El comerciante antioqueño Mauricio Cardona, quien vive hace once años en Guayaquil, Ecuador, narró a Vivir en El Poblado los momentos de angustia que han vivido él y su esposa en una de las ciudades en Latinoamérica con más muertes por COVID-19.
Hasta este viernes 3 de abril, las autoridades de salud registran 102 fallecimientos en Guayas, la provincia cuya capital es Guayaquil, incluso más que cualquier país de la región excepto Brasil (en Colombia van 25).
“Se ven los muertos en bultos. Las funerarias no dan abasto. Esto se les salió de las manos a las autoridades”, cuenta con angustia Mauricio, quien desde el 16 de marzo debió cerrar el negocio que le da el sustento diario por la situación en esa ciudad.
El jueves, Mauricio gastó sus últimos ahorros en un mercado que, espera, le dure por algunas semanas, pues la situación en Guayaquil es caótica.
“El gobierno ha prometido muchas cosas, que nos dará alimentación, pero lo más preocupante es que también habrá una epidemia de hambre muy pronto“, asegura.
Mauricio y su esposa viven en el centro de Guayaquil. Desde su casa no se observan disturbios en las calles, pero el temor es grande. Ambos son cristianos, uno de sus discípulos falleció el jueves y 24 horas después el cuerpo aún permanece en su casa, ya que no se encuentran médicos disponibles que den la partida de defunción. “No saben si sacarlo de la casa o ponerlo en la calle”, comenta.
La familia de Mauricio en Medellín está pendiente de su situación, pero es poco lo que pueden hacer por él ante los cierres en las fronteras que no permiten que salga del país.
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