Como recordarán algunos lectores, hace dos semanas dediqué este espacio a formularle dos preguntas a la STTMED. Una referente al uso de las bermas, otra a los vidrios polarizados. Con la esperanza, tal vez remota, de que mereciera una respuesta.
Para mi sorpresa, la STTMED respondió. Y respondió de manera concreta, oportuna y satisfactoria. Y no solo con un mensaje sino con una visita en persona por parte del Subsecretario de Seguridad Vial y Control, Mario Ramírez.
A continuación, sus respuestas:
Bermas: efectivamente, están diseñadas para la circulación de personas y de vehículos sin motor. Está muy bien caminar, trotar, montar en bicicleta. Pero muy mal meter una moto o un carro por ahí. Estos solo la pueden usar en situaciones de urgencia que les impidan seguir circulando por la calzada principal.
¿Y qué ocurre con un vehículo que sube a 10 Km/h acompañando a un ciclista que va subiendo Las Palmas, con medio carro en la berma y medio en la calzada? No debería invadir la berma, pero bien puede ir por el carril derecho a la velocidad que se le dé la gana.
Incluso podría hacerlo por el carril izquierdo, si fuera su deseo. Porque en Colombia el Código Nacional de Tránsito (CNT) solo regula velocidades máximas. Para nada se mete con las mínimas.
En una carretera con muchas curvas, casi todas en Antioquia, es sumamente peligroso encontrar de repente un vehículo demasiado lento sobre mi propia vía, y si es por la calzada izquierda, ni se diga. Muy fácil golpearlo por detrás y ser uno el culpable.
Mientras no haya nueva versión del CNT –ley aprobada justo el último día del gobierno Pastrana, en 2002–, este peligro evidente seguirá existiendo, pero no se puede sancionar a nadie.
Vidrios Polarizados: en teoría, cualquiera en Colombia puede mandar a polarizar los vidrios de su vehículo, siempre y cuando cumpla algunas normas sobre el grado de opacidad o transparencia. Y que tenga un certificado de la Policía que lo autorice.
En la práctica, medir el grado de opacidad de un vidrio no es fácil. Los hay absolutamente negros, pero de alguna manera consiguen el documento que certifica que su nivel de transparencia es muy alto. Y entonces, ¿qué puede hacer un guarda de tránsito?
Por el momento nos tendremos que acostumbrar a no saber qué va a hacer el conductor del carro polarizado de al lado, pues se vuelve totalmente invisible. Imposible saber si nos vio o no, si nos está dejando pasar o no, si va hablando por celular…
Pero justo por esa misma razón, ese conductor se siente mucho más seguro con el vidrio negro, pues el atracador en potencia no ve quién está adentro, no ve dónde está el bolso con el celular, si lleva cadena de oro o no…
Es decir, el vidrio negro contribuye a la tranquilidad del usuario. Y estar deteniendo y sancionando a los que no tienen el certificado de opacidad, o sí lo tienen, pero es mentiroso, quizá no es la prioridad en una ciudad todavía insegura y con tantos desafíos para la autoridad de tránsito.
Y hay muchas cosas que, aunque necesarias, tampoco se pueden hacer, explica Mario. Por ejemplo, no se puede sancionar más de una vez al dueño de un camión-chimenea, por más reiterado que sea su incumplimiento de las normas. Ni se puede incrementar la plantilla de guardas de tránsito debido a la Ley 617 de 2000. Ni los usuarios pueden mover los vehículos luego de un choque de latas mientras no lleguen los guardas…
En fin, labor difícil y con pocas herramientas, especialmente con una muy pobre y obsoleta legislación de tránsito y movilidad. Y lo peor, con una altísima cuota de indisciplina e indiferencia por parte de conductores y peatones.
Gracias, STTMED. Gracias, Mario.