/ Juan Carlos Franco
Ahora que somos ciudad innovadora, ahora que el mundo (o al menos el Citi) nos reconoce por haber instalado metrocables, escaleras eléctricas, bibliotecas, etcétera, ¿qué más podríamos hacer bien innovador? ¿Qué nos quedará faltando?
A ver… busquemos una idea que al mismo tiempo sea necesaria y de alto impacto para Medellín y que ninguna otra ciudad la haya intentado. O si ya lo han hecho, que nosotros podamos entonces hacerla mejor. ¡Mucho mejor!
Y que pueda ser continuada por futuras administraciones… y que involucre de alguna manera a la mayoría de habitantes… y que no cueste una fortuna…y que no necesariamente involucre estrellas de rock o ser sede de grandes eventos.
Una gran posibilidad es la educación. Pero no cualquier educación. Se trata específicamente de educación en tránsito. O mejor, en movilidad. Veamos.
Que en el último año de secundaria, en todos los colegios privados y públicos, se dicte un curso de al menos 10 horas sobre cómo movilizarse y utilizar la infraestructura de la ciudad. Curso que sería ideado, tanto por las mejores mentes de la ciudad en movilidad, como por habitantes comunes y corrientes que caminan o pedalean o conducen por la ciudad.
Comportamiento del peatón: cómo usar aceras, pasos cebras, semáforos, puentes peatonales, etcétera. Comportamiento del ciclista: cómo protegerse del tráfico, respeto en los cruces, etcétera. Comportamiento del conductor: cuáles carriles utilizar, velocidades máximas urbanas y rurales, respeto a peatones, motociclistas y ciclistas, señalización, pasos cebras, etcétera.
De esta manera los ciudadanos, desde su misma adolescencia, aprenden a respetar el tránsito y pueden adquirir conciencia sobre la importancia de respetar las normas y las señales, igualito como hacemos con el Metro. Independiente de si en la vida van a ser solo peatones, o serán motociclistas, o taxistas, o conductores, o si tendrán su propio vehículo.
Que todos los conductores de servicio público (buses, tranvías, taxis, camiones) hagan el cursito antes de que la empresa pueda ponerlos a trabajar en la ciudad.
Que todos los funcionarios nuevos del Municipio, especialmente los que tienen relación con tránsito, movilidad o infraestructura, lo hagan dentro del primer mes de posesión. Y los viejos, ¿por qué no?
Me dirán que no, que eso ya se hace cuando se tramita la licencia. Sí, pero ahí solo enseñan a manejar carro, no a ser buen peatón. Y a muchos no tan jóvenes, eso no nos tocó. Y solo desde hace poco tiempo hay conciencia sobre la importancia del tema. Y además, las cosas se olvidan. Y la licencia es una gestión nacional, con normas generales del Mintransporte, no algo puro, innovador, de Medellín.
Me dirán que eso ya se hace con las fotomultas. En parte sí, pero también ellas solo afectan a conductores, y no dejan de tener carácter punitivo, no preventivo.
Y por supuesto, debe expedirse un carné diferente a la licencia de tránsito, propio de Medellín, expedido por la propia Alcaldía. Que al cabo de un año tengamos 100.000 carnetizados, después de dos años tal vez 300.000.
Y que pueda perderse, con multa incluida, en caso de que sea sorprendido un conductor irrespetando un paso cebra, o un peatón no usando un puente, o un motociclista circulando por la acera para “evitar” la contravía.
Y no es que sea de carácter obligatorio, pero fácilmente podría conducir a una reducción en las primas de seguros de automóviles para uso personal, institucional o de servicio público.
Alcalde, dele, sigamos innovando, sigamos cambiando culturas y mentalidades, ¡qué importa que no sea por un premio o una sede!
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