Al evitar los desplazamientos, el confinamiento libera tiempo y me ha permitido disminuir la pila de lecturas pendientes. Comparto tres que me han resultado especialmente estimulantes.
Escrita por Deon Meyer en Afrikaans, traducida en más de 20 idiomas, la primera es Fiebre. Nico Storm, el protagonista, tiene 13 años al comienzo de la historia, la misma edad que tenía mi hijo cuando me la recomendó hace un año largo. Un virus Covid ha exterminado alrededor del 95% de los humanos. El planeta es caótico y violento, todavía más que el actual.
A los 14 años, siempre en legítima defensa, Nico ha ultimado ya varias personas. Está conmovido, no llega a traumatizado. Desbordado por sus muchas tareas, el único psicólogo de la comunidad utópica en la que viven ambos, comunica a Nico que han terminado la terapia.
– ¿Así que estoy curado? Casi se queja Nico, un tanto decepcionado. Para él, las citas con el psicólogo visibilizan un acto heroico suyo, son como un “reconocimiento público de una herida de guerra”.
– No, todavía estás loco, pero ser normal es muy aburrido, Nico. Responde el psicólogo quien sabe que la psique de un adolescente es bastante robusta, especialmente cuando la vida cotidiana es una aventura.
Fiebre describe un mundo que se termina, el nuestro, y uno nuevo que nace de sus cenizas.
Mi segunda recomendación se refiere a toda una obra que gana en ser releída a la luz de lo que acontece a partir de la crisis sanitaria mundial.
Se trata del trabajo de uno de los autores colombianos más talentosos, quien, según mi entender, todavía no ha sido valorado como se merece. Maestro de un estilo original y de un sentido del humor desopilante, es un espíritu libre de cualquier atadura. Fiero defensor de los animales y aparente misántropo, a él le encantaría un escenario como el de Fiebre. Malquerido por muchos, por malentendido y malhablado, en su escritura las palabrotas no son pobreza del lenguaje de quien posee pocas palabras. En él, las groserías son poderosos hechizos con raíces en la cultura popular ancestral.
Otras columnas de Fernando Carvajal Sánchez:
- Democracia y prosperidad
- La democracia: ¿una utopía hecha realidad?
- ¿Juventud responsable?
- Educación o castigo
Mi tercera y última sugerencia es un libro que describe y analiza el sistema judicial mejicano, incluidas sus altas cortes. Se trata de Una novela criminal, una investigación literaria honesta, que es mucho decir, rigurosa, casi que académica, dramática, pero muy entretenida… Su autor, Jorge Volpi, se refiere a ella como una “novela sin ficción”. Con arte narrativo cuenta la historia de varios secuestros, siendo el más importante el de la verdad.
Me parece un texto de interés para penalistas, constitucionalistas, criminólogos, politólogos, sociólogos, funcionarios del ministerio público, periodistas, estudiantes de derecho probatorio… Hay en él referencias explícitas a Colombia. Los dos países están atravesados por los mismos fenómenos de arbitrariedad del poder, violencia, corrupción, burocracia y disponen de un sistema con vocación democrática imperfecta, por decir lo más.
Por: Fernando Carvajal Sánchez, confinado en un pueblito ribereño del lago de Ginebra, mayo de 2020.
Gracias a mi padre por su atenta relectura.