Este artista se movió bajo el cobijo del Taller de Artes, fundado por Samuel Vásquez. A raíz de su muerte, esta alabanza de la negritud.
Nací en el seno de una familia donde escuché prejuicios racistas. Transformé estos prejuicios y, entre otras cosas, realicé mi año rural en Vigía del Fuerte, población del Atrato medio, con un 80 % de población negra, y logré acercarme al alma de estos seres y reconocer su valentía, su alegría, su dignidad y resiliencia.
Falleció hace poco en Medellín el Negro Billy: así quería ser nombrado este artista, que se movió bajo el cobijo del Taller de Artes, fundado por Samuel Vásquez. Y a raíz de su muerte, esta alabanza de la negritud.
Presto palabras de la semblanza de Vásquez: El negro Billy, la dura dignidad del ébano: “La pertinaz presencia del Negro Billy ha subrayado la oscuridad de Medellín: la de sus noches y la de su racismo… Sería casi invisible si su voz de asombro ante el arte verdadero o de imprecación contra la mediocridad y el fascismo no delatara su presencia. Billy es sinónimo de noche y durante el día la prolonga en su piel. Cambió su nombre bautismal y se quitó el apellido porque los consideraba una imposición blanca. “Han robado nuestros nombres y solo África podría volver a encontrar nuestros apellidos”.
“Casi no se habla de los negros antes de su esclavitud… y no se habla de las culturas negras ancestrales. Es fundamental hablar de diversidad de culturas más que de pluralidad de razas. Las culturas negras constituyen una historia oscura que el blanco no tiene el menor interés de iluminar… Si no hubiesen llegado a América con su ritmo y sus tambores, la música nuestra sería una lamentosa y mísera queja. Sin su influencia no existirían músicas tan ricas como la gozosa y variada música del Caribe, ni el inmenso jazz, ni la música brasilera…”.
“Billy cantaba:
Aunque mi amo me mate a la mina no voy.
Yo no quiero morirme en un socavón.
Y no fue a una mina ni a un estadio ni a una cocina, que son los espacios que se les permiten a los negros que no renuncian a seguir siendo negros. Pero su talento musical, su voz y su cultura musical han sido menospreciados (…) Ante el agresivo menosprecio por su expresión, por su técnica de bajo profundo, el Taller de Artes conformó el Billy Taller 7, para asegurar la continuidad de su trabajo (…) La investigación que hacemos sobre las músicas negras no es una investigación arqueológica (…) Estas músicas son tomadas, en un acto amoroso (…) como una legítima herencia que nos enriquece sin necesidad de autorización expresa en testamento alguno. Una herencia que pervive, se manifiesta y enaltece en la enduendada voz de Billy”.
Que la luz transparente ilumine el camino de Billy y el recuerdo de su negritud transforme nuestras oscuridades.