En una economía vulnerable, como la nuestra, estas estrategias son mucho más que una moda o una excusa para comer hamburguesas.
El lunes 4 de junio salieron los resultados del pasado Burger Master nacional, que se celebró entre el 29 de abril y el 5 de mayo en 13 ciudades del país. Tulio Zuloaga, el bloguero que lidera esta iniciativa, anunció en sus redes sociales los impresionantes resultados: más de dos millones de hamburguesas vendidas y 28 mil millones de pesos facturados; 13 mil millones por encima de la meta que habían trazado para este año.
No me corresponde analizar el veredicto del público, porque experta en hamburguesas no soy, además no pude asistir al festival en esta ocasión. Aunque, dicho sea de paso, quedé muy conforme con la selección de Bogotá: muchas de mis favoritas quedaron seleccionadas entre las cinco mejores.
A lo que voy es que es necesario que la industria de restaurantes se siga movilizando con ideas como estas. No digo que todos los blogueros y foodies deben organizar festivales y concursos para seleccionar la mejor frijolada, el mejor ajiaco o la mejor empanada. Tampoco. Pero sí aprovechar las redes sociales y su potencial viral para darles un valioso impulso a los negocios que están empezando.
Es que a la larga estas iniciativas no se tratan únicamente de vender hamburguesas, sushi o pizza. Hay muchas empresas que tras bambalinas también se benefician. El mismo Zuloaga ha destacado que la última versión del reto convocó a más de 1.000 emprendedores. “Son todos los pequeños empresarios que están comprando a pequeños productores del campo a panaderos artesanales, el evento toca a todos los escalones de la sociedad”, dijo al diario económico La República.
A propósito, el bloguero compartió a mediados del mes pasado una de esas historias que me encantan: la de Alejandro Rodríguez, que pasó de vender empanadas en el puerto de Barranquilla a ser el proveedor de pan más exitoso del pasado Burger Master, con 55.000 unidades vendidas.
Así que a usted puede no gustarle el Burger Master por sus filas, pero no por eso puede demeritar el esfuerzo de esta iniciativa. Y no digo solo yo, el columnista Raúl Ávila hizo la misma invitación en su columna para la Revista Dinero: “Este es solo un ejemplo de las iniciativas que se pueden hacer al jugar con la elasticidad de los precios, para fomentar tanto el crecimiento en los márgenes de rentabilidad como el reconocimiento de los emprendimientos”.