¿JMC, sardino de 21 o anciano de 80?

No hablemos de asuntos estrictamente aeronáuticos, en los que nuestro aeropuerto más o menos se ha mantenido vigente. Sin duda es seguro para operaciones en condiciones meteorológicas normales. Mereciendo incluso el honor de recibir, hace poco, al famoso A380. Claro que el honor es dudoso, pues no fue escogido tanto por bueno como por poco usado.

Solo vamos a referirnos al terminal, al edificio propiamente dicho. Del que son clientes y usuarios los pasajeros que llegan y los que salen, la gente que los lleva y recoge, los pilotos y azafatas, y claro, muchos empleados del mismo aeropuerto y de los negocios allí instalados.

Lo primero que impacta es la estrechez. En un terreno tan amplio como el que había para trabajar, de todos modos tenía que imponerse la estrechez. La misma que nos hacina en nuestras vías, en nuestras ciudades. Y también se impusieron la incompetencia y la mezquindad. Veamos:

  1. ¿Salas de espera? ¡Estrechísimas! Pregúntenle a los viajeros matutinos a Panamá y Miami. Gente de pie, sentada en el piso… para no hablar de la silletería tan inapropiada. Y de su mala calidad. Y de su peor estado. Pero esa sería otra historia.
  2. ¿Area de emigración? Perfecta para horas de poco movimiento, fatal para horas pico. Y ni hablar cuando la Policía decide hacer requisas manuales detalladas; no hay ni dónde hacer la cola. Claro, si solo son dos máquinas de rayos equis. Pero aún si decidieran poner más, simplemente no cabrían.
  3. ¿Recepción de maletas de vuelo internacional? ¡Los maleteros están afuera de la sala de equipajes! Tú pagas por el carrito y te toca montar las maletas al carrito, bajarlas para rayos equis o aduana, subirlas a la banda, bajarlas de la banda, volverlas a montar al carrito… y allá, a lo lejos, con la gente que te espera, hallarás al dichoso maletero cuando ya casi no lo necesitas, cuando lo más difícil ha pasado. Ah, tampoco se puede sacar el carrito. ¿Por qué será, a propósito, que en este aeropuerto los maleteros no pueden ingresar hasta la sala de equipajes, pero sí en el de Bogotá, lo mismo que en todos los demás?
  4. ¿Salir con maletas hacia el parqueadero? ¡Esta sí es increíble! Reto a cualquiera a que encuentre otro aeropuerto de tamaño medio o grande sin el más mínimo rastro de ascensor para subir las maletas. Defiéndase como pueda, porque es al hombro. Y se quejan de que la gente quiera entrar en carro a recoger pasajeros.

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