El ser humano es un mamífero que ha trascendido el reino animal. La antropología espiritual (de orientación antroposófica) afirma que se puede separar el reino humano del reino animal por su capacidad de pensar, de hablar y de andar erguido. Ya tendremos la oportunidad de ahondar en este tema.
Cuando mudamos los dientes de leche, dejamos de ser lactantes y se ha demostrado que hasta un 70% de la población mundial tiene una baja producción de lactasas (enzimas que digieren los azúcares de la leche) después de los 6 años. Somos mamíferos destetables y a veces también detestables.
Por ejemplo hemos dedicado gran parte de nuestras buenas tierras de labranza a la ganadería. Y es que evidentemente es una actividad mucho más rentable y que beneficia a unos pocos. En muchos países ser ganadero es sinónimo de poder y riqueza. Es una actividad que siempre gana, de ahí su participio: ganado.
La ganadería en China y en otros países asiáticos ha hecho énfasis en la crianza de cerdos, ovinos y caprinos y es bien conocido que los chinos son incapaces de comprender la preocupación occidental por tomar leche de vaca.
Las mujeres chinas no enferman de cáncer de mama ni los hombres desarrollaban tumores prostáticos porque son incapaces de tolerar la leche y, por tanto, no la toman.
Dice la Asociación Norteamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas (NASPGHAN): “En muchos casos, la intolerancia a la lactosa se desarrolla espontáneamente a lo largo del tiempo. Cuando los niños alcanzan de 3 a 6 años de edad, sus cuerpos pasan naturalmente a producir menores cantidades de lactasa que las producidas en el primero o segundo año de vida. En algunos niños, la producción continúa reduciéndose o incluso se detiene totalmente. Frecuentemente, los síntomas de intolerancia a la lactosa aparecen en la adolescencia o adultez temprana. Algunos grupos étnicos (negros, hispanos, asiáticos) tienen más probabilidad de desarrollar intolerancia a la lactosa”.
Los datos sobre el cáncer de próstata conducen a conclusiones similares.
La propia organización mundial de la salud afirma que el número de hombres que padecen este cáncer en China es de 5 por cada 100.000 mientras que en el Reino Unido la cifra es 70 veces mayor.
En Colombia se presentan 48 casos por cada 100.000 habitantes cada año, de los cuales mueren 21.6 por esta causa, al año.
Recientemente se ha impuesto la idea de que si no tomas 3 vasos de leche al día sufrirás osteoporosis. Un elefante -que soporta toneladas de peso- sólo toma leche los dos primeros años de vida. Luego se alimenta de vegetales y frutas y no sufre de osteoporosis. Los chinos previenen la osteoporosis con una importante dosis de movimiento. Un grupo indígena de Guatemala que no consume leche, no padece osteoporosis pero tiene un importante nivel de movimiento. El microtrauma del ejercicio favorece la fijación ósea del calcio.
Existen alimentos ricos en calcio tales como la leche de soya, la quinua, la avena y la cebolla. El huevo y el pescado tienen alto contenido. Los invitamos a abrir la mente (y el estómago) a otros hábitos alimenticios y a recuperar la capacidad de movimiento en esta cultura sedentaria: ¡A moverse, a sacarse la leche!
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