Me ilusioné mientras revisaba en el Plan de Desarrollo Medellín Futuro lo que la Alcaldía proponía para convertir a Medellín en una ecociudad. Y de un momento a otro me llegó lo del cambio del objeto social de Empresas Públicas de Medellín. Y luego la renuncia de la mayoría de los miembros de su Junta Directiva.
¡Tsunami mental! Tuve que hacer un alto en el camino y ordenar mis ideas. Y llegué a una conclusión temporal: creo que nuestra ciudad carece de líderes, al menos en lo que tiene que ver con la actual administración municipal.
Así, definitivamente pasó a un segundo plano lo que podría significar que Medellín se convirtiera en una ecociudad. No tenía sentido seguir profundizando, pues parece que estos asuntos tan livianos no le interesan a esta Alcaldía.
Y creo entender el porqué, al menos con lo que proponen: hagamos unos kilómetros de ciclovías por acá, unos metros cuadrados de zonas verdes por aquí y otras cuantas obritas acullá. Y listo. Pura cortina de humo, pues suena a demagogia de personas de horizontes estrechos y visiones de corto plazo, ya que a los pocos días de oficializar su mastodóntico Plan de Desarrollo, el alcalde lanzó su idea principal, ir por EPM, y propuso, motu propio, cambiar el objeto social de ésta.
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Lo ha hecho de manera subrepticia, yendo en contravía de las buenas normas, del respeto que debería existir por el código de Gobierno Corporativo, que en su momento se estableció entre la alcaldía de la ciudad, en representación de la comunidad, su verdadero dueño, y las Empresas Públicas de Medellín.
Y que conste que éste no es una camisa de fuerza, no, están establecidas unas
normas de respeto por las competencias de cada una de las partes, con mucho
de sentido común y plena confianza, al menos hasta ahora.
Este orden establecido fue siempre valorado, respetado y bien mirado por las
entidades calificadoras de riesgo, la banca, los contratistas y la comunidad en
general. Ha sido una parte de la fortaleza de EPM. Es que es el deber ser.
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Pero todo esto se ha vuelto trizas hoy, con una soberbia e ignorancia supina
(ignorancia de lo que puede y debe saberse) que no deja de sorprenderme. Por ejemplo, cómo no iban a conocer la forma en que las calificadoras de riesgo iban a reaccionar, es de Perogrullo. Y así pasó, lo hicieron rápidamente, menoscabando los intereses de EPM, y consecuentemente, los del mismo Municipio. Totalmente previsible.
Pregunto, ¿alguien ha visto o leído una sola nota de arrepentimiento del alcalde, de que se equivocó con esta medida?, ¿o qué lo va a analizar? Creo que nadie, sólo ha dicho que luego lo volverá a hacer, con una soberbia que escandaliza.
Y considero que este comportamiento del alcalde no es el de un líder que aglutine, que convoque, que quiera cambiar positivamente nuestra ciudad, que la quiera llevar a las grandes ligas. No, él no parece serlo, pues se comporta como una persona que tiene otros intereses, que tal vez maneja una agenda oculta, de espaldas a la ciudad y su comunidad.
Ya el daño con EPM está hecho, y va a costar dinero y sacrificio retomar su rumbo, y como la excelencia toma tiempo. Ojalá que al alcalde le interese llegar a este punto, pero creo que ni lo va a intentar.
Por: Guillermo Morales Zapata
Ingeniero sanitario. U. de A.
Jubilado EPM