Hace unos años, en una visita a Borneo, experimenté un asombro culinario que cambió mi perspectiva para siempre. Fue mientras probaba una sopa con hojas verdes que parecían algas como descubrí las hojas de yuca. Este fue mi primer encuentro con la hoja verde nutritiva más desaprovechada en el mundo.
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Mi segundo encuentro con la hoja de yuca fue virtual, mientras escuchaba a la doctora Clara Brandao, una destacada nutricionista de Brasil. Su trabajo reveló una mezcla nutricional que cambió la vida de miles de familias y niños que luchaban contra la desnutrición crónica. Con ingredientes accesibles, cultivables y de crecimiento rápido, la harina de arroz y las hojas de yuca se convirtieron en la esperanza para muchos.
Mi labor en Cocina Intuitiva me lleva a investigar alimentos superpoderosos para desarrollar nuestra línea de productos, o, como cariñosamente la llamamos, La Despensa Biodiversa. Fue aquí donde nos dimos cuenta de algo maravilloso: la hoja de yuca tiene umami, ese sabor especial que realza las delicias culinarias. Soñábamos con ofrecer a las personas la oportunidad de explorar nuevas experiencias culinarias y enriquecer sus platos. Así nació nuestra joya más vendida: la supermixtura de hoja de yuca. Un complemento nutricional y sazonador natural que tiene más del 22 % de proteínas y es rico en micronutrientes.
Ver cómo la hoja de yuca, un superalimento olvidado, es descartada por falta de conocimiento, me hizo reflexionar profundamente. Experimentar la alegría de comunidades agrícolas, como Asocoman y Agromandala, que encuentran nuevas fuentes de ingresos a partir de lo que se solía considerar “desechos”, me llevó a explorar todas las posibilidades de subproductos agrícolas. Del marañón al cacao, se desecha la mayoría de la producción, un derroche inaceptable. Con agricultores comprometidos, estamos transformando sus subproductos en tesoros, desde el zumo de la fruta del marañón hasta la reducción del mucílago del cacao y las cascarillas de su semilla.
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Como productores, transformadores y consumidores, podemos aprender de la sabiduría de la naturaleza. Ella nos demuestra una y otra vez que, en su esencia, no hay basura; todo se utiliza, reutiliza y regenera. La hoja de yuca me llevó a desarrollar nuestro producto más vendido, inspirando a colegas y amigos en restaurantes, desde Pasto, en La Vereda, hasta Cartagena, en Celele, a adoptar este noble ingrediente. Ahora imaginen el impacto si, juntos, reconsideramos, reaprendemos y aprovechamos todos esos ingredientes olvidados: tendremos alimentos que benefician a nuestra microbiota, nuestra salud, los agricultores y la naturaleza.