Está de moda, pero muy de moda, que los antioqueños nos quejemos de todo lo que, evidentemente, nos hacen o nos quieren hacer los demás habitantes de Colombia.
Es algo cultural, común entre sociedades relativamente aisladas. Como si fuera necesario sentirnos víctimas para experimentar nuestra antioqueñidad. Nos convencemos entre nosotros mismos de que los demás están conspirando en contra nuestra, muy probablemente por envidia. O porque ellos, que no son capaces, quieren quedarse con lo que nos pertenece.
Se llenan los periódicos locales de columnas que destilan cólera y exasperación porque “ellos” no nos dejan ser como queremos ser -o mejor, como merecemos ser- nosotros, los que sí podemos y sabemos hacer bien las cosas. Que si no fuera por ese freno, iríamos ya mucho más lejos.
Se condena “el centralismo” y se critica reiteradamente al actual gobierno porque claro, es “bogotano” y “es obvio” que su objetivo es destruir los avances recientes, todos ellos liderados por uno de los nuestros, a quien, a propósito, por qué lo atacan tanto y no le agradecen…
Salen de inmediato a flote aquellas hipótesis que “todo el mundo” da por ciertas, como que somos los que más impuestos pagamos y menos inversión recibimos a cambio (subsidiamos el resto del pobre país), que nos quieren parar el desarrollo para llevárselo todo a Bogotá o quién sabe a dónde, que el Metro de Medellín lo pagamos solo los paisas pero mire y verá que a Bogotá sí se lo regalará el Gobierno Central…
En fin, es la tendencia a elegir el camino fácil, a achacar a los otros la culpa de nuestras desventuras en una actitud reiterada y pueril que, justamente, se atraviesa en nuestro deseo de progresar de manera sólida y continua.
¿Que nos pararon el Túnel de Oriente? Solo por jodernos pues el proyecto ya había cumplido todas, pero todas todas las exigencias ambientales (… Really?…) ¿Que están detenidas las Autopistas de la Montaña? ¡No puede ser! Y solo porque su costo original se triplicó. ¿Que la multa a EPM? ¿Qué les pasa a la Creg o al Gobierno que no corren a modificar la Ley?
Comprobado: Hay una conspiración en nuestra contra, unámonos rápido para que no ocurra. Uribe, vuelve y ayúdanos!
Se llenan los correos electrónicos de propuestas de Antioquia Federal, casi siempre inventadas o enviadas por gente con mucha pasión pero que no tiene ni remota idea de lo que habla. Se imaginan que vamos a ser independientes, nos vamos a quedar solitos y ahí sí progresaremos de verdad, sin tener que llevar a cuestas al resto de Colombia. ¡Trabajen, perezosos!
Ojalá que a esta tierra, a su población y a sus dirigentes les quede el aprendizaje: a estas alturas de la vida, en la segunda década del Siglo 21, las cosas hay que hacerlas bien, muy bien, desde el principio y hasta el final.
El ánimo de crear más empleo, o de cumplir una ejecución presupuestal, o de inaugurar una obra antes de terminar el mandato, no puede llevarnos a tomar atajos, cortar esquinas y pretender que por eso nos aplaudan.
Para terminar, ¡bienvenido el nuevo puente! Impactante obra, de gran beneficio para muchos. Aún así, estaremos pendientes de su efecto sobre Los Balsos, su principal víctima.
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De moda la anti-oqueñidad
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