¿Cómo cambiamos esos taxis?

  Al menos ya hay señales de preocupación por el tema, ya se habla de licitaciones para reformas profundas. Se espera que al cabo de unos pocos años mucho habrá cambiado al interior del JMC como para que al menos esté al nivel de aeropuertos de ciudades comparables en Colombia y en países vecinos. Claro que al estar en un paquete con otros 5 aeropuertos totalmente diferentes, no será fácil para el JMC obtener las reformas que realmente necesita.

También hay cosas fundamentales para el eficaz funcionamiento que no tienen relación directa con las instalaciones propiamente dichas del aeropuerto: Las vías de acceso y el servicio de transporte público.

Es increíble la mala calidad de los taxis que hoy prestan servicio de transporte desde y hacia el aeropuerto. La mayoría son vehículos viejos que hace tiempo deberían estar fuera de servicio. Claro, hay algunos nuevos. Pero son el modelo más pequeño que se puede conseguir en el mercado. O sea, exactamente lo contrario de lo que requieren sus clientes.

Por definición, el pasajero que llega o sale del aeropuerto va con equipaje. No es un pasajero simple de ciudad que va del Centro a Laureles, necesita más espacio. Y además en nuestro caso es un viaje de al menos 40 minutos por carreteras de alta pendiente, lo cual exige un motor mucho más potente.

Puede que el dueño y el conductor ahorren combustible usando un vehículo pequeño. Pero si se trata de recoger a una pareja que llega del exterior, cada una con dos maletas de tamaño medio, tal como lo permiten las aerolíneas, olvídate. Toca estrecharse, montar al menos una en las rodillas, y aguantar. O tomar dos taxis, lo cual es igualmente ridículo.

Es irónico que en una ciudad repleta de ostentosas camionetas y burbujas no haya una sola que preste servicio público llevando y trayendo pasajeros. Trabajando duro, que para eso fueron diseñadas.

Y con las buseticas la situación no es muy diferente. Es evidente que no son diseñadas para llevar gente con equipaje. Son incómodas e inseguras, a lo sumo apropiadas para circular por la ciudad. Y como siempre ocurre en Antioquia, en su momento fueron lo más barato que se podía conseguir para más o menos cumplir con las especificaciones. Y llenarlas con el máximo posible de sillas pensando solo en sacarles más rendimiento económico.

Sería interesante que el próximo alcalde, a diferencia de todos sus antecesores, asumiera un verdadero liderazgo frente al tema del aeropuerto. Que reconozca su importancia vital como puerta de entrada a Medellín, como primera impresión para viajeros e inversionistas. Ya no es hora de seguir lamentando que está en terrenos de Rionegro o que es administrado (es un decir) por la Aerocivil. ¡Que se note el liderazgo, por favor!

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