La historia de Juniper, un emprendimiento local que juega duro en las grandes ligas.
Una empresa que nació en el barrio San Javier de Medellín, muy cerca del Graffitour, se ganó en marzo de este año dos de los premios más codiciados por las productoras de destilados en el mundo, en el San Francisco World’s Spirits Competition: en la categoría ready-to-drink, doble medalla de oro por el primer gin & tonic colombiano, y la medalla de plata por el Hard Seltzer Açai, inspirado en un producto de la zona amazónica. En la página del concurso aún es posible encontrar la calificación del jurado: “Hecho en Medellín, Colombia, este gin & tonic es crujiente, limpio y clásico, justo como debe ser…”.
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Se trata de Juniper, un emprendimiento que nació en 2015 de manos de Juan David Zapata y Andrés Tobón, y que ofrece ahora un catálogo de cerca de 20 referencias, entre aguas tónicas y cocteles embotellados, con una mezcla inusitada de sabores.
“Nunca antes un producto colombiano había ganado este reconocimiento, que es el mejor de la categoría a nivel global, doble medalla de oro”
Según cuenta Juan David, ahora director creativo de Juniper, la idea le empezó a dar vueltas a partir de su trabajo como bartender en Medellín, un oficio que aprendió a partir de una propuesta de la empresa Diago: “Yo era estudiante de Ingeniería Industrial en la Universidad de Antioquia, y conocí un curso denominado Learnig for Life, que Diago ofrecía a jóvenes de escasos recursos”. A partir de ahí, nació una pasión que lo ha acompañado durante los últimos 11 años de su vida, y lo llevó al lugar donde se encuentra ahora. En 2018, Diago lo eligió como uno de los 10 mejores bartenders del mundo, en el World Class, en Berlín, Alemania.
Ingredientes locales
El gin & tonic ganador del premio en San Francisco es una bebida embotellada de 10 grados de alcohol, preparado con ginebra Tangerine, y con la tónica creada por Juniper, a base de enebro, quinina, azúcar de caña y cítricos.
“Nosotros fuimos pioneros en Colombia en hacer bebidas con agua tónica”, dice Juan David. “Fuimos pioneros en sabores, tendencias y marcas, cuando el boom del gin & tonic apenas estaba arrancando. Abrimos ese mercado para muchas otras empresas”.
La capacidad creativa los lleva a experimentar con productos nacionales e importados. “Tenemos productos que llevan hasta 10 ingredientes, como nuestra rose cider natural. Contamos con cerca de 90 sabores, combinados de diferentes formas”.
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En el sitio de venta de Juniper en La Milla de Oro, en El Poblado, se mezcla el enebro europeo con el açai de Cimitarra, Santander; la vainilla fragante de Bahia Solano, Chocó; el jengibre de Urabá, el cardamomo de Jericó y la miel de abejas de los Montes de María. En la vitrina está la variedad de aguas tónicas –Elderflower, Coconut, Ginger Beer, Lemongrass…– al lado de los cocteles Paloma, con mezcal y toronja rosada, y Moscow Mule, preparado con Vodka Smirnoff.
La empresa ha dado trabajo fijo a 22 personas, pero muchas más, en lugares remotos de Colombia, reciben la influencia de Juniper. “Compramos productos locales, al precio justo, a nuestros campesinos”, dice Juan David. No importa que, en muchas circunstancias, el ingrediente nacional sea más costoso que el importado, y esto repercuta en el costo del producto. “Es una invitación que hacemos al consumidor para que entienda que nos interesa apoyar a estas personas”.
Es el espíritu de una empresa que nació en la comuna 13 de Medellín, y que ha salido airosa a conquistar el mundo.