/ Juan Carlos Franco
No es normal que el sector privado forme equipo con el sector público y con la universidad para acometer proyectos de alto impacto para la ciudad. Lo normal es que los privados se concentren en el crecimiento y la consolidación de sus negocios. Y sí, en la generación de empleo. Y a veces, por medio de sus fundaciones, a desarrollar programas orientados a segmentos populares.
Abundan quienes afirman que los grandes grupos empresariales tienen agendas políticas y que, además de aportar para las campañas, activamente promueven y vetan candidatos a Alcalde de Medellín o a Gobernador de Antioquia.
El hecho es que su participación en los grandes programas de ciudad ha tendido a ser marginal. Tal vez no les nace tener mayor protagonismo. O simplemente no los llaman.
Entonces que grupos como Sura, Argos, Orbis y otros se remanguen la camisa y estén dispuestos a aliarse a largo plazo con la Alcaldía y la Universidad de Antioquia, para liderar un cambio de visión de alto impacto para la ciudad, sí resulta novedoso y esperanzador.
Es lo que está empezando a ocurrir con un nuevo programa denominado Medellín ciudad saludable, recientemente presentado al público tras largo tiempo de maduración.
El programa pretende “crear una visión compartida de largo plazo sobre Medellín como ciudad saludable, sobre la que se deberán acordar las metas, estrategias, programas y proyectos que puedan impactar temas problemáticos de ciudad en el corto y mediano plazo”.
Es decir, pongámonos de acuerdo todos en cómo queremos la Medellín del futuro y, tranquilos, ya verán que ahora sí, entre todos los sectores y fuerzas vivas de la ciudad lo vamos a lograr.
Ciudad saludable, afirman ellos, consiste en “situar la salud en la agenda de las políticas urbanas y no exclusivamente en las acciones de atención y prevención que adelanta el sector de la salud”.
O sea, no se trata de curar sino de prevenir. De que Medellín sea una ciudad más vivible y amable para todos sus habitantes. Que la gente se enferme menos y que haga más ejercicio, que viva con menor estrés, que coma bien y que, claro, se sienta feliz y compenetrada con su barrio y su ciudad.
El programa trabajará sobre 15 aspectos, entre ellos: medio ambiente sano, vivienda digna, acceso a servicios de salud, espacio público, comportamientos saludables, movilidad sostenible, seguridad alimentaria, sana convivencia, trabajo decente, seguridad, etcétera.
Si funciona, es posible que por fin tengamos en Medellín un ente que actúe realmente en pro de la calidad del aire. Hasta hoy es pésima porque nadie se atreve a controlar emisiones vehiculares.
Tal vez con la gran empresa y la universidad al lado la administración sí se atreva a hacer algo. Aníbal deja el motor encendido, pero será Federico quien conducirá el vehículo. ¿Lo querrá hacer?
Se planificará la infraestructura teniendo como centro al ciudadano, no al automóvil. Habrá más aceras y se construirán buenas y amplias desde el principio. Habrá más y mejores bancos de alimentos.
Habrá más parques –incluyendo los del Río, tan controversiales- más canchas deportivas, más gimnasios al aire libre y más equipos para ejercicio en los parques, más senderos y puentes peatonales, más ciclorrutas y ciclovías…
Y ya que están en esas, Federico y amigos de Sura, Argos, Orbis y U. de A., por qué no continuar el legado de Jorge Molina -antiguo presidente de Sura y por muchos años Alcalde verde de la ciudad- designando un Alcalde de “caminabilidad”?
Un cargo ad-honorem para algún ilustre empresario comenzando su retiro, por ejemplo. Que ejerza una veeduría cívica tenida en cuenta por las autoridades para construir o reparar aceras, cebras y puentes peatonales por toda la ciudad.
Ciudad saludable… ciudad caminable…
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