No me diga que usted, que maneja tan bien, que siempre acata las señales de tránsito y se vuelve tan cansón de insistirle a su familia sobre la importancia de hacerlo, no se ve todos los días a punto de chocar cuando ingresa en su vehículo a una de las tantas glorietas virtuales que nos han venido instalando desde hace algunos años en Medellín. Especialmente en El Poblado.
Sí, virtuales. Que consisten en un pequeño círculo pintado sobre el pavimento, lleno de rayas y de estoperoles. Bueno, digamos que durante el primer mes son así. De ahí en adelante, y al parecer para siempre, ni rayas ni estoperoles. Defiéndase como pueda.
Ah, y a las dichosas glorietas uno llega de lado, tangencialmente. Entonces uno siente el impulso de seguir de frente. Es que uno siempre había conocido, aquí y en todo el mundo, glorietas bien hechas, a las que se entra de frente. Rebosantes de señales. Y no hay duda de quién tiene la vía.
Decía pues que usted llega con dudas enormes sobre cómo afrontar la dichosa glorieta. Y es que usted es de malas. El día que entra suavecito, buscando de manera civilizada dar su giro a la izquierda, ¡zuas!, le pasa a centímetros la camioneta con vidrios polarizados que cruzó rauda pisando el centro del círculo. Y el hp resulta siendo usted, por supuesto.
¿La razón? Estas glorietas (o “glorietoides”, mejor) son un tipo de cruce nuevo para el público y con muy precaria señalización. Las señales que pudieron haber tenido están borradas o, peor, la gente no las entiende. ¿Cuántos conductores en Medellín saben que un triángulo blanco invertido significa tener cuidado y ceder el paso? Y eso en caso de haberlo visto, ¿no?
¿La solución? Además de pintura duradera y estoperoles bien empotrados (en Medellín esto es entrar al terreno de la utopía, atención), hay que instalar otra clase de señal vertical: un círculo blanco rebordeado en rojo y con letras negras, grandes, que diga simplemente “Uno a uno”.
Las ventajas son obvias. Es una señal clara, perfectamente legible, no implica conocimiento de nada, invita a aproximarse al cruce con precaución y además organiza el tráfico: no pasarían, como hoy, dos o más carros seguidos que provengan de la misma calle mientras usted espera.
Por si fuera poco, influiría en la cultura de respeto por el derecho a la vía de los demás. Y en caso de necesidad podría instalarse en muchos cruces difíciles (con glorieta o sin ella) como reemplazo del semáforo.
Esta señal ya está inventada. Existe en muchas ciudades, aunque por lo general sus glorietas tienden a ser normales, no como las nuestras. Si hace falta en una de esas, con mayor razón en una de las nuestras.
Pero no nos hagamos ilusiones. Nuestras autoridades probablemente dirán que no, que esa señal no está considerada en el código de tránsito, que muy interesante la propuesta pero están obligados a cumplir normas nacionales y por tanto tenemos que seguir con las actuales.
Sería una situación curiosa. Como si las tales glorietas cumplieran alguna norma.
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