Solo las dos guerras mundiales han podido paralizar el mundo deportivo. Hasta hoy. El Covid-19 puso freno a toda la actividad atlética, algo impensado en el mundo moderno.
Los Juegos Olímpicos, la máxima competencia deportiva de nuestro mundo moderno, solo dejó de hacerse en 1916, 1940 y 1944, debido al estallido de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Otra competencia igual de añeja, el Tour de Francia, solo se ha visto interrumpida en dos ocasiones: desde 1915 hasta 1918 y desde 1940 hasta 1946. El Mundial de fútbol, más novel, solo fue cancelado en 1942 y en 1946. Solo una guerra lo había parado.
En este 2020, si existe un mundo que se ha visto afectado por el Coronavirus es el deportivo. Como gran parte de la sociedad, sus raíces han sido tocadas, desde la enfermedad de muchos de los atletas, hasta la cancelación de los eventos, por obvias razones. El virus demostró, que por muy avanzados que estén nuestros estadios, muchas tecnologías que tengamos alrededor del deporte o muchas chequeras millonarias detrás de los escritorios, cuando el mundo exige una pausa no hay con qué atajarla.
Hoy la salud del mundo nos llama a la cuarentena, al aislamiento preventivo, a dejar la calle, los estadios, las pistas y quedarnos en casa. René Higuita fue parte de las cadenas y memes, en tiempos de aislamiento: “Hoy me han mandado mucho esta imagen (Higuita vs Roger Milla en Italia-1990). Si está foto sirve para tomar CONCIENCIA también la voy a utilizar… Primero la salud, si puedes hacer tus cosas desde casa no salgas…”. Hacer como el René de hoy, no salir. Y buscar entre todos, como pasar estos días.
En estos primeras jornadas de aislamiento preventivo, los amigos deportivos tratan de no dejar caer la pelota. Los deportistas montando en redes sociales sus rutinas de ejercicio, con lo que tienen a la mano, y con mascotas y ropa extendida de telón de fondo. Los aficionados, con hashtags como #MiMomentoDeportivo o #LaPeorCamisetademiEquipo, han vuelto tendencia la añoranza, citando a la gente con la que normalmente se habla de resultados y medallistas, y compartiendo tiempo de su encierro.
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Se vienen semanas y días donde todo el deporte que veremos serán partidos de épocas de antaño, análisis de periodistas desde el sofá de sus hogares, y fotos viejas tratando de reconocer quién es el jugador de la camiseta 10, o el ciclista que gana ese embalaje. No habrá más. Es lo necesario, es lo correcto.
Por suerte no vivimos una guerra, no nos matamos unos a otros en un campo de batalla. Pero sí está en nosotros no enfermarnos entre nosotros. Si el deporte para, que solo lo había hecho por bombas y fusiles, ¿los demás por qué no?