En 2016 un grupo de ciudadanos y ciudadanas protestaba en la 80 a la altura del Club El Rodeo, donde estaba ubicada una gran zona verde que contenía una cantidad importante de árboles y que anteriormente era un espacio del desaparecido Seguro Social.
Allí, aunque algunos dicen que no era un corredor biológico, habitaba también un número importante de especies, principalmente aves. Hoy, años después de dichas protestas, hay un centro comercial y hoy, ese centro comercial está en los ojos judiciales debido a una nulidad de una licencia.
Pero ¿qué está sucediendo con este caso? Pues que un juez declaró nula la licencia de construcción de dicho proyecto. Algo que ya lleva un buen tiempo por las vías jurídicas, hoy tuvo una respuesta en primera instancia, a lo cual, la empresa constructora del proyecto tomará la decisión de apelar y quizá será algo que aún tendrá mucho trecho en los procesos legales, mientras que el centro comercial seguirá abierto (a medias debido a la pandemia).
Lo que me pone a pensar y me motiva a escribir esta entrada son las decisiones que personalmente he tomado y ha sido dejar de visitar centros comerciales desde hace muchos años. Recuerdo en 2017 cuando en un centro comercial que para su construcción tuvo que talar 400 árboles, unos amigos y yo ingresamos con troncos de árboles, vestidos de negro, con un parlante donde sonaban las honras fúnebres y con algunas plantas para regalar.
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Protestamos simbólicamente rechazando ese tipo de actuaciones o proyectos, los cuales nos quitan esos espacios verdes que nuestra ciudad necesita para respirar y darnos una mejor calidad de vida, para convertirlos en lugares encerrados, que si bien una gran comunidad de nuestra sociedad disfruta, trae daños importantes en cuanto a lo ambiental y al exceso de consumo. Pero ese es un debate amplio, donde desde luego respeto las decisiones de esparcimiento de cada una de las personas.
Sin embargo, vale la pena dejar ese cuestionamiento: ¿merecemos más lugares cerrados y de cemento o zonas verdes para compartir con otros seres vivos? Los bosques para las aves no pueden ser de plástico, así como las licencias, permisos y demás procesos no pueden hacerse pasando por encima de la norma.
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En el caso del centro comercial en la 80 con la 70, se habla de un camino que busca la demolición, pero quizá el camino sea la reparación económica o algún otro aspecto. Invito a pensar en que este paro en el camino que el planeta ha traído, nos permita construir una ciudad que piense en todas las especies, no solo en la comodidad del humano.
PD: Hay aún mucho por esperar de este fallo. En Twitter apresuradamente lancé algunos comentarios, pero me parece que el debate es amplio y estar abierto a escuchar otras posiciones sin juzgar previamente, es lo adecuado.
Por: Daniel Suárez Montoya