Retos para hacer de este lugar un escenario propicio para la reflexión, la creación y el diálogo.
Las Casas de la Cultura tienen su arraigo en la comunidad. Su fuerza está cimentada en las múltiples voces que en ellas se escuchan.
Es un asunto que tiene que ver con la creación, con la fuerza que da el diálogo, con la posibilidad de evidenciar puntos de vista disímiles. Se habla de concordia, afinidad, debate. Se habla de crecer juntos.
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La Casa de la Cultura de El Poblado, ubicada en el barrio Manila, es un lugar para escuchar esas voces diversas que provocan reflexiones y acciones de distinto orden, así lo explica Juan David Rojas, quien desde que llegó allí, a principios de 2019, se ha propuesto crear redes vinculantes desde dos líneas estratégicas, la formativa y la de fomento.
Antes de la Pandemia decretada por la Covid-19, la Casa tenía un movimiento constante. Sesiones de vecinos, reuniones de artistas de la zona, ensayos de danza y teatro; presentación de espectáculos, exposiciones. Un escenario para el intercambio. El encierro obligado limitó esa relación directa; sin embargo, han ocurrido hechos importantes desde la virtualidad. Juan David señala que uno de sus trabajos tiene que ver con la producción de contenidos que enfatizan en la memoria de la Comuna 14. Si bien la función de estos espacios es dinamizar la movida cultural, también lo es procurar el conocimiento del territorio, siempre desde lo comunitario.
En 2020 se realizó de manera virtual un festival de arte y ciencia, se suscitaron conversaciones sobre lugares poco conocidos y sobre expresiones culturales casi olvidadas y, algunos eventos, como el de Noches Flamencas, se asumieron con nuevas lógicas, con charlas y presentación de videos que los artistas realizaron desde los espacios en los que estaban confinados.
El programa Sabores de El Poblado condujo al hallazgo de recetas de sal y de dulce, platos fuertes, postres, bebidas y curiosidades como el “cofio”, para crear un recetario adobado con la experiencia de los invitados y sus deseos de compartir desde sus fogones. En la virtualidad se han presentado libros, se ha hablado de miedo, literatura, circo, ciencia, identidad y de los siete acueductos comunitarios -video producido por Gatoloko Films- que existen en El Poblado. Se ha compartido con documentalistas y medios comunitarios; con la biblioteca pública del sector, con investigadores sociales y de ciencia, con Explora, con colectivos como Quimikomedia y con grupos de artistas de música, teatro, circo, artes plásticas, danza, entre otros. También se tienen eventos literarios, como el Club de Lectura que conduce Juan David Rojas, y un espacio de postales de algunos barrios tradicionales en lo que se ha llamado El Poblado Popular en Cuarentena, que presenta crónicas del escritor Santiago Rodas.
Retos del 2021
Para este 2021, hasta cuando no se vuelva a una relativa normalidad y los riesgos por la Pandemia se minimicen, la Casa continuará generando contenidos virtuales. Ahora está abierta y con los debidos protocolos se han hecho algunas reuniones de grupos artísticos, se han programado ensayos y clases de yoga para niños y niñas.
Las Casas de la Cultura dependen de la Secretaría de Cultura Ciudadana del Municipio de Medellín y hacen parte de la Red Catul, entidad que agrupa también teatros, Uvas y laboratorios de producción sonora. Las presentaciones generalmente son realizadas por los ganadores de las convocatorias de estímulos de la Alcaldía, por convenios interinstitucionales y por algunos voluntarios y talleristas que quieren dar a conocer sus saberes.
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Juan David Rojas, su coordinador, quien es artista plástico y estudiante de la Maestría en Hermenéutica Literaria de Eafit, llegó luego de estar a cargo del Teatro al Aire Libre de Pedregal. Explica que los programas siguen las líneas estratégicas formativa y de fomento, y de estas nacen las investigaciones de memoria, patrimonio e identidad; las conversaciones entre vecinos y creadores, las funciones artísticas y la formación de públicos, todo pensado en la comunidad a la que pertenece, la Comuna 14, aunque su público llega de distintos lugares de Medellín y el Área Metropolitana.
Un lugar vivo
Su sueño es que esta Casa de la Cultura se convierta en un referente, por tanto, procura un sistema sólido donde lo artístico expanda su influencia y sea foco de conocimiento. Es clave que los habitantes de El Poblado se la apropien, la sientan como suya, como ese lugar de encuentro, pues, para Juan David la idea de la Casa es la de un circuito de acción, pensamiento y reflexión.
La articulación de los artistas, investigadores y gestores es vital para generar las dinámicas que dan sentido a este espacio ubicado en un barrio tan tradicional como Manila, cuya historia, por cierto, está por contarse.
Son 600 metros cuadrados, con tres salones, una oficina, un patio central; dos personas laboran permanentemente y muchas gravitan cerca, proponiendo desde lo virtual y desde la presencialidad. La Casa de la Cultura de El Poblado existe, es un lugar que está vivo.