“Me asusta caminar las calles en estos días”

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Y susto por lado y lado, como lo describe Jorge Colorado. Él trabaja en un almacén de cadena, en el área de la calle Colombia y en sus desplazamientos desde y hacia la casa, ubicada en Envigado, por la iglesia Santa Bárbara, no ha dejado de sentir susto en estos 20 días de crisis sanitaria y económica que lleva laborando.

Las actividades de la empresa para la que trabaja hacen parte de las exenciones que aprobó el Gobierno Nacional. No cerraron y por eso ha tenido que ir cada uno de los siete días de la semana, día por día entre Envigado y Medellín. Luego tiene que regresar.

Me da temor por la enfermedad. Vivo con mi mamá, de edad avanzada, tiene 75 años, gracias a Dios sin enfermedades respiratorias, y con dos hermanos”, cuenta Jorge, preso del temor de llevar el virus a la casa.

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Panorama nunca antes visto de la calle 10, en El Poblado.
Panorama nunca antes visto de la calle 10, en El Poblado.

Como si fuera poco, otro temor lo siente en las calles. O por vacías. O por estar con una concurrencia más alta de la que esperaba.

Fíjate bien por dónde caminas…

Por los turnos laborales, los horarios de Jorge no siempre coinciden con los de los sistemas de transporte que requiere para moverse entre Envigado y Medellín y no pocas veces ha tenido que caminar largos trayectos. “No hay para pagar taxi todos los días”, dice. Él entiende que las dinámicas del Aburrá cambiaron, sabe que tiene que ser así, pero no pasa por alto el reto que están viviendo muchos trabajadores en estos momentos.

“Caminar a las 4:30 de la mañana o después de las 8:30 p.m. no deja de dar temor con estas ciudades tan solas. En 20 días y no he visto el primer policía, hay que caminar muy atento, también muy rápido, para que nadie le vaya a saltar a uno en cualquier esquina”.

“Siento temor por el grado de responsabilidad de las demás personas. En estos días una persona, para estornudar, se quitó el tapabocas”

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Y así como se asusta por ver las calles que siempre recorrió ahora tan vacías, le llama poderosamente la atención la alta concurrencia de otras. “El almacén donde trabajo ha tenido lleno el parqueadero; veo gente en el metro y me pregunto si viene de hacer vueltas ¿Dónde? ¿En el banco a las 7:30 p.m.? Veo a muchos usuarios y no les piden carta laboral, ni carné, ni cédula. Veo que no se respetan las distancias. Veo gente como que sale a lolear en pleno riesgo del COVID-19”.

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Jorge no encuentra correspondencia entre la gravedad de la crisis sanitaria que enfrentamos y algunos comportamientos en las calles: “no sé si no saben a lo que nos estamos enfrentando”, cierra.

Por: Juan Felipe Quintero A. [email protected]

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