 años, no habrá cambio serio y fundamental en la cantidad de vías disponibles en Medellín. Salvo algunas ampliaciones muy locales, no hay realmente vías nuevas. El 20% de vehículos particulares que hoy saldrían de circulación se recuperarían con otros nuevos en 2 ó 3 años, al cabo de los cuales volveremos a quedar en la misma situación que hoy. ¿Habría entonces que ampliar la restricción a 2 días? ¿Y entonces cómo será esto dentro de 5 ó más años? Además, reducir a la brava el número de automóviles particulares no disminuye la contaminación sustancialmente, pues los verdaderos infractores son los buses, camiones y volquetas. En parte por tener que usar uno de los combustibles más sucios del mundo, pero sobre todo por el pésimo “mantenimiento” a que son sometidos. Por Dios, ¿no habrá en esta ciudad nadie capaz de parar a tantos infractores ambientales de negra y ofensiva humareda que a diario vemos por todas las calles? No, no lo hay… ¡Todos están ocupados controlando placas! Más que extender el pico y placa a los buses, lo realmente prioritario es su completa revisión técnico-mecánica. Y la de camiones y volquetas, también. El solo hecho de no dejarlos circular hasta que sus emisiones sean tolerables podría ser más importante para el medio ambiente que el simple control de placas. De otro lado, también hay razones para ser optimista. Está demostrado que cuando hay restricciones inevitables en la vida, la gente termina por acomodarse y cambia sus comportamientos, a veces de modo radical. Es posible que los altos costos de la gasolina de por sí sean ya un aliciente para no comprar carro o al menos para usarlo mucho menos. Es posible que ahora sí empecemos a hablar con el vecino y preguntarle si a lo mejor podríamos irnos juntos hasta la Avenida, o al trabajo, o a la universidad. O que realmente empecemos a caminar más. O que planifiquemos mejor la vida para que en una sola salida hagamos más cosas. O que redescubramos los buses y taxis de esta ciudad, que seguro no todos son tan malos… Sencillamente, ese lujo de salir solos en el carro a cualquier cosa, cuando podríamos ir de otra manera o en otro día o con alguien más, poco a poco se irá acabando… Sea como sea, algo hay que hacer con la saturación vehicular. Y aunque lo más probable es que la solución no sea justamente la que está planteando ahora esta administración, al menos nos está involucrando a todos en el problema y en su posible solución. Que es justo a lo que no estábamos acostumbrados. |
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