/ Juan Carlos Franco
Hace poco nos sorprendió algún juez de la República con una decisión que, de un momento a otro, cambia todo. Les exige a los dueños de vehículos nuevos correr a los centros de diagnóstico automotriz (CDA) para que les den certificado de gases. En defensa del sagrado derecho a respirar aire más puro en las ciudades, ¿de acuerdo todos? Imagina uno la fila de vehículos último modelo a las puertas de estos CDA… que estos Audis, Mercedes, Renaults, Chevrolets, Kias, todos emitiendo humo negro, son enviados urgentemente a los talleres locales para hacerles los ajustes que seguramente no hicieron en las fábricas. ¡Ja! No contaban esos fabricantes con el valiente juez, a quien no le tembló la mano para defender la salud de todos los colombianos. ¡Gran patriota! Todo el país protestó, empezando por el propio Ministerio de Transporte. Todos insinuaron –o gritaron– que detrás de esta decisión estaban justamente los dueños de CDA, porque es demasiado obvio el beneficio económico que recibirán. Entre tanto, en Medellín seguimos viendo todos los días, a toda hora, por todas las vías, muchísimos buses y busetas, camionetas y automóviles, viejos y no tan viejos, que emiten humos grises y negros de la manera más insultante, circulando impunemente ante la mirada perdida de todos los agentes de tránsito, del Área Metropolitana, de la Administración de la ciudad, de todo el que pudiendo hacer algo no lo hace. Tal vez podríamos traer a nuestro amigo el juez para que se ponga un uniforme azul e impida el tránsito de estos infractores y les ayude a nuestras autoridades a proteger nuestros derechos. Y hay otro derecho, quizá más fundamental, que es el derecho a caminar por una acera despejada, sin tener que bajarse a la calle. Podemos aceptar, a veces incluso comprender, que en El Poblado haya aceras estrechas. O que de vez en cuando tengan huecos y obstáculos. Qué le vamos a hacer, entre nuestras fortalezas como sociedad nunca ha sobresalido el mantenimiento, y menos el de aceras. Pero nunca podremos comprender ni aceptar que sean las propias autoridades de nuestra ciudad, las propias empresas de servicios públicos, las que llenen de obstáculos nuestras aceras más estrechas instalando postes de energía (¡con sus tensores casi invisibles!), postes de luz, señales de tránsito y otras estructuras. Tampoco es explicable que la Subsecretaría de Espacio Público no tenga idea –ni interés en averiguar, aparentemente– si instalar estos obstáculos es legal o ilegal. Anda ocupada con otros asuntos. ¿Por qué la enorme cantidad de personas que camina por dichas aceras tiene que bajarse a la calle para esquivar postes y tensores? ¿Por qué debe exponerse a tropezar con un tensor casi invisible de noche? O, peor aún, con una señal de tránsito que ya no está pero que deja su “soco” sobresaliendo unos centímetros de la acera como para que todos se tropiecen? Es hora de que EPM retire postes y tensores de las aceras de Medellín, especialmente de las más estrechas. Señores, es hora de llamar a ese juez, contémosle todo. Es hora de interponer tutela defendiendo nuestro derecho a la libre circulación por las aceras de Medellín. A diferencia del otro, este sí es un derecho que de la manera más real nos han vulnerado! [email protected]