Por: Juan Carlos Franco
|
||
Viernes 13 de marzo, 5:10 p.m. Circulo por la 34 en sentido norte-sur, y cruzo Los González. La hora del pico y placa apremia. Llueve intensamente. Avanzo 50 metros hasta casi llegar a la nueva mini-glorieta. Huy, ¡vía inundada! Rápida decisión: ¿Seguir o abortar maniobra? Sigo. No era tan profunda, tal vez unos 40 centímetros. No era tan larga, tal vez unos 20 metros. Mientras cruzo, me pregunto ¿qué diablos hace una laguna en plena Avenida 34? ¿Será parte de la ornamentación?
Continúo hacia el sur por el nuevo ramal de la 34, pensando tomar el recién estrenado intercambio vial para subir por Los Balsos. A pesar de la lluvia y del pre-pico, el tráfico parece fluir. Bajo por el citado intercambio y… no puede ser… ¡también inundado! Mucho más profundo, mucho más largo que el anterior. Posibilidad mínima de cruce. Nadie se decide a vadearlo. Todos nos devolvemos. Unos en peligrosísima contravía de más de 200 metros insisten en tomar Los Balsos por el lado de arriba… otros nos devolvemos unos 50 metros y tomamos la 34 nuevamente para seguir bajando, obviamente ya sin posibilidad de tomar Los Balsos hacia arriba. El pico y placa sigue apremiando, ya faltan sólo 5 minutos, pero yo sigo alejándome de mi destino. Finalmente hago el giro por allá en Oviedo y retorno a subir por Los Balsos desde la Avenida. En esas dan las 5:30. Sigue lloviendo… Y me sigo preguntando ¿cómo diablos puede darse semejante inundación en tan bella y flamante obra? Subo lentamente por Los Balsos agradeciendo que la lluvia –al parecer– aleja a los guardas. En clara violación de la norma, llego a casa, impunemente, poco antes de las seis… Es surrealista. Una vía absolutamente nueva, en plena doble-calzada de Los Balsos, en una loma de muy alta pendiente donde el agua lo único que puede hacer es rodar… ¿e inundada? Caramba, ¿cómo lo lograron? ¿No decíamos orgullosos que “loma es loma y lo demás se inunda”? ¿Será posible que nuevamente los constructores de una importante obra vial en Medellín hayan pasado por alto que en esta ciudad llueve, y a veces incluso, muy fuertemente? Aún después del notorio fracaso de Las Palmas, ¿cómo pueden profesionales tan respetables y experimentados (contratistas y funcionarios oficiales) desatender un asunto de tal magnitud? Son previsibles las excusas: Que hay que esperar que la obra se estabilice, que la alcantarilla se tapó, que no esperaban tanta lluvia, que esto, que lo de más allá. Es evidente que, al menos en el aspecto de evacuación de lluvias, estuvo ausente la buena ingeniería. La que sabe prever los fenómenos naturales y calcula y ejecuta obras que los resistan incólumes a lo largo de los años. La que no hace falsos ahorros con sub-diseños o materiales de tercera. Y la que es contratada por una administración municipal responsable y controlada por una interventoría experta y estricta. ¿Será que la nueva Corpoblado, por medio de sus veedurías de obras, podrá revertir esta situación? Mientras tanto, señores conductores, si alguna vez los agarra el pico y placa por un atranque causado por una obra defectuosa, y no consiguen escapar como el suscrito, sírvanse pasar la cuenta a la Secretaría de Obras Públicas o a la Empresa de Desarrollo Urbano. |
||
- Publicidad -