/ Juan Carlos Franco
Con frecuencia esta columna se enfoca en identificar y denunciar las curiosidades en las obras públicas y en la toma de decisiones que afectan a El Poblado y la ciudad.
En 2013, entre otros temas, hemos hablado del proyecto de Valorización y sus sofismas; del Túnel de Oriente y su proyectada fila india “bidireccional” de 8 Km; de las peligrosas y mal señalizadas nuevas glorietas de Medellín, a las que no se entra de frente sino de lado; de las ridículas aceras de El Poblado; de la total falta de proyectos de infraestructura vial en el cercano Oriente Antioqueño, y de la inexplicable tolerancia –casi complicidad– de nuestras autoridades ambientales ante las emisiones tóxicas de vehículos. También nos referimos recientemente al puente de guadua cercano a la Biblioteca España, colapsado hace dos meses. Y a la nueva glorieta sobre Los Balsos, vecina a Santafé, que lejos de resolver un problema lo agravó.
Estos dos últimos merecen tratamiento aparte pues… ¡perder es ganar un poco! Veamos: El puente de guadua se diseñó y construyó pésimamente mal y nunca se pudo usar. Ninguna autoridad de Medellín, y menos alguna contraloría, salió a defender a Santo Domingo Savio o Granizal, ni musitó palabra sobre el Sena, que generosamente lo “obsequió” a Medellín. El puente quedó en el limbo. Y en el olvido. Hasta que finalmente cayó por su propio peso.
¿Y qué responde hoy el entonces director del Sena? Que el proyecto no fue tan malo pues “se beneficiaron 350 aprendices”. Y la actual directora regional del Sena también entrega su gozoso parte de misión cumplida por los aprendizajes externos que se generaron por medio de esa “vivencia real”.
Leyó bien, estimado lector. Parecen contentos y orgullosos. ¿Qué habrán aprendido los 350 afortunados alumnos? Acaso ¿cómo burlarse de la comunidad? ¿Cómo malgastar el dinero público? ¿Cómo quedarse callados cuando meten la pata? ¿Les habrán tal vez advertido que debían hacer justo lo opuesto de lo que observaban? Lo anterior, además de tirarse en el arduamente bien ganado prestigio de la guadua como material de construcción.
Y la glorieta de Santafé, ¡todo un clásico! Hace un año la hicieron a la brava, sin estudio previo. Entrecruzaron flujos que estaban separados y, obvio, se volvió un gigantesco obstáculo que afecta gravemente el tránsito por Los Balsos. Subiendo y bajando. La administración anunció la semana pasada que, por temporada alta, fue clausurado el giro a la izquierda subiendo por Balsos, de modo que los vehículos deben desplazarse hasta el siguiente intercambio, arriba del cruce con la 34. O sea, tal como era antes. Esta intervención se presenta como una gran contribución, una solución original e ingeniosa para mejorar la movilidad. ¡Qué curioso! El remedio que nos aplican para época de grandes flujos de tráfico es no usar la glorieta. Que fue justamente construida para mejorar la movilidad y aliviar los grandes flujos de tráfico. Caramba… ¡perder es ganar un poco!
¿Alguien ha escuchado que el Sena o alguna secretaría municipal mencionen que cometieron un error? ¿O que pidan excusas a la comunidad para la que trabajan?
No, por supuesto. Poseen la habilidad -o el descaro- de convertir sus malas decisiones o resultados adversos en aciertos, por los cuales hasta deberíamos estar agradecidos. La verdad se esconde tras un lenguaje azucarado y esterilizado, confiando en la mala memoria y la pasividad legendaria de nosotros, los gobernados.
Maturana, más vigente que nunca… ¡perder es ganar un poco!