Estamos en época de firmas. Acá tres propuestas de planillas diferentes.
Me atropelló la fama, que jartera. La fama que sólo conviene a propósitos ajenos, estoy hasta las orejas de que me pidan la firma. Quiero volver a ser la misma incógnita de siempre. Compadezco a cantantes, deportistas, actores y demás protagonistas de la idolatría. ¡Qué cosa más engorrosa es la fanaticada! Así sea puntual, como la que me ha estado asediando. (A ustedes también, seguro).
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En parqueaderos, semáforos, zonas verdes, ¡baños!…, aparecen, por arte de birlibirloque, personas que, con amabilidad empalagosa y una tabla con planillas y bolígrafo colgando, se te pegan como lapas y te disparan en el oído una ráfaga de pequeños editoriales sobre revocatorias, candidaturas, sondeos, peticiones; sobre lo que sea, antes de darte el golpe de gracia: firme aquí, donde está mi dedo. Y si no caes como un pollo, adiós sonrisas, eres un pésimo ciudadano.
La verdad, no sé cómo denominar tanto atropello. ¿Democracia invasiva, podría ser?
El caso es que desde la época de las libretas de autógrafos: Del cielo cayó un pañuelo/ pintado de mil colores/ y en el bordito decía/ Fulanita de mis amores, nunca había sido tan solicitada mi rúbrica cuneiforme e ilegible.
Pero como el mal ejemplo cunde, decidí no quedarme atrás y también comencé a recolectar las que más pueda. Con tres propósitos:
Uno: Ponerles bozal a Los 5 Magníficos –los expresidentes-, en vista de que los tapabocas puede que sean muy efectivos para atajar sus aerosoles, pero muy inútiles para atajar su verborrea. Los dardos que se lanzan, ¡madre mía! Pastrana tilda de amigo del narcotráfico a Samper; Samper, de amigo de la pedofilia a Pastrana. Uribe tilda a Santos de traicionero; Santos, de patrocinador de falsos positivos a Uribe. Pastrana y Santos no se pueden ver, Samper y Uribe tampoco. Gaviria salta del amor al odio por los otros cuatro. Y etcétera. (Ortega, muerto de risa en Nicaragua). Deplorable espectáculo, en tiempos en que un sólido liderazgo político es lo que necesita Colombia para salir del fango que le llega al cuello. Así que firmen aquí muchachos, para que si los “ex” no tienen nada constructivo que aportar con sus palabras, mejor se las atraganten. Por su bien y por el nuestro.
Otro: Sacudir el árbol de las precandidaturas para que caiga la hojarasca. ¿Por qué tanta gente sin preparación ni méritos ni experiencia quiere ser presidente? ¿O, incluso, con preparación, méritos y experiencia, pero en campos que nada tienen que ver con el manejo de un país? (¿Gajes del desempleo?) La presidencia de la República no es una ocupación que deba o pueda aprenderse sobre la marcha, lo hemos comprobado. De las 22 laminitas que tenemos hasta hoy para el álbum de Panini, Elecciones 2022, podrían contarse con los dedos de una mano las que justifican llenarlo. Así que, please, aquí donde está mi dedo. Por el bien de Colombia.
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ETCÉTERA: Y el otro, que no por ser el último es el menos importante –Soy el último en firmarte y el primero en recordarte, otra frase célebre de la libreta del colegio- es exigir que tantas verdades agazapadas salgan, de una buena vez, a la superficie. Póngale la firma.