Como el fumador al que le exhiben de frente en las cajetillas los daños que ese hábito le genera a su salud, tal parece que a muchas personas, por más que se les advierte del riesgo de contraer la COVID-19 si asisten a reuniones sociales, aún cuando sea con los papás o los amigos más cercanos, parece no importarles y pensarán que ese vínculo afectivo los hace inmunes al virus.
El psicólogo y docente Renato Zambrano señala que en diversos estudios, anteriores a la pandemia y en situaciones como la del fumador, este comportamiento ha sido señalado como una percepción del riesgo dividida: ser consciente de que esas conductas son dañinas, pero que son perjudiciales para los demás, no para sí mismos.
“Parece que cuando ven la situación general, tienden a valorar el daño según si es para sí mismos y su grupo cercano, o para los demás”, plantea Zambrano.
El docente y psicólogo acude de nuevo al ejemplo del fumador: “dice que sí, que es malo, pero para él no”.
En sus conversaciones con pacientes de patologías como el cáncer o trastornos psiquiátricos como el trastorno afectivo bipolar, quienes no siguen sus tratamientos pero son conscientes de su situación, Zambrano trata de hacerles entender que no son inmunes, y que si no se cuidan pueden tener perjuicios en su estado de salud.
En el caso de la situación actual, “nos encontramos personas que les dicen a las demás que no salgan, pero ellos no lo aplican. Ellos mismos se dividen, para los demás aplican las normas y recomendaciones, pero para sí mismos no”.
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