El arte como terapia

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Por: Jorge Alberto Vega Bravo
Imaginemos una planicie nevada, a orillas del mar, con bloques de hielo flotando en la costa y árboles cubiertos de nieve. Es la hora del crepúsculo y sólo quedan áureos resplandores en las nubes. En este paisaje contemplamos a dos mujeres y un ser, un mensajero de otro mundo, que situado frente a ellas, escucha con atención. Una de las mujeres tiene los miembros apretados al cuerpo y exclama: “¡Tengo frío!” La otra dirige la mirada sobre el paisaje, se olvida de las condiciones exteriores, de su propia sensación de frío, y profiere estas palabras: “¡Qué hermoso es el paisaje que se nos presenta!” Su alma está fascinada por la belleza del paisaje helado y de su corazón emana calor.
El sol desaparece, la luz se atenúa y las dos mujeres caen en un profundo sueño. La que había sentido frío entra en un trance tan profundo que podría causarle la muerte. La otra vive en el sueño la repercusión del sentimiento de asombro y siente un calor interior que la mantiene con vida. El mensajero le susurra al oído: “tú eres el arte”. Durante el sueño es premiada con una vivencia espiritual en la que recibe el don de revelar a la humanidad los secretos de las artes. Cuando despierta, contempla nuevamente el paisaje helado y observa a la mujer que casi muere de frío y no disfruta de ninguna experiencia espiritual; comprende que esta mujer representa la ciencia. Cuida de ella y trata de transmitirle su propio calor. Siente que es posible revivir lo casi congelado, si lo que le comunica, la ciencia lo recibe como conocimiento. Vuelve a mirar la aurora y ésta se convierte en el símbolo de lo vivido durante la noche y de sus propias imaginaciones. Y comprende lo que el poeta sabiamente había dicho: “Sólo por la aurora de lo hermoso / entrarás en el reino del conocimiento”. (F. Schiller)
Con estas imágenes revela Rudolf Steiner cómo el arte es la manifestación de lo espiritual encarnado en el mundo. (Cfr. R. Steiner “El Arte y la Ciencia del Arte”). En la sociedad actual el arte es visto como un lujo o como una oportunidad para pocos. En culturas anteriores, hasta el Renacimiento, religión y arte eran inseparables. La pintura, la música, la escultura y la arquitectura eran consideradas actividades sagradas. El desarrollo de las artes a través de los diferentes períodos culturales, puede ser considerado como un reflejo de la cambiante conciencia humana.
La medicina antroposófica busca comprender los fenómenos de la enfermedad en términos de las relaciones entre los cuatro niveles de organización del ser humano: el Yo, el nivel emocional, el cuerpo vital y la estructura física. El propósito terapéutico apunta a influir sobre uno o más de estos elementos para recuperar el equilibrio. El arte opera como un elemento que nos permite modelar el desarrollo de los diferentes niveles de organización del ser humano. Las distintas artes pueden actuar como complemento del tratamiento con medicamentos u otros medios. La terapia con escultura o modelado apunta al fortalecimiento del cuerpo vital y tiene aplicación, por ejemplo, en trastornos psiquiátricos donde la debilidad de los procesos formativos se expresa como una incapacidad para estructurar pensamientos. La pintura terapéutica tiene numerosas aplicaciones y es uno de los fundamentos del tratamiento del cáncer y de las enfermedades degenerativas. El mundo de los colores es el mundo del alma. En el trabajo artístico con pintura el proceso terapéutico se ubica en la armonización del vínculo entre lo psíquico y lo vital, relación que está muy perturbada en el cáncer. Es obvio que la terapia artística no pretende suplantar otros aspectos del tratamiento y actúa como una ampliación del arte de curar.
En varios hospitales de Europa, USA, Brasil, Argentina y Chile la terapia artística forma parte de las herramientas para el tratamiento de enfermedades graves. En Medellín contamos con una terapeuta artística de orientación antroposófica formada en Sao Paulo. Ella acompaña al primer grupo de pacientes con cáncer que trabaja en esta dirección en nuestra ciudad. Es un proceso que ayuda a los enfermos a comprender el sentido de su enfermedad y a enfrentar su destino con claridad. Partimos del concepto de plástica social, que preconiza que “todo ser humano es un artista” y queremos equilibrar el frío de nuestra civilización despiadada y tecnificada con el calor y el movimiento que emanan del trabajo artístico.
“Lo bello es una manifestación de leyes naturales escondidas, las que sin la aparición de la belleza, habrían quedado eternamente ocultas”. Goethe.
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