JMC, ¿sardino de 21 o anciano de 80? (Parte 2 de 2)

 

JMC, ¿sardino de 21 o anciano de 80? (Parte 2 de 2)

 
 
 

Y mientras tanto, al Dorado en Bogotá lo reforman y contrarreforman, y actualizan el de Cali

(En la columna anterior, disponible aquí, se empezaban a enumerar las evidentes fallas en el diseño y operación del terminal del aeropuerto JMC, a pesar de ser uno de los más recientes de América Latina. Continúa la relación).

 
  ¿Almorzar en el aeropuerto? Si usted está presto a subir 32 escalones, arriba lo esperan dos maravillosos restaurantes de comida rápida. ¿Y no hay más? No, ¡no hay más! Si usted quiere una buena carne, una pasta o una sopa… o si va con ancianos, o con un niño en coche, o es minusválido, deberá contentarse con los pastelitos del piso principal. Y comerlos de pie, o en una de las escasas sillas de madera. Porque mesa no va a encontrar.

¿Comer algo luego de pasar los controles de seguridad? Ya en la sala de espera no hay posibilidad de comer ni beber nada. De acuerdo, las aerolíneas a veces regalan un dudoso café, y pare de contar. ¿Alguien conoce otro aeropuerto de su tamaño con semejante carencia?

¿Locales comerciales? ¿Quién habrá diseñado locales con 2 metros de profundidad (mídanlas si no creen), donde aún las insignes pastelerías trabajan hacinadas? ¿Cuál tienda importante o de cierto prestigio -por ejemplo un buen duty-free- aceptaría funcionar en tales condiciones?

¿Comprar un regalo? Además de las pastelerías, que son afortunada excepción (¡hay 6!), tiene usted a su disposición varias tiendas repletas de baratijas. Ropa exterior china, panties chinos, gorras chinas, carritos y avioncitos de juguete chinos, y un montón de artesanías de sospechosa calidad. ¡Ah!, y en licores, lo que quiera, siempre y cuando sea aguardiente o ron de la región.

¿Y un perfume o un reloj o un vino de calidad internacional? No. Ninguno. ¿Nadie cayó en la cuenta de que un aeropuerto de buen nivel necesitaba tiendas de buen nivel? Como un servicio para los usuarios –por algo todos los demás aeropuertos las tienen- y como una elemental fuente de ingresos para la Aerocivil.

¿Baños? Cierto, funcionan. ¿Pero ven cómo queda una superficie de fórmica barata –la de los lavamanos- luego de 21 años de uso intensivo? ¿Cuándo las cambiarán? ¿Y qué tal el jabón, que casi nunca hay? ¿Y los secadores, que a veces funcionan?

Y mientras tanto, al Dorado en Bogotá lo reforman y contrarreforman, y actualizan el de Cali. Y ni hablar de países vecinos. Casi todos los aeropuertos han sido remodelados recientemente y sí parecen tener en cuenta al pasajero.

Señoras y señores, si no tenemos puerto marítimo, si no tenemos carreteras de primer nivel hacia los puertos o la capital, si queremos atraer más inversionistas, más compradores, que seguramente llegarán y saldrán por avión, entonces al menos, algún día, por favor, tengamos un aeropuerto de primera calidad. Es urgente hacer algo por este pobre terminal si queremos “mantener la caña” de que Medellín pronto será una ciudad de primer nivel internacional.

¡Por el respeto! Como decía la que no respetaron.

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