Los superalimentos se definen por su potencial para combatir la crisis climática, nutricional y social. En Colombia tenemos tres: la palma seje, el acai amazónico y la palma moriche o aguaje.
Los invito a que reclamemos lo que realmente significa la palabra superalimento. Para esto, intentaré brindarles una mirada más amplia, explorando tres áreas interconectadas y que son características primordiales de los nuevos superalimentos: su potencial para combatir la crisis climática, nutricional y social. En este orden de ideas, vamos a explorar las palmas, una familia de plantas que abundan en nuestro territorio, y que, al contrario de la loco-motora agroindustrial, conservan la fauna y flora, incorporan nutrientes para la salud de todos, regeneran los ecosistemas con su abundante producción de material vegetativo que retorna al suelo, y presentan un potencial de desarrollo económico en armonía con la naturaleza.
1. Palma seje (Oenocarpus bataua)
La primera es la palma seje (Oenocarpus bataua), también llamada milpesos o patawa, que es una especie amazónica distribuida desde Trinidad hasta Perú, y muy utilizada por comunidades gracias a sus múltiples propósitos, entre estos, medicinales. Estudios modernos muestran mucha actividad biológica en frutas, raíces y hojas, algo que ya hace mucho tiempo saben las abuelas: se usa para tratar tos, bronquitis y tuberculosis, y también como tónico para la calvicie y para la piel. Como alimento, su aceite tiene un perfil lipídico y sabor similar al aceite de oliva; su pulpa es rica en vitamina A y fibra prebiótica; y su palmito es una fuente de hidratación y carbohidratos. Es también muy buena para hacer chichas y diversificar el microbioma. Sus hojas y tallos también sirven para criar larvas de mojojoy, un alimento rico en proteína y vitaminas.
2. Acai amazónico (Euterpe precatoria)
El segundo superalimento colombiano es el acai amazónico (Euterpe precatoria), hermano del acai del Pacífico, y distribuido desde Bolivia hasta Guatemala. Sus frutos color púrpura intenso contienen potentes antioxidantes, que no solo nos dan medicina, sino que también son alimento para las aves, roedores y peces. En la medicina tradicional, sus raíces tiernas son utilizadas para preparar un jarabe vitamínico y para contrarrestar la anemia. También como antigripal, antidiarreico, antipalúdico y para la salud oral.
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3. La palma moriche o aguaje (Mauritia flexuosa)
Y el tercero es la palma moriche o aguaje (Mauritia flexuosa), que es una de las más abundantes en la cuenca Amazónica. Esta palma es tan superpoderosa, que en el año 1800 el naturalista Alejandro von Humboldt la llamó “El árbol de la vida” por sus múltiples usos. Su fruto agridulce contiene 20 veces más vitamina A que la espinaca y la zanahoria, el 30 % de su peso son ácidos grasos esenciales no saturados, y contiene altas cantidades de vitamina C y E. Tradicionalmente se le conoce como la ‘Fruta milagrosa para la mujer’, ya que se han encontrado gran cantidad de fitoestrógenos que pueden proporcionar apoyo hormonal, mejorar los síntomas de la menopausia, restaurar la fertilidad, y disminuir el riesgo de cáncer de mama y colon. Sus propiedades antioxidantes e hidratantes pueden minimizar los efectos del envejecimiento sobre la piel, además de suavizar y nutrir el cabello.
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