“Me gusta más el estadio que el fútbol.
O bueno, la combinación estadio-fútbol.
El fútbol solito, sin estadio, es mucho más insulso y soso”. Ese trino, que publiqué hace un par de semanas, desató una conversación con muchos puntos de vista, que hoy se vuelven un escrito.
Con la discusión del nuevo canal, su alto costo y sus contenidos (la mayoría poco novedosos), el estadio cobra más valor. La idea de ir a la tribuna me atrae más que el regreso de la ahora llamada Liga BetPlay, hace unos días. Esperé durante meses el día para volver al Parque Estadio Sur, al que voy con mi grupo de ocho amigos vestidos de naranja. Allá se habla de fútbol, de lo mucho que jugaba Néider Morantes, de la alineación del año del descenso, de la camiseta con patrocinio de marcas ya desaparecidas, y hasta del partido que tenemos en frente. Esas conversaciones me llenan más que un tiro libre de Luis Tipton o una salida en velocidad de Jhoao Rivelino.
No fui el único en mi vereda. La conversación terminó en algunos mensajes de apoyo, paradójicamente por mensaje privado. “Me da mamera (sic) verme un partido que no sea en el estadio”. “En casa puedo ver mucho más fútbol diferente al local”. Y sí, cuando tienes al Liverpool o al Real Madrid a dos canales de distancia, enamorar con el Cúcuta de Sincelejo se vuelve una tarea quijotesca.
En público el trino sí recibió más palo. “El verdadero hincha lo ve por TV, en el estadio, en el celular, por radio”. “No hable bobadas, ¿entonces los que vivimos afuera no nos gusta el fútbol o no somos hinchas?”. Aunque en ambos casos sentía merecida la reclamación, en la tribuna veo mejor el juego, siento mejor el ambiente, hago parte de algo más grande.
Un llamado más raro fue a una inusitada animadversión a ver fútbol en lugares públicos. “A mí no me gusta el fútbol social, de bares y restaurantes. Estadio o mi casa”. “En un sitio público, entre tanta habladera, no dejan ver el partido. Además que le toca a uno contenerse con algunos comentarios”. Ver el partido en un bar es más por el plan que por el fútbol. Como en la tribuna.
Hoy, el producto Fútbol Profesional Colombiano no me atrae, menos para gastar 30 mil pesos al mes. No me llama la atención sentarme frente a un televisor a ver estadios sin terminar, equipos con nombre de una ciudad y sede en otra, clubes que cambian 15 jugadores por torneo. No me da. No hablo de calidad de sus productos, de sus programas, de la tecnología. Simplemente en el factor fútbol me jala más la tribuna. Invitación: fútbol en el estadio.