“Lo peor de las pestes no es que mata los cuerpos sino que desnuda las almas y ese espectáculo puede ser horroroso” (Camus).
La convivencia en edificios y conjuntos residenciales plantea muchos retos de distinta índole que la mayoría de las veces somos capaces de manejar sin conflictos y de manera individual cuando existen condiciones que pudiéramos llamar basales y no excepcionales en nuestras distintas maneras de vivir la vida.
Surgen entonces varias preguntas obligadas en estos tiempos de pandemia: ¿Cómo convivir, o mejor, cómo sobrevivir en los tiempos covídicos? ¿Cómo contribuir todos a que no sea cierta la frase de Camus de que la peste nos puede matar, pero que también nos puede enemistar de nuestros vecinos y amigos? ¿Cómo hacer que en todos nosotros brote el heroísmo silencioso de la solidaridad y la ayuda al otro?
Doy a continuación algunas sugerencias desde mi óptica de médico, epidemiólogo y vecino:
1. Convivencia
Todos los habitantes de un edificio o copropiedad debemos respetar las normas básicas de prevención tantas veces dichas, pero no por eso aplicadas: lavado frecuente y prolongado de manos con jabones que hagan espuma, no tocarnos la cara ni mucho menos el tapabocas que debe estar colocado firmemente sobre nariz y boca y retirarlo tomándolo por los elásticos, disponiéndolos en bolsas cerradas cuando se boten, evitando el contacto con superficies y objetos potencialmente contaminados, no haciendo corrillos, manteniendo por lo menos 1.5 metros de distancia entre una y otra persona, no haciendo uso de las áreas comunes, etcétera. Ver a un vecino cumpliendo estas normas da seguridad al grupo de que tenemos una real preocupación no solo por la salud personal sino por la grupal.
2. Salud
Cada habitante de una copropiedad debe mantener un contacto estrecho con su médico personal amigo o con las líneas institucionales de ayuda para comentar cualquier situación que se considere anómala o de alguna importancia. Todos debemos hacer una toma juiciosa de nuestras medicinas para evitar consultas presenciales en momentos en que la red médica está colapsada o muy concurrida. En la medida de lo posible asegurar un stock de las medicinas que se toman para evitar tener que salir cada semana o quincena a conseguirlas. Un buen control de la diabetes, la hipertensión, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o cualquier condición que se padezca es fundamental. Si nos contagiamos (los expertos calculan que tarde o temprano el 40 % a 70 % de nosotros entraremos en contacto con el virus a pesar de todas las medidas de precaución) y así evitamos tener que ser llevados a una clínica u hospital abarrotados de enfermos por el virus y al regresar a la copropiedad, aumentar la inseguridad sanitaria del colectivo.
3. Actividad física
Sugiero que todos debemos tratar de mantener una condición cardiorrespiratoria adecuada, bien sea con el uso de los aparatos o equipos que se tengan en casa o con las caminatas que se puedan hacer dentro de los apartamentos. La invitación es que cada uno de nosotros de acuerdo con su momento vital haga caminatas diarias de uno a dos kilómetros, que nos mejoren la probabilidad de sobrevivir si llegamos a una unidad de cuidados intensivos. Si vamos a salir a un patio o a un área verde se debe recordar que hay que limpiar la suela de los zapatos y lavar la ropa empleada en la salida cuando se regrese a casa para evitar contagios.
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4. Comunicación
Sugiero que cada grupo familiar de una copropiedad se reporte dos veces al día al grupo dispuesto de una red social mediante un mensaje corto que diga “apartamento 202, OK” o si fuera del caso “apto 202 con gripa”, etcétera, para que todos mantengamos una vigilancia virtual de las condiciones de salud de los vecinos y poder así auxiliarlos rápidamente en caso de necesitarlo.
5. Personas que vivan solas
La administración de cada copropiedad debe recibir de cada uno de nosotros los siguientes datos para ella proceder a elaborar un documento que sea de conocimiento de todos: nombre completo, número del apartamento, contacto telefónico de un familiar que viva fuera de la copropiedad, empresa aseguradora de la salud a la cual está afiliada la persona, teléfono de la red de servicios de la empresa de visitas domiciliarias o de salud a la cual se está afiliado, todo esto para que en caso de deterioro de la salud de los habitantes de un apartamento se pueda hacer el contacto adecuado a pedir ayuda médica. Esto es de especial importancia sobre todo en el caso de personas ancianas o que vivan solas.
6. En caso de emergencia
En caso de padecer un proceso gripal se debe llamar a la línea de servicios de la empresa de salud a la cual se esté afiliado y esta le dará instrucciones de cómo proceder; en caso de dificultad respiratoria o de signos de gravedad, si la persona vive sola, se sugiere dejar las llaves a la entrada del apartamento para facilitar la entrada y el auxilio del equipo médico y sugiriendo a sus vecinos o familiares, que aun tomando todas las medidas de prevención de contagio, no deben ingresar al apartamento de la persona enferma.
Por: Oscar Osio Uribe