Uno de los restaurantes más emblemáticos de El Poblado está cumpliendo 25 años. La Cafetiere de Anita ya es patrimonio de Medellín.
Anita Botero no olvida el primer día de servicio. Abrió en una casa en la carrera 33 en Provenza y desde ese día siempre tuvo clientelas. Fue un septiembre, hace 25 años, cuando empezó en el mundo de los manteles. Dejó atrás el derecho y se fue a Inglaterra a estudiar cocina. Regresó y abrió su sueño, un restaurante que hace homenaje a la tradición clásica francesa. Ha sabido actualizarse con el tiempo. Una conversación con una de las chef emblemáticas de la ciudad.
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Han sido 25 años ¿cómo ha hecho para seguir vigente?
Es un reto constante. Creo que lo más importante es que tenemos que estar convencidos del producto que tenemos; segundo, sentir pasión por la profesión; y tercero, saber entender el público al que nos dirigimos. Hemos tenido que ir haciendo cambios para irnos adecuando. Mis clientes hoy son los hijos de quienes venían hace 25 años. Eran niños cuando vinieron por primera vez.
“La Cafetiere es mi estilo de vida, me apasiona, es mi forma de vivir”.
¿Cómo ha sido la evolución?
Una tiene que ser muy disciplinada como chef, tiene que seguir capacitándose, estudiando y aprendiendo. Hay que aceptar las nuevas tendencias, entender los nuevos movimientos gastronómicos. Todo eso cuidando mucho la materia prima y respetando los ingredientes. La idea es que la nuestra sea una cocina que la gente pueda repetir, que quieran volver a una experiencia que se pueda volver cotidiana a través de la memoria y del gusto.
¿Cuál es el secreto?
Trabajar en equipo. Buscamos un trabajo colaborativo.
¿Cómo han evolucionado los proveedores?
Cada vez hay más conciencia en el productor, cada vez cuidan más el medio ambiente. Cada vez tratamos de buscar nuevos productos para siempre, sorprender al cliente. Además, hay más variedad, más disponibilidad de productos.
También ha contribuido con la formación de los comensales.
Para mí es un reto transmitir cultura gastronómica. Cuando yo empecé a ofrecer atún fresco, fue todo un reto porque la gente solo conocía el atún en lata, no eran capaces de comérselo en un término medio; fue cosa de ir educando.
¿Qué ha sido lo más difícil?
Mantenerse vigente y ser un referente. La pandemia fue otro momento muy difícil. Ha habido muchos momentos de angustia, pero La Cafetiere es mi estilo de vida, me apasiona, es mi forma de vivir.
¿Qué significa ser un referente?
Es una responsabilidad grande. Sé que la gente se siente orgullosa de que en Medellín existan sitios como este.
¿Cree que en Medellín hay colegaje entre cocineros?
Yo la verdad siempre he estado un poco aparte del mucho del gremio, me he concentrado en lo mío. Cuando empecé solo estábamos María Adelaida Moreno (La Provincia) y con María somos muy amigas, nos compartimos muchos proveedores y hasta viajamos juntas. También soy muy cercana de quienes fueron mis primeros estudiantes en la Colegiatura.
¿Siempre ha sido docente?
Sí. También con los talleres que doy en el restaurante. Yo pienso que si yo tuve el privilegio de estudiar en una de las mejores escuelas del mundo debo compartir ese conocimiento. Eso fue lo que hice en la pandemia, que grabé una receta diaria durante más 125 días.
Clientela fiel
Anita cuenta que, a diferencia de otros lugares, la suya es una clientela local. “Sabemos cómo atender a cada uno de nuestros comensales”. Y con ellos celebrará el próximo 20 de septiembre en una cena a cuatro manos que tendrá con el cocinero de Rockpool Bar & Grill, Santiago Aristizábal, colombiano radicado en Australia. Será a las 6:30 p. m. Info.: 316 4486883.