Recorrido de Vivir en El Poblado por el mundo startup. Para inspirarse y para conectarse. Disruptivos con cuento. Y con caja.
Hoy: Academia Libre.
Les enseñan natación a niños en situación de discapacidad física. Les dan clases de nado sincronizado a estudiantes con síndrome de Down. También hay formación en judo y jiu-jitsu para invidentes e hidroaeróbicos para adultos mayores con dificultades emocionales. Y contribuyen a transformar sus vidas, pero también aprenden de ellos, “de su compromiso, de sus sueños, a pesar de sus historias tan dolorosas”, cuenta Maritza Campos Sáenz, del Club Deportivo Academia Libre.
“Todos los días hay una lección”, y lo dice ella que fue maestra. “No es adecuado elogiar la belleza de una niña que fue víctima de abuso sexual. Creerá que su tragedia es ser linda”, fue un aprendizaje reciente.
Hoy los sueños son otros
Surgieron en Aranjuez, en la Institución Educativa Francisco Luis Hernández, más conocida como el colegio de “ciegos y sordos”. Lo que son las ideas y conectar corazón e inspiración, de administrar la piscina pasaron a dar clases de natación para niños en situación de discapacidad, luego a ganar el Concurso Mujeres Talento y más tarde a exponer su modelo de emprendimiento en México. Ya han pasado diez años y hoy Academia Libre es miembro de la Andi del Futuro.
Maritza habla con tanto orgullo de sus alumnos como de su hija Laura Sánchez, de 33 años, ex nadadora de selección Colombia y hoy presidenta del Club. “En 2009 vimos que los niños de la Institución Educativa no sabían nadar y no tenían cómo aprender. Hoy tenemos más de mil estudiantes, todo porque Laura creyó en la capacidad de autosuperación que tienen los niños y sus familias”, cuenta Maritza.
Contaron con el aval del rector, invitaron a los niños con discapacidad a clases gratuitas, luego abrieron programas para el resto de la población con tarifas módicas y hoy, celebra Maritza, tienen acciones en vidas que aprendieron a soñar: “nuestras alumnas veían el futuro en abrir una tienda o en la prostitución. Hoy los ideales son otros”.
¿San Andrés?: ¡Listo! ¿Quién sigue?
No hay paisa sin un negocio en la cabeza (le digo esto y Maritza me aclara que ella y Laura son de Bucaramanga, luego apunta: “pero llevamos 16 años en Medellín, así que somos más paisas…”), pero esos negocios suelen ser de productos o de servicios, entonces con admiración le pregunto qué la inspiró a recorrer el camino social. “La población vulnerable y además excluida nos tocó el corazón”, responde.
Han firmado contratos con la Alcaldía de Medellín, con Comfama, con la Gobernación de San Andrés Islas y vínculos con Córdoba y con Bogotá, lo que les ha retado a preparar a sus entrenadores a nivel de especialización.
“Nuestros alumnos son personas que viven muy solas en sus casas, entonces el Club es además una oportunidad de socialización. Dios nos puso en esta tarea, es la mejor experiencia de vida que he tenido”, cierra la profe Maritza.
¿Dónde proyectan su futuro?
Soñamos con llevar nuestros programas a otros departamentos del país. Ya estamos en San Andrés y hemos trabajado en Montelíbano, Córdoba. Estamos abriendo más puertas y tenemos otro reto: nuestros niños terminan su bachillerato, presentan muy buenas notas, están llenos de ilusiones, pero no tienen oportunidad en universidades. Conseguirles becas es nuestro nuevo sueño.
Por:Juan Felipe Quintero Arango / juan.quintero@ vivirenelpoblado.com