Después de esperar un año, finalmente llegó a mis manos un ejemplar de Medellín Sí Sabe, el magnífico libro que consolidó un proyecto de la Alcaldía y que me permitió identificar sitios donde se procesan, preparan y venden comidas con sabor autóctono.
Indica el libro en su introducción que “este proyecto forma parte de la línea de turismo cultural del plan turístico de desarrollo de Medellín, teniendo como objetivo el rescate de la culinaria tradicional colombiana, promocionando diez líneas gastronómicas que permiten a las personas disfrutar de las mejores recetas de nuestra región”.
Estas líneas son: La Reina (arepa blanca, de choclo, mote, rellena o cubierta de delicias); Amarilla (empanadas, pastel de pollo, papa rellena y buñuelos); Azul (pescados, mariscos y crustáceos); Caliente (caldos, sopas y cazuelas); Dorada (panadería, pastelería y repostería); Verde (frutas, salpicón y bebidas no alcohólicas); Roja (carnes y embutidos); Tradición (los clásicos de Medellín que con los años se han convertido en íconos de la ciudad); Vuelta a Colombia (muestra de comidas de distintas regiones del país); y, Café (variedad de cafés de la región).
A través de las magistrales descripciones de Julián Estrada, el lector encontrará perfectamente identificados con direcciones precisas, presentadas en un mapa, los sitios que conforman todas y cada una de las líneas, con claves para encontrarlas.
En términos generales, cada sitio ha sido desarrollado por una persona o familia que por una u otra circunstancia de la vida ha emprendido un negocio independiente e innovador que ha sido exitoso, el cual combinando recetas familiares, en algunos casos secretas hasta hoy día, atrae los paladares de sus clientes, que una vez que lo conocen regresan más de una vez en busca de esos sabores que los remiten a su infancia o a la casa de sus abuelos o a sitios por donde pasaron alguna vez, los encontraron y nunca los olvidaron.
El recorrido esta claramente marcado por los límites geográficos de Medellín y sus corregimientos, visitando por ejemplo San Antonio de Prado, San Cristóbal y Palmitas por el occidente, Santa Elena por el Oriente, la Plaza Mayorista y la Minorista, Laureles, la Floresta, Buenos Aires, el Centro, Provenza, etcétera. Cada uno de ellos ofrece deliciosas opciones enmarcadas dentro de las líneas mencionadas.
Una idea saltó a mi mente mientras desarrollaba este viaje imaginario, cuando recordé que en Santiago de Chile y en Salta la linda en Argentina se realizan concursos anuales para identificar la mejor empanada artesanal que se encuentra en el mercado, seleccionada a través de procesos que toman en cuenta la opinión popular y la de expertos para elegir al ganador, el cual durante un año, y muchos más, ostentará con orgullo dicho galardón.
Me pregunté si con la gran variedad de ofertas que contiene el libro y el magnífico relevamiento realizado por los expertos no pudiera pensarse en algo similar, en un proyecto popular que se realice en nuestro medio y que identifique periódicamente por ejemplo quién ofrece la mejor arepa o el mejor buñuelo, en fin los mejores frisoles, iniciativa que podría darle continuidad al proyecto objeto de esta columna y que contribuiría a la preservación del patrimonio cultural y a partir de él, a enriquecer la gastronomía propia.
La invitación a este viaje obedece a un proyecto de la Alcaldía de Medellín, liderado por la señora Claudia Márquez Cadavid, quien fuera primera dama de la Alcaldía entre 2012 y 2015 y editado por MNR Comunicaciones y Ediciones.
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Buenos Aires, enero 2016.
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