A Daniela Montoya la vetaron por reclamar sus derechos. La dejaron afuera del Mundial por hablar en público de los incumplimientos en sus premios. Y, sin razón, la cortaron de tajo.
La valentía de las mujeres no la han tenido los hombres. En nuestro fútbol, ellas alzaron su voz, algo que poco o nunca ha pasado entre los varones. Ellas se armaron de valor, dejaron su lugar de “las niñas” o las “Chicas Superpoderosas” y con sus denuncias demostraron su coraje. “Amamos la selección, amamos el país”, dijo Daniela Montoya.
El veto. A Daniela Montoya la dejaron afuera del Mundial de Canadá 2015 por hablar en público de los incumplimientos en los pagos de sus premios. El técnico Felipe Taborda y el dirigente Álvaro González Alzate, sin razón válida, la cortaron de tajo. Y así nos fue en el Mundial. Los resultados fueron malos. Entre los varones, los vetos y las preferencias se callan. El caso sonado fue el de José Julián de la Cuesta, un defensa que peleó por sus derechos. Y de excapitán de selección juvenil pasó a ser borrado y a seguir su carrera lejos de Colombia por más de una década. Un solo caso de muchos que han quedado bajo de la mesa.
El acoso. El colectivo femenino fue capaz de acusar, con nombres propios y caras destapadas, los acosos sexuales y laborales tanto en la selección de mayores y como en la sub17. Desde la fisioterapeuta Carolina Rozo, hasta la misma jugadora Isabella Echeverri, denunciaron a los entrenadores que las acosaban sexualmente (caso Rozo), o al entrenador que les cobraba dinero (caso Echeverri). Sus relatos abren el debate ante temas que nunca se tocan en el ambiente del fútbol. ¿Inocentes o culpables? La justicia lo dirá, o eso esperamos. Los únicos que hablaron de acoso laboral y sexual fueron los árbitros, con una denuncia que busca un remezón en un ámbito con más sombras que luces. Valientes ellos. Valientes ellas.
La Liga. La Federación casi acaba la Liga. Con un puñadito de verdades a medias, el ente nacional decidió cortar un proceso, porque no era un producto terminado. Es cierto, a la liga femenina le hacían falta patrocinio, público, y siendo exigentes, nivel competitivo. Pero a la Federación le cuesta entender que apenas está en elaboración. Con solo dos ediciones y un título de Copa Libertadores encima, la Dimayor lo salvó, por ahora, creando una comisión para ver su viabilidad. Lo que aún no define es esa jubilación temprana de la generación que aún está en boga (¡la capitana Natalia Gaitán tiene apenas 27 años!). La falta de patrocinio y de nivel también podría ser un argumento para acabar la Primera B o la Copa Águila. Se mide con diferente rasero. Pero ellas hablaron. Y la revivieron.
La libertad. “Las mujeres son más ‘tomatrago’ que los hombres y es un cultivo de lesbianismo”. Las palabras de Gabriel Camargo, mandamás del Tolima, en vez de amilanar a las chicas, las llenó de valor. Yoreli Rincón fue la primera futbolista que habló de su sexualidad. Aceptó su relación con una compañera de equipo, y su próximo matrimonio. El tema es del ámbito personal, pero demuestra sus agallas. ¿Cuántos varones han hecho lo mismo? “De eso no se habla”, admiten.
Las arengas buscan una igualdad en trato, condiciones, oportunidades y hasta en un debido proceso judicial y disciplinario. Pero no son iguales, ellas son más. Fueron las valientes, las atrevidas, las frenteras. Ellas alzaron su voz. Todos debemos tomar nota.