La pedagogía Waldorf tiene como fundamento atender las necesidades fisiológicas y somáticas del niño en desarrollo y un aspecto clave del desarrollo es el ritmo.
La investigación de los ritmos biológicos es un campo joven en la biología. Al inquirir en la organización temporal de los seres vivos, se ve su aplicación en el tratamiento de enfermedades de la civilización, donde los ritmos son alterados y violentados con sobreexigencia o con ocio exagerado. Es frecuente el diagnóstico de arritmia vital y con muchos pacientes vemos cómo la necesidad terapéutica esencial es la recuperación del ritmo.
La pedagogía Waldorf tiene como fundamento atender las necesidades fisiológicas y somáticas del niño en desarrollo y un aspecto clave del desarrollo es el ritmo. “El niño pequeño tiene un ansia inmensa por el ritmo: ser llevado en brazos con un andar rítmico, la cuna que se mece, el caballito, la hamaca, el columpio, las rimas, las canciones, la repetición de los cuentos: todo esto tiene un efecto directo, constitutivo y profundo sobre la vida anímica del niño y también –y esto es poco conocido- sobre el ritmo fisiológico de los órganos, transmitido al cuerpo por el placer de vivir propio del niño”. 1
En los primeros siete años se estabiliza el ritmo día-noche (circadiano) y recién en la edad escolar el niño empezará a vivenciar la extensión de un período día/noche. Y con el ritmo del colegio se va haciendo consciente el ritmo de la semana.
Todos los procesos vitales tienen un determinado esquema temporal y este ritmo influencia los procesos espaciales. La figura corporal de los seres vivientes es un resultado de procesos temporales. Solo podemos comprender el principio ‘vida’ a través del estudio del ritmo, de los procesos temporales. En los minerales el tiempo está como detenido, va a una velocidad que no percibimos. Recién en el mundo vegetal, donde se manifiesta la vida por primera vez, aparecen procesos de crecimiento, desarrollo e involución. “La estructura básica de la configuración temporal del organismo es la estructura del ritmo”.
Vamos a observar los ritmos que corresponden al ser humano y a destacar su importancia para el desarrollo saludable y la conservación del equilibrio entre salud y enfermedad. Lo primero es recordar que el ser humano tiene tres grandes ámbitos, cada uno con su ritmo: para el polo de la cabeza los ritmos son de onda corta; para el tórax, de onda media, y para el ámbito metabólico-motor de onda media y larga. La salud vive en el ritmo, depende del ritmo. Medicina y re-medio están relacionados con la vía del medio, del equilibrio. Y para lograr el equilibrio es necesario el respeto de los ritmos.
1. B. Rosslenbroich. La organización rítmica del ser humano. Ed. Antroposófica, Bs. Aires. 2008.