Lo importante no es ganar… ¡sino que pierda el otro!

 

Por: Juan Carlos Franco
Siempre que ocurren eventos como los recientes, relacionados con liberación de secuestrados, intervenciones de Chávez, comunicados oficiales de la guerrilla y demás, todos los medios salen raudos a pedir la opinión de gran cantidad de personas. Unas cuantas son realmente expertas en el tema. Otras no lo son pero ocupan algún cargo con visibilidad. Y el resto no tienen mucha idea, pero opinan. Y a veces con mayor convicción y vehemencia que los que sí saben.
Y sea como sea, el resultado es predecible: Se aprovecha el evento para enlodar a quien se odia de antemano y alabar a quien se ha apoyado con anterioridad. Rara vez se da que alguien se aparte de su libreto y verdaderamente cambie de opinión. Hay que ver las maromas dialécticas que se permiten, todo para no correr el riesgo de dejarle ganar una a su enemigo.
Hay analistas de la realidad nacional muy admirados por su inteligencia y dueños de elocuencia y lógica irrefutables cuando se trata de hacer quedar mal al gobierno de turno. Son adalides de la moral, combatientes de la verdad, pareciera que nada escapa a sus profundos y estrictos análisis. Pero cuando es al revés, cuando algo que ha ocurrido podría, aunque fuera de manera indirecta, hacer creer que el gobierno, finalmente, no estaba tan equivocado, hasta ahí llegan. Empiezan a dar rodeos, cambian de tema con agilidad felina y se muestran dispuestos a aceptar las tesis más peregrinas con tal de no tener que opinar bien contra el gobierno o mal contra algún supuesto amigo.
Mi favorito es el director del periódico Voz, órgano oficial del Partido Comunista de Colombia. No importa qué le pregunte usted, o qué evidencias irrefutables haya, siempre saldrá con alguna perla para explicarnos que las Farc no son malas, solo incomprendidas, que Chávez y Rodríguez Chacín lo que buscan es el genuino bienestar del pueblo colombiano y que el “narcoparamilitar” Uribe (nunca le quitan el remoquete) es el único culpable de que Colombia no sea desde hace años un pacífico edén. Ah, claro, y poseen una habilidad innata para ver en todas partes la “mano negra del Imperio”.
¿Cómo no se mueren de risa los periodistas?
Otros, como aquellos locuaces voceros del Polo que no pierden oportunidad de torpedear cualquier cosa que haga o diga el gobierno, en momentos como este mágicamente desaparecen de las ondas de radio o los noticieros de TV para que nadie les pregunte nada. No, por favor no molestarlos con detallitos como que el Presidente de Venezuela apoye abiertamente a las Farc. Ellos están ocupados en cosas más trascendentales para el país, como por ejemplo tirarse el TLC. Suena cómico, lo único trágico es que hay demasiada gente aquí -y sobre todo en el exterior- que les cree, solo porque hacen quedar mal a Uribe.
En síntesis, nefandos personajes sin el menor rastro de grandeza cuya agenda política parte del odio y de la destrucción. Como no ven ninguna posibilidad de que sus proyectos políticos tengan (afortunadamente para Colombia) la más remota posibilidad de realización, les toca entonces conformarse con la miserable consigna de hacer quedar mal a sus enemigos. Lo importante no es ganar, ¡sino que pierda el otro!

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