/ Jorge Vega Bravo
La partida de Alberto Aguirre cierra el ciclo de los viejos libreros de Medellín, que fueron nombrados en una reciente Feria del Libro en Corantioquia como los quijotes del siglo 20. Allí fueron recordados don Jaime Navarro, de la Librería América, don Alberto Aguirre, de la Librería Aguirre, y don Rafael Vega, de la Librería Continental.
Don Alberto Aguirre, como su colega Rafael Vega, era oriundo de Girardota Antioquia, donde nació en 1926. Describir a este hombre polifacético, auténtico y comprometido consigo mismo no es una tarea que me corresponda y la dejo a sus parientes y amigos cercanos, pero quiero brindar un homenaje a esta personalidad brillante que vamos a extrañar. La memoria de su presencia en mi vida empieza con las visitas a la Librería Aguirre, de Maracaibo, donde encontrábamos un ambiente entre misterioso y libre y donde de pronto aparecían Gonzalo Arango, Manuel Mejía Vallejo, Olga Elena Mattei y otros escritores y artistas de nuestra ciudad.
Era un verdadero deleite leer en El Mundo su ‘Cuadro’, lleno de sal y picante y de críticas a veces mordaces y certeras o nutrirse de sus críticas de cine y de sus comentarios deportivos, siempre sagaces y originales. Alberto Aguirre fue un gigante del pensamiento y de la actividad artística: abogado, periodista, crítico de opinión, librero, escritor, editor, comentarista deportivo, cineclubista, crítico de cine y fotógrafo. Esta última faceta redescubierta y resaltada por Vivir en El Poblado con la publicación de cuatro fotografías suyas como portada de recientes ediciones. ¡Una deliciosa sorpresa!
El último encuentro con él lo tuve en el Restaurante Fenicia, de Laureles, a donde solía ir con Aurita López su incansable compañera y asistente; en esta ocasión estaba solo, con su periódico y sus fantasmas y me miraba por encima de la gafa con cara de pocos amigos hasta que tuve la valentía de acercármele e identificarme como el hijo de su colega y paisano. Esbozó la sonrisa infantil que le caracterizaba y empezó un relato de viejos tiempos que nos llevó hasta la amistad que había entre Don Pedro Claver Aguirre, su padre, y Don Rafael Vega García, el padre de Rafael Vega B., quienes hacían parte de una banda de música en la Girardota de principios del siglo 20. Organizando la biblioteca de nuestro recién fallecido padre, encontramos una foto donde don Pedro Claver toca la bandola y don Rafael Vega G. toca la flauta, alrededor de 1910. Mi tío Gustavo Vega (Girardota 1926) me contó de las tertulias con Alberto Aguirre para conversar, tomar trago y atender a los poetas de Piedra y Cielo.
Don Alberto Aguirre eligió un tiempo de fiesta musical para partir. Estamos asistiendo al 5º Festival Internacional de Música que organiza la Orquesta Filarmónica bajo el impulso de los Maestros Alejandro Posada y Alberto Correa. Qué regalo y qué oportunidad de armonizar esta ciudad con diferentes expresiones de la música: hay conciertos por doquier, muchos con entrada libre, que se extienden hasta el 15 de Septiembre. Hay música clásica de la más alta categoría, música rock y pop con una variedad de opciones que hacen de Medellín un gran centro cultural y que nos brindan la opción de “elevar el Espíritu”, sanar el dolor y sembrar esperanzas para esta ciudad aún llena de desigualdades.
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