Entendernos como naturaleza nos ayuda a reclamar la sana relación que debemos tener con el alimento, a trascender la industria de los desalimentos, y acercarnos a las agriculturas diversas, locales y respetuosas.
Cuando pones semillas en manos de niñas y niños, algo poderoso ocurre: para cuidar de la economía de la vida es necesario entendernos como naturaleza, participar activamente en el cuidado del planeta. O por lo menos eso me han enseñado a mí los niños y, por suerte, he podido contarles a otros más. En esta columna de opinión quiero proponerles que nos hagamos una pregunta: ¿cómo podemos promover la alimentación sana, consciente, justa y biodiversa en niñas y niños?
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En mi trabajo como educador alimentario en Cocina Intuitiva me he topado con la miopía que tenemos como sociedad ante la injusticia de la alimentación infantil. Veo meriendas que salen en los colegios todos los días con frituras en aceite vegetal inflamatorio, acompañadas de bebidas de azúcar y anilina que dicen en su empaque “con sabor idéntico al natural”. También veo en la tv, en las franjas infantiles, cómo salen muñequitos y luces de colores invitando a entrar en un mundo mágico de sabores: jarabe de maíz con alta fructosa, harina de trigo refinada, margarina vegetal hidrogenada, tartrazina y Rojo E122.
Según FIAN Colombia, 8 de cada 10 estudiantes consumen diariamente ultraprocesados, mientras sólo 1 de cada 10 comen la cantidad recomendada de frutas y verduras. El 52 % de los adultos y el 30 % de niños y adolescentes en Colombia sufren de sobrepeso, una condición que va más allá de lo estético: el sobrepeso y obesidad son catalizadores de enfermedades crónicas no transmisibles responsables de 1 de cada 5 muertes en el mundo (The Lancet, 2019). Pero esto no me sorprende.
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En la Minuta Patrón, un documento entregado por el gobierno a instituciones escolares donde se determina qué comer y con qué frecuencia, se leen recomendaciones de consumo diario, como: margarina, mojicón, galletas y torta. Por otro lado, la recomendación que dan para frutas y verduras es de solo dos veces por semana. ¿Por qué comer más parva qué frutas y verduras? ¿Con qué fundamentos se hacen estas recomendaciones? ¿Qué tan cierto es que todos los días deben comer azúcar para satisfacer sus necesidades calóricas?
La Universidad Javeriana encontró que el 96.5 % de los mensajes publicitarios en la franja infantil estaban relacionados con ultraprocesados. La Encuesta Nacional de Salud Escolar (ENSE) encontró que 3 de cada 4 niños en edad escolar consumen bebidas azucaradas, una o más veces al día. Según el doctor David Sevran-Schreiber, lo que una persona consumía de glucosa libre en un año en el siglo XIX, hoy lo comemos en un solo día.
Hacernos preguntas poderosas y a veces incómodas nos ayuda a comprender conscientemente las formas en las que debemos interrelacionarnos con el ciclo del alimento. Nos permite acercarnos a los alimentos basados en el planeta. Nos invita a ser cuidadores participativos de la economía de la vida.