Un ritual es un acto con un contenido simbólico especial. Es lo que permite pasar de lo profano a lo sagrado. Por eso, cada cultura y cada religión los mantienen de tiempos atrás. Los rituales conectan al Hombre con situaciones y acontecimientos que marcan su cotidiano y le imprimen carácter. El tiempo toma una dimensión diferente, nos remite al pasado que se hace presente y da una dimensión de infinitud.
Para los griegos, los misterios eleusionios eran las fiestas donde se celebraban las diosas que garantizaban la fertilidad, las cosechas y la prosperidad. Para los chinos, la celebración del nuevo año lunar marca las reuniones familiares, los festejos con rojo y ruidos que ahuyentan el espíritu del mal y atraen el bienestar, la salud y la buena fortuna. Los judíos ritman su vida con los rituales: la circuncisión, el paso de la infancia a la edad adulta, la Pascua y las diferentes celebraciones que recuerdan eventos de su vida como pueblo elegido.
Y si bien dentro de nuestra cultura cristiana los sacramentos son rituales importantes, son las celebraciones de la Navidad y de la Pascua las que más tocan nuestro colectivo. La Navidad ha dejado de lado lo sagrado, y las fiestas han ido invadiendo el sentido del paso de la noche a la luz; el nacimiento de algo nuevo y amoroso en nuestros corazones se ha cambiado por regalos que, siendo muestra de afecto, no son acompañados de la fuerza que deberían manifestar.
La otra gran fiesta que ritma nuestra vida es la celebración de la Pascua. ¡Deberíamos hablar de las Pascuas! La expresión es: ¡Felices Pascuas! Jesús era judío y celebra la cena, la Pascua Judía. Maravillosa celebración que marca la salida de la esclavitud hacia la tierra de la promesa. El cordero, el paso del ángel, e ir hacia el desierto para recibir los mandamientos o las normas que permiten la feliz convivencia. Y, sobre todo, el imperativo de ser libres! Yo soy el Señor que te sacó de la tierra de Egipto del país de la esclavitud. El primer mandamiento del olvidado decálogo es ser libres y remata con no tendrás otros dioses delante de ti. O no tendrás nada que te esclavice! Ni siquiera una idea que te haga esclavo. Ese mandamiento que es La confianza de Dios, es la fuerza del Hombre. Fuerza para el orden, fuerza de realización, sentimiento y sentido de la vida.
Y la otra Pascua, la resurrección. O el sentido de la vida por saber que las tinieblas dan paso a la luz, el inconsciente a la claridad. O que en el lenguaje cifrado de lo sagrado, que el mal fue vencido y que al fin de nuestra vida seremos siempre invitados a la gran celebración. Y que esta vida es solo un paso hacia ella.
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De rituales
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