Trece hospitales de Antioquia compartieron este miércoles su angustia por la situación económica en la que se encuentran, dadas las instrucciones que les ha dado el Gobierno nacional para limitar sus servicios y darle prioridad a la atención de pacientes con COVID-19, pero que en la actualidad no colma ni siquiera el 50 % de su capacidad instalada, la cual demanda unos costos muy elevados que no son capaces de sostener.
Las entidades que integran el grupo son el Hospital Pablo Tobón Uribe, la IPS Universitaria, los hospitales de San Vicente Fundación, la Clínica del Norte, la Clínica Medellín, la Clínica Universitaria de la UPB, la Clínica El Rosario, la Clínica Cardio VID, la Clínica Las Vegas, la Clínica CES, la Clínica Soma, la Clínica San Juan de Dios de La Ceja y la Clínica del Prado.
Andrés Aguirre, director general del Hospital Pablo Tobón Uribe y vocero de estas entidades, señaló que cuando se activaron los protocolos para atender la pandemia, el Gobierno les solicitó a los hospitales que “nos preparáramos y redujéramos la operación para generar una disponibilidad y recibir a pacientes con COVID-19, camas que estábamos usando pero que eventualmente se iban a requerir”.
En esa tarea, agregó Aguirre, también les pidieron ampliar su disponibilidad de camas, “lo cual hemos logrado con la generosidad de empresas que nos han ayudado con sus aportes“, y dotar a su personal con elementos de protección.
A esto se suman las deudas que desde antes de la pandemia tienen con los hospitales las entidades de aseguramiento que el Gobierno liquidó, como Saludcoop y Cafesalud, dineros que aún no llegan a sus finanzas.
Sin embargo, dos meses después “quedamos en el peor de los mundos, listos para ofrecer la atención, con una capacidad instalada que cuesta mucho, diseñamos procesos seguros, pero que no está generando ingresos, pues solo nos pagan cuando llegan los enfermos”, y estos no están arribando, advirtió Aguirre, quien aclaró que pese a esta situación los hospitales “mantenemos una voluntad indeclinable de servir a los pacientes”.
Mauricio Tamayo, presidente de San Vicente Fundación, sostuvo que “estamos preparados, tenemos toda la voluntad, pero el oxígeno se nos está acabando, los recursos son finitos“.
“Estamos listos pero necesitamos medidas eficaces”
De acuerdo con Aguirre, las deudas que tienen las entidades de aseguramiento con el sector son cercanas a los $15 billones, mientras el Gobierno, durante la pandemia, ha destinado $400 mil millones para distribuir en los hospitales y clínicas de todo el país, “un alivio pero que no soluciona nuestra dificultad”, ya que representa poco más del 3 % del total de la deuda.
A los hospitales les preocupa que cuando llegue el pico de contagios al departamento, “no tengamos los recursos apropiados”. Aguirre expuso que, por ejemplo, el Hospital Pablo Tobón Uribe genera ingresos mensuales de $40.000 millones, pero en las actuales condiciones están obteniendo cerca de $20.000 millones, “y con una ocupación de la capacidad instalada de menos del 50 % vamos a tener serias dificultades”.
Aguirre señaló que los hospitales están listos para atender la pandemia, pero “necesitamos medidas eficaces”. Entre ellas pidieron que el Gobierno les pague una remuneración por disponibilidad, es decir por tener sus camas disponibles así no se estén usando, o que se les condone el aporte de parafiscales, “como se hizo con otros sectores”.
“La telemedicina no resuelve todo”
El grupo de hospitales también advirtieron del riesgo que se genera al aplazar tratamientos de pacientes con enfermedades que requieren un seguimiento más riguroso, y que con telemedicina no es posible hacerlo.
“La telemedicina no puede hacer un fondo de ojo para un glaucoma, no palpa un abdomen en busca de una masa. Eso también hay que considerarlo, la producción no puede caer, hoy pareciera que los hospitales sobráramos”, se lamentó Aguirre.
Lea también:
- Así opera la red de urgencias en El Poblado
- Tiendas y restaurantes le dan vida al barrio Manila durante la cuarentena
- La gastronomía se reinventó a la carrera