/ Álvaro Navarro
En el mundo los mercados de productores (mercados campesinos) son cada vez más populares. En artículos anteriores he escrito sobre los que he conocido y visitado en Nueva York, Lima, Belo Horizonte, Melbourne y Sídney; su característica común es la alta calidad, frescura y diversidad de la oferta de productos, dando la oportunidad de adquirir productos no tradicionales o que se cultivan en pequeñas cantidades, y que generalmente son cosechados, producidos o procesados unas pocas horas antes de ser puestos a disposición de los visitantes al mercado.
Recientemente me enteré de un mercado dedicado totalmente a productores orgánicos. Se trata de un Mercado Agroecológico promovido desde 2005 por el Jardín Botánico Universidad de Caldas (JBUC), de Manizales, pioneros en la promoción y consolidación de la producción de alimentos libres de pesticidas en ese departamento, el que además cuenta con una red de consumidores incluida en las actividades de formación de la institución.
Según sus promotores, este proyecto busca consolidar una propuesta alternativa para Manizales, no solo desde el punto de vista de la comercialización, sino también desde la reeducación de la sociedad a través del intercambio de los alimentos y otros artículos de orden orgánico. Es además una respuesta a las prácticas actuales de la enseñanza de la agronomía, la que forma expertos en la revolución verde de cultivos intensivos y fuerte uso de agroquímicos, que como una de sus consecuencias puede traer el desplazamiento de pequeños productores que trabajan sus tierras utilizando prácticas ancestrales y con una productividad menor.
El visitante encontrará en este mercado, entre otras cosas frescas, hortalizas, leguminosas, algunas frutas, hierbas aromáticas, pollos levantados en el campo, huevos, encurtidos y mermeladas; según sus promotores sería atractivo una mayor presencia de frutales y sería deseable poder contar con otros productos esenciales para la canasta familiar, como por ejemplo arroz y papas.
Los organizadores trabajan solamente con productores identificados por sus prácticas orgánicas, a los que acompañan directamente en sus fincas o parcelas, impidiendo además que se ofrezcan productos que no cumplan con los requisitos preestablecidos.
El conocimiento entre productores, generado por el mercado, ha facilitado que entre ellos se realice el intercambio de conocimientos y prácticas. El proyecto promueve, además, visitas a las fincas, para fortalecer el mutuo conocimiento entre productores y compradores.
Iniciativas como esta merecen un apoyo total por parte de las instituciones gubernamentales y por todas aquellas personas que son conscientes de las ventajas que para la salud y el bienestar personal trae el consumo de productos de granja cultivados y tratados por personas respetuosas de la naturaleza, y que además estén dispuestas a pagar el costo adicional que esta decisión representa.
¡Ojalá que para los consumidores existieran muchos mercados agroecológicos!
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Buenos Aires, junio de 2015
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